«Vamos a organizar la verdad de los pueblos del mundo, y cuenten con Cuba para eso»

En un encuentro con participantes en el III Coloquio Internacional Patria, se dijo que la izquierda puede abrirse paso con un pensamiento más articulado, y a pesar de la embestida imperial.

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Encuentro del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, con participantes en el III Coloquio Internacional Patria.
(Foto: Estudios Revolución)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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20 Marzo 2024

La verdad de los revolucionarios tiene todas las posibilidades de ser defendida con amor, con ternura y con mucha belleza. Porque es la verdad que más se parece al ser humano en su afán por emanciparse y por ser hermano de sus semejantes.

Tal vez esa certeza que inspira a quienes vivimos para romper lanzas por el otro, sea de las huellas que con más luz ha brillado en estas horas del III Coloquio Internacional Patria, que ha tenido como escenario, desde el pasado lunes, a La Habana.

Siempre que la sensibilidad y la inteligencia confluyen en grandes dosis, se produce una inevitable intensidad de las emociones. Así ha vuelto a suceder en la tarde de este martes en el Palacio de la Revolución, cuando la dirección del país dio la bienvenida a protagonistas del Coloquio.

El presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, confesó, al final de una jornada en la cual se escucharon diversas voces, que ellos, los comunicadores llegados a la Mayor de las Antillas desde diversos lugares del mundo, habían provocado en el encuentro una verdadera «carga emocional».

En un intercambio que contó con la presencia de los miembros del Buró Político Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central del Partido, y de Bruno Rodríguez Parrilla, canciller cubano, el jefe de Estado les dijo a los pensadores: «Gracias a todos por estar en Cuba».

En la jornada –en la que estaban presentes el miembro del Secretariado del Comité Central y jefe de su Departamento Ideológico, Rogelio Polanco Fuentes, y el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo Bello–, Díaz-Canel les expresó a los intelectuales: «Necesitamos vernos con ustedes, comunicarnos con ustedes».

El primer secretario del Comité Central del Partido les habló sobre el valor que ha tenido que, en el III Coloquio, se haya reflexionado sobre el tema del nuevo orden mundial de la comunicación, porque «hay que cambiar el orden económico», y eso, dijo, es algo imposible mientras haya capitalismo, neoliberalismo y todas esas fuerzas que responden a la lógica del capital.

En cuanto a los rieles sobre los cuales se mueve la información en el planeta, expresó: «A nosotros no nos queda más remedio que asumir creativamente esas tecnologías». Y esa idea dio paso a su reflexión sobre los dos coloquios anteriores –también realizados en Cuba–, y sobre este tercero que ha sido, destacó, un evento de ternura, de cariño, de compromiso y de dolor, porque todas las ideas están transidas de un afán de justicia.

Ya llegamos a la tercera edición y haremos la cuarta, aseguró el mandatario; y compartió reflexiones sobre los desafíos que plantea el uso de la Inteligencia Artificial –arma de doble filo que implica beneficios a la vez que grandes riesgos–; y trajo a colación el tema de la comunicación comunitaria como camino para hacer trabajos desde el pensamiento de izquierda.

«Estoy de acuerdo con ustedes –dijo a los comunicadores–; tenemos muchos retos, desafíos, pero ya estamos haciendo comunicación». Resaltó que desde la izquierda se generan contenidos a partir de las respuestas ofrecidas por la historia, y se hacen desde lo justo y desde la verdad.

«La narrativa nuestra, como es más honesta, va a impactar más, y va a llegar más», razonó el mandatario, quien recordó ideas nacidas en los coloquios anteriores: entre ellas, la de aprender a defendernos luchando, la de crear nuestros ecosistemas mediáticos, y la de saber que la verdad será siempre revolucionaria.

«Hemos crecido como familia, hoy somos más», dijo el jefe de Estado, quien denunció la gravitación terrible del imperialismo con su plataforma de colonización cultural; y quien hizo referencia a dos sucesos que están conmocionando a la humanidad: el holocausto del pueblo palestino, y la inseguridad para la vida que sufre Haití.

Encuentro del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, con participantes en el III Coloquio Internacional Patria.
(Foto: Estudios Revolución)

«Basta ya de que estén sonando las bombas, tienen que hablar las personas, todos tenemos que levantar nuestras voces», dijo Díaz-Canel, a propósito de los sucesos en Gaza, y Haití, que «está pagando muy caro por haber sido pionera en hacer una revolución.

«Lo que pasa hoy en Gaza y en Haití puede suceder en cualquiera de nuestros pueblos, porque el imperialismo no distingue», afirmó el dignatario, quien hizo énfasis en que ese imperialismo nos desprecia, lo cual lleva a la necesidad de «seguir uniéndonos».

Cuba y la guerra a la cual es sometida por el imperio; un país virtual y otro real por cuenta de la maquinaria mediática que ofrece al mundo la semblanza de un país ardiendo por todas partes; la articulación de un enemigo que fabrica una mentira tras otra. Sobre tales ideas habló el jefe de Estado. «Por el pueblo cubano, nosotros nos tenemos que morir trabajando».

Díaz-Canel aseveró que el pueblo cubano merece de inmediato la prosperidad que anhela, y que le ha sido arrebatada por más de 60 años.

La antesala de una intervención que también abordó las prioridades del Partido para este 2024, estuvo hecha del pensamiento de valiosos intelectuales, en una jornada moderada por la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde.

Fueron escuchadas voces de Nuestra América, de África; y una de las notas más hermosas fue la de Wafica Ibrahim, periodista libanesa, asesora de Al Mayadeen y especialista de América Latina, quien extendió sentidas gracias a Díaz-Canel, por ser el único presidente del planeta que ha liderado una marcha popular en apoyo al pueblo palestino.

El joven activista estadounidense, Manolo de los Santos, agradeció a Cuba por acogerlos en momentos difíciles; y compartió su convicción de que los pueblos son capaces de mover la historia, e incluso pueden convertirse en verdaderos artífices de las nuevas tecnologías. (Alina Perera Robbio)

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