Siempre lo veíamos al lado de Fidel, como una extensión del Comandante. Su figura parecía omnipresente en cada espacio, plaza, calle, campo, ciudad, montaña, municipio, provincia, nación o continente donde estuviera el Jefe. Fiel hasta la muerte. Así fue.
Falleció el General de Brigada de la Reserva José Castro Delgado
En la noche de este miércoles18 de octubre falleció en La Habana a los 86 años de edad, el general de brigada de la Reserva José Castro Delgado, quien durante varios años se desempeñó como jefe de la escolta del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en la Dirección de Seguridad Personal.
De procedencia campesina, desde muy joven se incorporó a la lucha revolucionaria en su natal Manicaragua, provincia de Villa Clara. Se desempeñó en diferentes cargos a lo largo de sus 49 años de servicios en las filas del Ministerio del Interior, con sentido de pertenencia y fidelidad a la Revolución y al Partido.
Por los servicios prestados a la Patria, recibió varias condecoraciones estatales entre las que sobresalen las Medallas por la Lucha Clandestina; Lucha Contra Bandidos; «Olo Pantoja» y «Eliseo Reyes», ambas de primera clase, así como varias distinciones y sellos conmemorativos.
Por decisión familiar, su cadáver fue cremado.
(Fuente: Ministerio del Interior)
Atento a cada detalle, cual gavilán al acecho. Vigilando cada movimiento, emboscando cualquier sorpresa que pudiese comprometer la integridad física del líder de la Revolución, quien fue, quizás, el estadista mundial más perseguido y odiado por todo tipo de enemigos que deseaban su muerte temprana.
Gobernantes yankis, la CIA, la mafia italiana, exesbirros batistianos, la mafia miamense, dictadores como Leónidas Trujillo, terroristas, contrarrevolucionarios, dentro y fuera de Cuba..., lo intentaron todo, ¡absolutamente todo!
Bombas, fusiles, ametralladoras, balas explosivas, venenos en traje de buzo, tabacos, alimentos, lapiceros; corriente en los micrófonos que Fidel acostumbraba tocar; lanzacohetes, emboscadas, asesinos a sueldo, un laboratorio de la CIA dedicado solo a buscar iniciativas para matar a Castro. Nunca pudieron.
Más de 630 intentos de atentados, más de 630 formas de matar, más de 630 maneras, ideas, planes, proyectos para eliminar al Comandante; más de 630 frustraciones, fracasos, golpes de furia, gritos, maldiciones y exclamaciones de «Shit!», seguidos de un fuerte manotazo sobre una mesa.
Y ese «milagro», en muy buena medida, se debe a este hombre, y a los que, como él, no conocían descanso, ni asueto, ni vacaciones. Cada uno en su puesto, en cada anillo de seguridad, cuidando al guía, al líder, al jefe, al padre de todos, a quienes consideró «mi familia».
El general José, como el hermano del Titán, fue un león. Pero, sin necesidad de cabalgar a galope o cargar a degüello para imponer disciplina y demostrar coraje. Solo su presencia y su firme mirada despertaba el más inmenso respeto.
Quizás haya dejado sus memorias o, al contrario, por su gran modestia y discreción, decidió llevarse con él miles de anécdotas y vivencias a la tumba. Pero, no importa, lo más importante es que cumplió con su gigantesca misión de mantener vivo a Fidel y que acompañara a su pueblo y a la humanidad toda durante 90 años en las más duras batallas y victorias.
Ha muerto el general José Castro Delgado, el jefe de los ángeles guardianes del líder de la Revolución cubana. Un héroe anónimo que se ganó con creces un lugar en el sitial de la patria.