«Han sido críticos los análisis de este VIII Pleno partidista, como deben serlos siempre que un militante comunista reflexiona y se expresa sobre los desafíos y posibles soluciones para su país», valoró este sábado en la tarde, en sus palabras conclusivas de la importante reunión, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Al final de una jornada de dos días de intenso trabajo que tuvo como escenario al Palacio de la Revolución, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba dijo a los delegados al Pleno del Comité Central de la organización política: «Los tiempos no son ni de autocomplacencias, ni de inercias que no sepamos romper. Nuestro pueblo reclama resultados, y a ese pueblo nos debemos».
«Las palabras de quienes han intervenido aquí, con la experiencia del trabajo cotidiano allí en la base, muestran las luces, las potencialidades, y la fortaleza de una Revolución que no nació para el pesimismo y mucho menos para la derrota».
«Los convoco -enfatizó el dignatario- a la rectificación como práctica permanente, a enfrentar con voluntad, esfuerzo e imaginación, las tendencias negativas que emergen como la mala hierba en los momentos difíciles».
«La convocatoria ahora es salir al combate, como sabemos hacerlo, como tantas veces en la historia lo hemos hecho, y convertir en hechos palpables y en resultados lo que aquí hemos analizado entre todos».
El Jefe de Estado afirmó que «es ese el mejor homenaje a los héroes y mártires del 26 de Julio, y es la mejor respuesta a nuestro inmenso héroe de todos los días: nuestro pueblo».
En sus palabras de cierre, y al referirse al «querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien está siguiendo en detalle este Pleno», así como a las compañeras y compañeros miembros del Comité Central, e invitados, el Jefe de Estado compartió su certeza de que «este Pleno se ha caracterizado por un amplio debate, participativo, aportador, y donde es apreciable el nivel de identidad que hay entre los temas que se han sometido a debate como parte de la agenda de este Pleno, y los principales problemas que tiene el país».
Y seguidamente hizo énfasis en que tal logro «no es suficiente», porque «hay que actuar y consolidar soluciones que nos aporten resultados en la superación de los complejos problemas que enfrentamos hoy en día».
Esa idea dio paso a que el mandatario trajera a colación un pensamiento del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, según el cual es en los tiempos difíciles cuando sucede que hay quienes se confunden, quienes se desalientan, quienes se acobardan; hay quienes se reblandecen; hay quienes traicionan; hay quienes desertan.
Eso pasa -había dicho Fidel y así lo recordó este sábado el Presidente cubano- en todas las épocas y en todas las revoluciones. Pero también en los tiempos difíciles es cuando realmente se prueban los hombres y las mujeres, había definido el Comandante en Jefe, quien también dejó hermosamente definido, como evocó Díaz-Canel, que «los tiempos difíciles son la mejor medida de cada cual».
El dignatario enunció que, «mirando la actual situación desde la profunda verdad que encierran esas palabras de Fidel, las dificultades cotidianas, tan enormes que a veces parecen insuperables, no son una desgracia: son una prueba de nuestra capacidad para enfrentarlas y vencerlas».
«Yo lo veo de la siguiente manera: cada jornada en la que logramos someter esas grandes dificultades con tesón, con esfuerzo, con creatividad, con talento, con unidad en los propósitos; en fin, cada día de la Revolución en el poder, contra el plan genocida de su enemigo histórico, es un triunfo, y es una victoria».
«Digo más: algo tan aparentemente simple como 24 horas en la vida de esta nación cercada, amenazada, atacada, es otra victoria del pequeño David frente al gigante Goliat; otra confirmación de que sí se puede, como dijo y demostró el General de Ejército en tiempos tan o más difíciles».
El mandatario destacó que «esa es la experiencia de la Revolución cubana y la mejor expresión de su continuidad». E hizo hincapié: «Las ideas y las obras innegables de Fidel, de Raúl, del Che y de todas las mujeres y hombres que con su entrega y su sacrificio trajeron a la Revolución invicta hasta nuestros días, nos inspiran y nos empujan».
«Así se va conformando una línea de acción que estamos convocados a someter constantemente a análisis, para enriquecer, para corregir, y también para desechar lo que fracasa».
«Por supuesto -destacó-, esa línea de acción no da soluciones mágicas, no impacta de inmediato, pero gradualmente va quitándole pedacitos a cada problema, cuando cada uno de nosotros y cada una de nuestras instituciones hacen lo que toca, desde un auténtico compromiso con el pueblo y con la enorme responsabilidad de preservar la Revolución, que es sencillamente preservar sus conquistas y seguir avanzando en el camino de perfeccionar la sociedad, trabajando sin descanso».
El Jefe de Estado resaltó que lo anterior «debe acompañarse de una profunda autocrítica y la crítica constante a lo que hacemos mal o a lo que no da los resultados esperados, rompiendo inercias y rutinas, desterrando el lamento quejoso que paraliza».
«El Partido y sus cuadros tienen la misión de estimular, inspirar, movilizar, comprometer a sus militantes y al pueblo, conscientes de que solo triunfa el ideal que nos involucra a todos. Toca a los cuadros políticos ir a la vanguardia con el ejemplo como estandarte y la convicción profunda de que solo es posible avanzar trabajando duro, con inteligencia, con creatividad, conscientes de que en cada uno de nosotros están las potencialidades para crecer y superarnos».
Y seguidamente subrayó: «El camino está claro: trabajar, producir, crear riqueza, distribuir con justicia social, y retroalimentarnos en el heroísmo cotidiano del pueblo, abriendo espacios para que los jóvenes aporten con su participación activa, entusiasta y siempre revolucionaria, en la búsqueda de cambiar todo lo que debe ser cambiado».
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista recordó que «el país está lleno de trabajadores que en las peores circunstancias están encontrando soluciones». Por eso convocó a todos a tomar «esas valiosas experiencias, que todavía son la excepción», para convertirlas en reglas.
«Les aseguro -expresó- que el país está lleno de personas que inspiran, de genios anónimos de la resistencia creativa, de mujeres y hombres imprescindibles, cuya ejemplar respuesta a las carencias debemos reconocer, estimular y multiplicar. No veo tarea más inspiradora para quienes sentimos en lo más hondo lo que significa representar al Partido Comunista de Cuba».
¿Qué debemos dejar claro en tiempos como estos?
En un momento de su intervención el Jefe de Estado compartió esta interrogante: «¿Qué debemos dejar claro en tiempos como estos?». Y ese fue el punto de partida para que dijese que «en primer lugar, ratificamos la voluntad de avanzar en la construcción socialista».
«Eso significa defender ante todo los intereses y las necesidades del pueblo, la máxima consideración hacia él, la preocupación constante por el pueblo, y preservar las conquistas de la Revolución para ese pueblo; batallar por una economía sana y eficiente, que garantice la justicia social, y el mayor grado de bienestar posible para la población».
«En primer lugar -siguió reflexionando el dignatario- es preciso garantizar un mejor y mayor acceso a la alimentación. La producción de alimentos y el autoabastecimiento son tareas de primer orden, en las que tiene que participar toda la población».
«En las actuales circunstancias, debemos promover la ciencia, la innovación y la agroecología en la producción de alimentos, bajo una premisa política: la voluntad de luchar y de vencer, como vía para salir de las dificultades, contando con la inteligencia de un pueblo totalmente innovador».
En la misma línea de pensamiento el Presidente cubano dijo que «se requiere de un trabajo especial con la juventud y en la formación de nuestros jóvenes. Eso parte de una premisa: tenemos que lograr una formación integral de nuestros maestros y de nuestros profesores».
«Hay que crear y desarrollar conciencia, moral revolucionaria, ver el trabajo en su expresión formadora, como cumplimiento del deber y como la actitud de aportar a la sociedad. Potenciar la defensa del concepto de Hombre y Mujer nuevos, que defendió el Che, con la convocatoria constante de Fidel a defender y enriquecer esas concepciones».
Díaz-Canel hizo referencia a la importancia de «la convicción de que vamos a salir de estas dificultades, como lo hemos hecho siempre, combatiendo, con la misma decisión de Baraguá, del Moncada, del Granma, de Girón, y con las firmes convicciones que nos inculcó el Comandante en Jefe». A eso, dijo, «nos convocó Raúl, y eso es lo que tenemos que hacer».
En sus palabras conclusivas el mandatario recordó y explicó las cuatro prioridades trazadas por el Partido Comunista a inicios del presente año. Sobre ellas, hizo énfasis en que se les han venido dando «sistemáticos seguimientos en los recorridos mensuales por provincias y por los municipios del país, y en diferentes momentos del sistema de las estructuras del Comité Central del Partido».
En otro momento de su intervención el dignatario abordó «la compleja situación del país», la cual «se manifiesta hoy en la inestabilidad para asegurar oportunamente el suministro de productos de la canasta básica; en la inestabilidad en el Sistema Electroenergético Nacional; en la existencia de precios muy elevados, especulativos y abusivos, que limitan el poder adquisitivo de una parte considerable de la población; en las manifestaciones de indisciplina y violencia social y vandalismo, que atentan contra la tranquilidad ciudadana», entre otros problemas.
Esta situación, dijo, «exige implementar de inmediato acciones concretas, bien aseguradas, con el debido control, las que deben ser apoyadas con una adecuada estrategia de comunicación política e institucional».
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista afirmó que «hay que tener un sistema de trabajo»; y habló sobre la necesidad de que «cada acción o medida que nos propongamos implementar» sea tratada «como si fuera un programa o un proyecto, con una adecuada estrategia de presentación a la población, para lograr su comprensión y apoyo, y así la participación».
Habló de hacer «que se cumpla lo aprobado, definiendo bien los objetivos, preparando bien a los ejecutores de cada medida, propiciando el aseguramiento político, material y financiero de su implementación, planteando las acciones con un cronograma de implementación para que no se nos quede en el aire y en el discurso, y sobre todo ejercer el control para las correcciones, los ajustes y la retroalimentación necesaria».
«Si trabajamos en todos estos ámbitos simultáneamente, de manera decidida, organizada, coherente, en poco tiempo estaremos ordenando temas fundamentales como el déficit presupuestario, el exceso de efectivo circulante, la evasión fiscal, los precios abusivos; estaremos ordenando las adecuadas relaciones entre el sector estatal y el sector no estatal; estaremos enfrentando de manera más decidida el delito y la corrupción; estaremos propiciando más ofertas a la población; y todo esto indirectamente también influirá sobre modificaciones en la tasa de cambio, de manera gradual, y en la inflación; y estaríamos aportando a la solución de importantes problemas que tiene que enfrentar nuestra sociedad».
Hacia el final de sus palabras, el mandatario resaltó: «Aquí estamos para salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo. El bloqueo no ha podido en seis décadas vencer la dignidad del pueblo cubano ni la inmensa obra colectiva y social de la Revolución. El bloqueo recrudecido en estos tiempos, tampoco lo logrará».
«El pueblo cubano continuará asestando reveses al imperio, y como expresó el General de Ejército, la historia ha demostrado que sí se pudo, sí se puede, y siempre se podrá», afirmó el Presidente Díaz-Canel. (Alina Perera Robbio)