El antepenúltimo mes de cada año nos reserva una cita para temblar, de indignación y de rabia, como la injusticia, de miedo, ante el recuerdo de las palabras de Fidel frente a una multitud congregada en la despedida de sus seres queridos y de sus mártires.
Casi medio siglo parecería suficiente para curar las heridas de ese ayer, pero el odio causante del dolor de aquella fecha de 1976 permanece intacto. La explosión del Vuelo 455 de Cubana de Aviación, con 73 personas, en aguas de Barbados, originó el establecimiento del 6 de octubre como el Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado en Cuba.
Desde mucho antes, sin embargo, infinidad de acciones violentas cambiaron por luto motivos de vida y de alegría, y hoy, ¿cuántos planes macabros esperan su momento bajo la sombra de impunidad de Estados Unidos?
Su territorio acoge y permite las actividades públicas de probados terroristas, muchos de sangre cubana y con el anhelo de sumir a su Patria en el caos. Mientras, las autoridades norteñas señalan a varias de las naciones más afectadas por ese flagelo como sus promotoras.
En ese juego de inversiones, la inclusión de la Mayor de las Antillas en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, desde el 11 de enero de 2021, responde a la autoproclamación del país de las barras y las estrellas como juez en una serie de temas sobre los que debía rendir cuenta en el banquillo de los acusados.
Solo la ley de la fuerza sostiene esa aberración, y sus propios defensores reconocieron la inconsistencia de sus argumentos de arena cuando, en mayo, excluyeron a la Isla de entre quienes no cooperan por completo con «los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos».
Sin embargo, ese anuncio estuvo lejos de eliminar las medidas económicas asociadas a la permanencia en la Lista, como más de mil negativas de bancos extranjeros a brindar servicios a entidades insulares, registradas entre enero de 2021 y febrero de 2024.
Desde el ataque a las Torres Gemelas, Estados Unidos transformó la lucha contra el terrorismo en un instrumento para sus intereses. Le colocó a Cuba el cartelito de promotor de ese mal, porque necesita inventar y justificar un enemigo, pero a 48 años del crimen de Barbados, el mundo sabe dónde están los verdaderos terroristas. (Jorge Ernesto Angulo Leiva)