Para exigir el cese de una agresión mantenida por más de seis décadas y reforzada al extremo en los últimos años, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que sesionará hoy y mañana en la ciudad de Nueva York, se someterá a consideración de la comunidad internacional el proyecto de resolución titulado «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».
En una condena que desde 1992 alcanza un apoyo mayoritario entre los Estados miembros de la ONU, la mayor de las Antillas enunciará las leyes que mantienen vigente la política, las principales acciones entre marzo de 2022 y febrero de 2023, las afectaciones sobre diversos sectores, las continuas violaciones de los derechos del pueblo cubano, la transgresión de las normas del Derecho Internacional, el impacto extraterritorial de las medidas coercitivas y las prerrogativas del presidente de los Estados Unidos para modificar la aplicación del bloqueo, así como las muestras de solidaridad hacia la isla dentro de las fronteras estadounidenses y a escala global.
Según refleja el informe publicado este año, «la posibilidad de tomar acción en los tribunales estadounidenses ante demandas presentadas al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton, la permanencia de Cuba en la arbitraria Lista de Estados patrocinadores del terrorismo elaborada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la persecución de las transacciones financieras y comerciales del país, la imposibilidad de procesar visas de no inmigrantes en La Habana, la intimidación a las empresas que envían suministros de combustible a la isla, los intentos por frustrar la recuperación del sector turístico tras la pandemia de la COVID-19 y la campaña de descrédito contra los programas de cooperación médica cubana, definen los rasgos actuales más severos de la política hostil de los Estados Unidos hacia Cuba».
El propio documento refiere que del 1.º de marzo de 2022 hasta el 28 de febrero de 2023, los daños económicos ascienden a 4867 millones de dólares, lo que equivale a una afectación de más 555 000 dólares por cada hora.
En el sector de la Salud, la creciente limitación financiera para adquirir insumos, medicamentos y equipos incide negativamente sobre la calidad de los servicios prestados, la tardanza para recibir atención médica especializada y el incremento de la estadía hospitalaria, entre otros efectos.
Cada año, alrededor de 450 niños a los que se les detecta algún tipo de cáncer sufren los efectos del bloqueo por las dificultades para acceder a métodos de diagnóstico y tratamientos, debido a un cerco que los condena, doblemente, sólo por el hecho de haber nacido en Cuba.
Actualmente, unas 20 000 familias cubanas esperan diagnósticos de enfermedades genéticas que no han podido ser atendidas debidamente, porque la tecnología necesaria contiene más de un 10 % de fabricación estadounidense.
La presión sobre la rama de la alimentación y la agricultura impacta de manera directa e impide consolidar la seguridad y soberanía alimentarias, debido a las restricciones de insumos, materias primas, productos químicos y tecnologías para los procesos productivos.
Al amparo de determinados permisos, Cuba puede adquirir ciertos productos agrícolas en los Estados Unidos, con la obligación de pagar por adelantado y sin acceso a créditos, mientras no cesa la persecución a toda fuente de ingresos.
Con un gasto planificado de 1648 millones de dólares para este año, la canasta familiar normada podría pagarse con un tercio del monto de las afectaciones registradas entre marzo de 2022 y febrero de 2023 a causa del bloqueo. Sin embargo, la población ha sufrido inestabilidad, atrasos y fraccionamientos en la entrega mensual de productos básicos, que en ninguna medida satisfacen las necesidades de consumo.
Por su parte, el sector educacional afronta dificultades para imprimir libros, cuadernos, libretas, folletos y otros materiales didácticos; confeccionar los uniformes, mejorar la calidad del mobiliario escolar, importar las baterías de las prótesis auditivas de 920 estudiantes y reparar más de 1000 instituciones educativas. Este último gasto equivale al daño ocasionado por 12 horas de bloqueo.
Como impedimento permanente al avance de la economía nacional, el bloqueo limita las exportaciones —lo cual representa el 37 % de las pérdidas totales registradas entre marzo de 2022 y febrero de 2023— y obstaculiza la recuperación del sector del Turismo, que cerró el año anterior con un 64.6 % de los visitantes previstos y sólo el 37.8 % de lo alcanzado en 2019.
Se estima que de no existir la prohibición a los nacionales de los Estados Unidos de viajar como turistas a Cuba, al menos 1 millón 200 000 estadounidenses vendrían cada año, y la nación norteña se convertiría en el principal mercado emisor de viajeros hacia la isla.
La rama de la biotecnología y la industria farmacéutica también ha resultado severamente afectada, tanto en la investigación como el desarrollo, producción y comercialización. Asimismo, los perjuicios económicos sobre las comunicaciones y la informática, incluidas las telecomunicaciones, privan a los cubanos de una infraestructura adecuada, y mayor acceso a Internet y a la informatización.
El daño conjunto a la industria cubana y el sistema empresarial se calcula en unos 467 millones 750 990 dólares, principalmente por exportaciones no realizadas, reubicación geográfica del comercio, variaciones en las tasas de cambio, afectaciones por el bloqueo tecnológico y escasez de combustible.
El sector de la construcción continúa afrontando dificultades para acceder a tecnologías constructivas más eficientes, ligeras, de menor consumo de materiales básicos y componentes energéticos, y la mayor parte de los daños se concentra en la vivienda, lo que se traduce en escasez de cemento, áridos, bloques, tejas de fibrocemento, mantas asfálticas y carpintería.
El progresivo deterioro de las capacidades de transportación de pasajeros, la baja disponibilidad técnica de los vehículos, los impedimentos para acceder a piezas de repuesto y las limitaciones de combustible evidencian el impacto negativo sobre el transporte. Sólo una semana sin bloqueo permitiría adquirir 206 ómnibus, seis trenes, un avión y un ferry.
Del impacto no cuantificable también habla el informe anual con el que Cuba argumenta la necesidad de acabar con la guerra económica, comercial y financiera más larga impuesta a un país.
El efecto acumulado sobre la percepción del proyecto social cubano, el desencanto, la angustia y la insatisfacción de la población debido a la inestabilidad de bienes y servicios de primera necesidad y otras dificultades materiales; los daños psicológicos que generan los proyectos de vida truncados y la separación de familias en la búsqueda de sus aspiraciones; las pérdidas de vidas humanas como resultado del flujo migratorio irregular entre Cuba y los Estados Unidos o por la imposibilidad de acceder a fármacos y tratamientos para enfermedades progresivas y graves, son algunos de los elementos más sensibles enunciados en el documento y vividos a diario por el pueblo cubano.
Mientras el gobierno de Joseph Biden sigue sin modificar la política de su antecesor hacia Cuba, como prometió que haría en su campaña electoral, y el veto de un país anula la voluntad mayoritaria de justicia, vuelven a alzarse las voces de todas las edades, colores y nacionalidades a favor de la vida, la prosperidad y la felicidad, derechos que por más de 60 años nos han sido «embargados».