Por excelencia, trasladarse hacia una base de campismo se convirtió en la más viable de las ofertas recreativas para millones de cubanos. Desde mayo de 1981 –cuando en Pinar del Río comenzó a funcionar Dos Hermanas–, el objetivo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz de proveer de opciones recreativas durante todo el año, en las cuales el contacto con la naturaleza es primordial, ha evolucionado de lo rústico a lo moderno, y de lo económico a los encarecimientos.
Son 15 empresas y 96 instalaciones –dentro de la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) de Campismo Popular– las que promueven el turismo de naturaleza, y en ese sentido «tienen nuevas motivaciones para la preparación de la próxima temporada de verano, en la que aspiramos a ratificarnos como una de las opciones preferidas de los clientes nacionales, y que esperan recibir unos 600 000 campistas día en la etapa estival», precisó a Granma Déborah María Henríquez Lorenzo, presidenta de la mencionada OSDE.
Historias para contar, disfrutar y aprehender
A 126 kilómetros del occidente de la ciudad de Santiago de Cuba, entre la Sierra Maestra, el mar Caribe y unos cuantos cursos de agua dulce está Río La Mula, que fue la sede de las actividades centrales por el aniversario de Campismo Popular, dados los resultados de la provincia indómita en 2023.
Zureya Castellanos y Javier Rasúa, casados desde 1997, han visitado las seis instalaciones con que cuenta la provincia. «Ahorrábamos durante el año para disfrutar con nuestros hijos, y convidábamos a familiares y amigos. Hasta 2019 fueron muy asequibles los precios, así como los paquetes turísticos. Si queríamos estar cerca del mar, pues reservábamos en Playa Larga (Santiago de Cuba) o Caletón Blanco (Guamá); si preferíamos ríos y montañas, están Las Golondrinas (Contramaestre) y Loma Blanca (Segundo Frente); pero si queremos tenerlo todo –playa, río, montañas–y, de paso, ascender al Pico Turquino, está Río La Mula, en el municipio de Guamá».
De acuerdo con la pareja, las cosas ya no son tan buenas, «en el sentido de la transportación y los precios tanto del alojamiento como de los alimentos». Algo similar opina Yamilé Mateo, que no se queja del trato en Loma Blanca, «pero mi esposo y yo tuvimos que destinar más de 12 000 pesos para compartir con nuestros dos hijos, un verdadero sacrificio que valió la pena».
Precisamente en Río La Mula tipifica lo que debe ser regla, independientemente de las estrecheces económicas por las que atraviesa el país, en tanto el colectivo aprovecha al máximo lo que el entorno les proporciona. Incluso, medios cuya vida útil feneció, encuentran un lugar para embellecer la instalación.
Lo mismo encontramos un tren hecho con troncos de árboles, que un gusano gigante de piedras o un sonajero confeccionado con vasitos desechables. Los frondosos árboles y sombrillitas de guano, rodeadas de sillones rústicos, se alternan con bancos y una jardinería encomiable.
Orlando Camué Viera, con 21 años de trabajo entre Caletón Blanco y Río La Mula, se desempeña como cocinero, fundamentalmente de platos típicos, «tamales –para los santiagueros, hayaca–, cerdo a la avileña y el casco de guayaba se han convertido en mi especialidad, pero el propósito es incrementar las ofertas gastronómicas».
En Santiago de Cuba –como en el resto del país–, los procesos inversionistas marchan sin prisa y con pausas. La mayoría de las instalaciones mantienen los baños fuera de las cabañas –una transformación que debe estar siempre presente en cada plan–, y las condiciones estructurales muestran el deterioro provocado por el tiempo, el uso constante –aparejado a mantenimientos superficiales o defectuosos–, y la desidia de algunos campistas.
No se puede renunciar a las excursiones, al senderismo y a las actividades deportivas y nocturnas, lo que demanda de una mejor preparación de los animadores turísticos. Hay que seguir de cerca el suministro y variedad de los víveres, de conjunto con la gestión de las administraciones para que no falte un jugo y un dulce criollo. Las alianzas con el sector cooperativo-campesino resultan imprescindibles para mantener la vitalidad del servicio.
En la formación de los precios y tarifas –sin crear pérdidas– debe primar el principio de que Campismo tiene que ser, sobre todo, para la mayoría.
La Empresa de Santiago de Cuba exhibe una recaudación por encima de los 42 millones de pesos, y utilidades que sobrepasaron los 16 millones en la gestión de 2023. La estabilidad de su fuerza de trabajo y el aprovechamiento de sus espacios de autoconsumo para reducir costos y elevar la variedad de las ofertas de sus cinco instalaciones, y de la villa internacional El Saltón (Tercer Frente), muestran que hay avances, aunque no suplen las exigencias, siempre crecientes, de la clientela.
Adrián Vázquez Vidueiro, director de la entidad, asume los logros como nuevos desafíos, y pone la satisfacción como prioridad de su gestión. La provincia cuenta con seis instalaciones, cinco campismos y una villa internacional, las que han sido remozadas para lograr un mejor confort para el disfrute de los campistas.
«Para la etapa estival, el pronóstico es que pasen por nuestras instalaciones entre 3 400 o 3 500 vacacionistas por jornada, principalmente en La Mula y Caletón Blanco. Se ha concebido el ascenso al Pico Turquino como una de las modalidades de senderismo, observación de la flora y la fauna, así como visitas a sitios de interés patrimonial, histórico y cultural», reseñó Vázquez Vidueiro.
Una vision de país
Para revitalizar el sector, «está en marcha un intenso esquema de reanimación que incluye acciones de mantenimiento que elevan el confort de los alojamientos, el mejoramiento de los servicios de cafeterías, restaurantes y áreas de baño y el diseño de nuevos productos», aseguró la Presidenta de la OSDE de Campismo Popular.
También es menester acotar que ya se han diseñado «paquetes y productos diferenciados, a los que estamos incorporando senderos, excursiones, caminatas a sitios históricos y otras actividades en contacto directo con la naturaleza», lo que, según Henríquez Lorenzo, responde a las principales quejas y sugerencias de la población.
Igualmente, Gabriel González Malcon, director comercial de la OSDE, apuntó que la intención es «posicionar la juventud como un segmento del mercado que gusta de las actividades al aire libre, y de nuestro producto de historia y naturaleza, a partir de recorridos, rutas y senderos como los ascensos a las principales cumbres de nuestra Isla».
Los novedosos paquetes turísticos –que se proyecta respaldar, con la imprescindible transportación durante los meses de julio y de agosto– contienen «ofertas que buscan hacer más accesibles sus servicios a los ingresos de los noveles, particularmente los estudiantes. En el caso de la gastronomía, se ponderan los jugos, caldosas, dulces y otros productos que aprovechan los recursos endógenos, para abaratar los costes», dijo González Malcon.
En materia de alojamiento, se prioriza «el alquiler de tiendas de campaña, por el módico precio de diez pesos cada pack, y se potencia el comercio electrónico y el empleo del código qr y de las plataformas de pago como Transfermóvil y EnZona, con los consiguientes descuentos», enfatizó el Director Comercial.
Independientemente de las limitaciones objetivas, como es la imposibilidad de garantizar la transportación hacia las instalaciones a precios módicos, se realizan gestiones con el Ministerio de Transporte y las empresas de Ómnibus Escolares en todas las provincias, al tiempo que se establecen alianzas con el sector no estatal.
Igualmente, apuestan por incrementar los huertos para el autoconsumo y se establecen vínculos con el Ministerio de la Agricultura, para acceder a tierras fértiles para el cultivo de viandas, hortalizas y, en un futuro no muy lejano, criar animales.
Campismo Popular asume los retos, inherentes al complejo escenario en el que se desempeña la economía cubana, sin renunciar a que los 365 días del año se materialice la aspiración fidelista de que «las bases de campismo se conviertan en centros de recreación para las familias».(Angela Santiesteban)