«Despojados de sus tierras, expulsados de su propia patria, dispersados por el mundo, perseguidos y asesinados, los heroicos palestinos constituyen un ejemplo impresionante de abnegación y patriotismo, y son el símbolo vivo del crimen más grande de nuestra época».
Harán 45 años de estas palabras de Fidel, en la VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en septiembre de 1979, en La Habana.
Cuba, consecuente con su historia y sus principios, jamás contemplaría, indiferente, un crimen tan atroz, como el que se repite hoy en la Franja de Gaza, impunemente, ante los ojos del mundo.
Los verdaderos pueblos padecen el dolor de otros pueblos, y un sentimiento así es el que moviliza la convocatoria mundial que, para este sábado, 2 de marzo, llama a los justos a tomar plazas en todos los países, a fin de alzar la voz en defensa de los palestinos desplazados hacia un rincón de su propia tierra.
Allí en Rafah, en apenas 42 kilómetros cuadrados, un millón y medio de palestinos parecen condenados a una muerte masiva, luego de las amenazas del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de ordenar una ofensiva contra eso que es hoy casi un campo de concentración.
Como en todos los continentes a la vez, los estudiantes, los jóvenes, las mujeres, los obreros, toda la sociedad cubana, unida, alzará su voz ese día, en las plazas de todas las provincias, como en La Habana, en la tribuna antimperialista José Martí, para exigir que no haya ni una bomba más, que cese ya la masacre en la Franja de Gaza.
La cita es para denunciar esta nueva ofensiva que exterminaría por completo a todo un pueblo, subrayó Osmayda Hernández Beleño, miembro del Secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas; en tanto Reudenys Salas Hartemant, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, convocó a que sea allí, donde inspira un Martí acusador, y se puede emplazar, con la frente en alto, al más grande cómplice y patrocinador del agresor sionista: el Gobierno de Estados Unidos.
Por Palestina, la fuerza de la solidaridad, del amor y de la justicia, son más poderosas que las armas.