Santiago de Cuba.— El tradicional homenaje a las madres cubanas, este segundo domingo de mayo, no ha prescindido del merecido tributo a la mambisa Mariana Grajales Cuello —progenitora de los Maceo y reconocida como Madre de la Patria—, que se efectuó en horas de la mañana en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia.
Al emotivo acto asistitió una representación del pueblo santiaguero encabezada por la miembro del Comité Central del Partido y su primera secretaria aquí, Beatriz Johnson Urrutia; el gobernador, Manuel Falcón Hernández; otras autoridades políticas, militares y gubernamentales, así como una nutrida participación de miembros de la Federación de Mujeres Cubanas y de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
El depósito de una ofrenda floral, a nombre del pueblo de Cuba, tras la ceremonia que la Guardia de Honor realiza a figuras cimeras de la nación, fue sucedida por muestras de afecto, al tiempo que se colocaron flores a otras heroínas y madres de combatientes que descansan en este camposanto, Monumento Nacional, muy concurrido en tan significativa jornada.
El ímpetu de Mariana Grajales fue inmortalizado en la manigua y también en el artículo La madre de los Maceo, de José Martí, en el que se narra lo acontecido cuando al recibir a su hijo Antonio muy mal herido, y viendo el llanto de las otras mujeres, exclamó: «¡Fuera, fuera faldas de aquí, no aguanto lágrimas»; luego se dirigió a su pequeño hijo Marcos con determinación: «¡y tú, empínate porque ya es hora de que te vayas al campamento!».
Tan elevado sentido de patriotismo, y su ejemplo imperecedero, le hicieron merecedora del título de Madre de la Patria, y es común entre los cubanos comparar a las mujeres, que en sus contextos realizan proezas y se crecen ante las dificultades, con ella, al decir: «es una Mariana de estos tiempos». (José Antonio Portuondo)