«Cuando lo vi, todo cobró sentido»

Para las madres perfectas con imperfecciones, ¡mucho amor, salud y felicidad!

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Victoria Beatriz Fernández Herrera
Victoria Beatriz Fernández Herrera
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14 Mayo 2023
(Ilustración: Martirena)

La idea de concebir un bebé ha rondado mi mente solo en contadas ocasiones. Quizás me paraliza el temor que genera crear a una persona desde cero o aquella meta aún incumplida de alcanzar la total independencia económica; pero, la realidad es que, cuando preguntan, siempre respondo lo mismo: «En unos añitos».

Muchas de mis amigas o conocidas ya cruzaron ese puente y yo, como buena confidente, escucho sus historias y acopio información para el futuro. Casi todas coinciden en lo estresante, doloroso y retador, tanto física como emocionalmente, que resulta el trabajo de parto; no obstante, ninguna muestra síntomas de arrepentimiento.

Conmociones de toda índole acompañan al dolor, las náuseas, la fatiga, el cansancio y los otros tantos malestares que agravan la circunstancia ya de por sí traumática. La ansiedad, el miedo, la impotencia ante la situación y una necesidad imperiosa de apoyo y comprensión plantan bandera en un cerebro cargado de hormonas y un corazón desesperado por conocer el fruto de nueve meses de espera.

Durante las 12, 24, 48 o, incluso, 72 horas que tarda el alumbramiento, todas buscan una dimensión espiritual superior que las proteja, las fortalezca y les permita vencer la hazaña de su vida; y, si por capricho del destino, la gestante requiere una cesárea, pues a lo anterior se suma una incisión quirúrgica en el abdomen y el útero, que atraviesa siete capas del cuerpo humano y necesita de dos a tres meses para sanar.

Cuando por fin lo consiguen, dicen sentir una emoción maravillosamente abrumadora a pesar del agotamiento, la agitación y la adrenalina generada durante el parto. Supongo que, en solo un segundo, la palabra «madre» adquiere significado.

«Lo ponen a tu lado, lo cargas y conoces la perfección; sus diminutos dedos, sus ojitos cerrados, su delineada boca, su piel tan suave; un ser pequeño y vulnerable que añoraste durante tanto tiempo. De la nada, surgen unas ganas infinitas de agradecerle a la vida por este milagro y tu mente borra, casi al instante, las dificultades del embarazo. Cuando lo vi, todo cobró sentido».

A las madres solteras; las casadas; las que también ejercen el papel de padre; las de profesiones muy exigentes; las amas de casa; las que cosen y crean manualidades; las sobreprotectoras; las que buscan el tiempo para arreglarse y mantener su imagen; las que solo viven para complacer a los hijos; las abuelas, las tías, las hermanas, las vecinas que merecen el título de mamá; a todas las celebramos este domingo 14 de mayo. ¡Valientes ustedes!

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