El cooperativismo que necesita Cuba

¿Qué son las cooperativas no agropecuarias, cuáles son sus beneficios para el entramado socioeconómico cubano y qué experiencias acumula Villa Clara en diez años?

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Economía cubana.
(Foto: Redacción digital)
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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07 Diciembre 2024

Aunque el cooperativismo, como fenómeno social, cobró fuerza en Europa desde el siglo xix, llegó a América Latina a principios del xx, y antes de 1959 se produjeron algunas experiencias de cooperación en Cuba, la historia de las cooperativas en nuestro país comenzó a escribirse a partir del triunfo revolucionario.

Historia del cooperativismo en Cuba.
Breve historia del cooperativismo en Cuba.

Durante 50 años se limitaron al sector agropecuario; hasta que, en 2011, en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se decidió extenderlas a otros sectores, en actividades de producción, comercialización y servicios. Entonces nació la división formal entre cooperativas agropecuarias (que incluyen CCS, CPA y UBPC) y no agropecuarias (CNA o CNoA).

Luis Berrío Fleites, quien comenzó su vida laboral en una cooperativa cañera, vivió la génesis y transformación de todas las formas productivas en el sector agrícola, y fundó en 2014 y aún preside la CNA de Contadores Doctor Enrique Arnaldo Rodríguez Corominas, rechaza la escisión entre el «viejo» y el «nuevo» cooperativismo.

La doctora en Sociología y profesora titular de la UCLV, Lienny García Pedraza, estima necesaria «una visión del sector cooperativo que lo integre en un solo movimiento, sin considerarlo como departamentos estancos, para que el cooperativismo se convierta en un motor impulsor del desarrollo, especialmente en las localidades, donde el gobierno tiene la posibilidad de fomentar la cooperación entre los diferentes sectores y actores.

Cooperativas no agropecuarias en Cuba y en Villa Clara.
Tras el perfeccionamiento de los actores económicos, que supuso la generalización de las CNA, no se aprecia un crecimiento acelerado de estas formas de gestión. (Fuente: Anuarios estadísticos de la ONEI)

«El término “no agropecuarias” impide ver la diversidad de formas cooperativas existentes y sus particularidades en cuanto a la propiedad, gestión y sectores donde se desarrollan; como también lo dificulta la definición de “cooperativas agropecuarias”. No debemos renunciar a la idea de generar una visión de movimiento cooperativo en Cuba», añadió.

Este criterio ha sido ampliamente defendido por estudiosos del tema, quienes reclaman una norma jurídica general que regule los elementos básicos de las cooperativas, independientemente de su tipología, y un ente nacional que las agrupe a todas de manera armónica.

No obstante, por la relativa novedad de estas formas de gestión dentro del panorama económico cubano y el limitado espacio para adentrarnos en décadas de cooperativismo agropecuario, centramos este análisis en las CNA, sin renunciar a criterios y realidades comunes.

Esencias de las CNA

El decreto ley 89/2024 define la cooperativa no agropecuaria como «una entidad económica, de carácter empresarial, que se constituye a partir de la asociación voluntaria de personas que aportan dinero, otros bienes y derechos, para la satisfacción de necesidades económicas, sociales y culturales de sus socios propietarios, así como del interés social, sustentada en el trabajo de estos y en el ejercicio efectivo de los principios del cooperativismo».

Cooperativas en Cuba y Villa Clara.
Las CNA representan el 9.4 % del total de cooperativas en Cuba, y el 2.2 % de las villaclareñas. (Fuente: Anuarios estadísticos de la ONEI)

Corresponde al recién creado Instituto Nacional de Actores Económicos no Estatales, subordinado al Consejo de Ministros, dirigir y controlar la política del Estado para el desarrollo y funcionamiento de las CNA.

Acorde con los postulados de la Alianza Cooperativa Internacional, la legislación cubana establece como principios del cooperativismo: voluntariedad, cooperación y ayuda mutua, decisión colectiva e igualdad de derechos de los socios, autonomía y sustentabilidad económica, disciplina cooperativista; responsabilidad social, contribución al bienestar de los socios y sus familiares, el medio ambiente y la comunidad; colaboración y cooperación entre cooperativas y otras entidades, y educación y formación.

Con personalidad jurídica y patrimonio propios, las CNA tienen como objetivo principal la producción de bienes y la prestación de servicios para la satisfacción del interés social y de sus socios.

En la Guía introductoria sobre cooperativismo para Cuba, la doctora en Economía Camila Piñeiro Harnecker, profesora e investigadora del tema, señala que las cooperativas son, al mismo tiempo, asociaciones y empresas donde rige la propiedad colectiva, y todas las personas tienen el mismo poder de participar en la toma de decisiones y gestionar, de manera democrática, los medios de producción, que pueden ser arrendados.

CNA por provincias.
En la región occidental del país se concentra el mayor número de CNA. (Fuente: Anuarios estadísticos de la ONEI)

«Las cooperativas no conciben el lucro o enriquecimiento de sus miembros como un fin único. Buscan rentabilidad y eficiencia económica, pero siempre en equilibrio con sus objetivos sociales. Se crea una cooperativa en lugar de una empresa convencional, porque sus fundadores se consideran iguales en derechos y deberes, y se identifican plenamente con los valores humanistas y solidarios que propone el cooperativismo», refirió la autora.

Amplía el decreto ley 89/2024 que las CNA se constituyen por al menos tres personas (socios) y cada una tiene como principal contribución su trabajo personal. Se les permite la contratación de trabajadores por un período de hasta tres meses, dentro del año natural, y no puede exceder el 10 % del número de socios. Al expirar el período, las cooperativas pueden ofrecer al trabajador la opción de solicitar su ingreso como socio, si aún necesitan de su servicio.

Trabajadores ocupados en CNA en Cuba y Villa Clara.
(Fuente: Anuarios estadísticos de la ONEI)

Los profesores, investigadores y doctores de la UCLV Yulier Campos Pérez, Lienny García Pedraza y Annia Martínez Massip, autores del artículo «Las Cooperativas No Agropecuarias en Cuba: su trascendencia socioeconómica y jurídica», sostienen que, sin desvirtuar el principio de autonomía, la relación Estado-cooperativa incluye el deber de la empresa cooperativa con las políticas gubernamentales, sobre todo, las estrategias de desarrollo local, y la responsabilidad estatal de propiciar espacios para la participación del sector cooperativo en las decisiones estratégicas, fiscalizar, apoyar y asesorar su gestión e interrelación con los intereses locales, provinciales y nacionales.

Asimismo, los especialistas insisten en que la educación no solo atañe a los cooperativistas, sino también a otros actores con los cuales se vinculan y a la sociedad en general.

Reto y oportunidad

No sin tropiezos, las CNA se han abierto paso dentro del entramado socioeconómico cubano, al amparo de la Constitución de la República —que reconoce la forma de propiedad cooperativa— y en consonancia con los pronósticos de numerosos expertos sobre los efectos favorables de su implementación.

A juicio de la Dra. C. Grizel Donéstevez Sánchez, profesora titular de la UCLV y presidenta de la cátedra Víctor Figueroa, las cooperativas cobran gran importancia, sobre todo, en los períodos de crisis económica, como garantía para los trabajadores; favorecen el desarrollo en pequeñas localidades, la inclusión ciudadana, la mejora en la calidad de vida, la igualdad de género, la disminución de las inequidades, y la creación de una nueva cultura basada en la cooperación y la participación social.

Actividades de las CNA en Villa Clara.
(Fuente: Anuarios estadísticos de 2023, de la ONEI)

Además, contribuyen a superar el límite de la pequeña escala de la producción y los servicios mediante lazos de cooperación entre pequeños productores; introducen una nueva manera de gestionar los recursos, basada en una forma de propiedad social; permiten la conducción consciente de la actividad económica por parte de los trabajadores, y crean una cultura del trabajo cooperado, con principios y valores que difieren de los del capitalismo.

«Las cooperativas pueden relevar al Estado en la administración de aquellas actividades económicas, productivas o de servicios que no se consideren principales, y también como apoyo a aquellas que el Estado no pude cubrir de manera suficiente o, aun haciéndolo, no con la calidad que se espera», asegura Donéstevez Sánchez en el artículo «Cooperativismo y cultura cooperativa en la transición socialista en Cuba».

Al mismo tiempo, en la extensión de las cooperativas vislumbra la oportunidad de tomar las buenas experiencias adquiridas en el sector agrario y evitar repetir las malas prácticas.

Entre las ventajas y potencialidades del cooperativismo, Lienny García Pedraza identifica la posibilidad de diversificar y elevar la calidad de la producción y los servicios; mejorar los resultados económicos de la localidad, las propias cooperativas y sus socios; favorecer la satisfacción de necesidades de la población, emplear a más mujeres y jóvenes —grupos subrepresentados en muchas cooperativas—; estimular la humanización del trabajo y la creación de valores colectivos, mediante las normas internas (estatutos); contribuir al trabajo comunitario integrado con el empleo y planificación del fondo sociocultural para el apoyo a instituciones de la comunidad, como parte de su responsabilidad social.

La experiencia villaclareña

Según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), desde 2014 hasta 2022, Villa Clara mantuvo activas las ocho CNA constituidas de manera experimental, e incorporó otra en 2023. Sin embargo, al cierre de noviembre, la Dirección Provincial de Economía y Planificación solo contaba tres de las «iniciadoras», y una constituida tras el perfeccionamiento de los actores económicos. El resto se han disuelto o han adoptado otras formas, como proyectos de desarrollo local o unidades empresariales de base.

A diez años de creada, la CNA Procura se sustenta sobre el trabajo de 20 socios y presta servicios contables a 37 clientes: 15 pertenecientes al sector estatal y 12 formas no estatales de gestión. De enero a octubre de este año registró ingresos de 8 millones de pesos y un aporte tributario de 1 millón 763 000 pesos.

Actividades de las CNA en Villa Clara.
(Fuente: Anuario estadístico de 2023, de la ONEI)

«No somos partidarios de tener tantos socios si no estamos seguros de que desempeñarán un trabajo óptimo. Preferimos mantener pocos, pero buenos. Aquí no existen privilegios ni para el presidente, todos trabajamos con varios contratos para mantener la rentabilidad y asegurar el anticipo de los miembros», afirma Liliam Castellanos Pérez, contadora de la cooperativa.

«Para asumir la responsabilidad social, contenida entre los principios del cooperativismo, tratamos de que la ayuda llegue de manera directa a las personas beneficiadas. Hemos realizado donaciones a la escuela regional Marta Abreu, al hospital psiquiátrico provincial y ahora tenemos un convenio con la Asociación Cubana de Personas con Discapacidad Físico-Motora (Aclifim) para comprar sillas de ruedas. Otra cuestión que defendemos es la participación de los socios y la transparencia de la gestión, que siempre detallamos en reuniones sistemáticas», agregó.

Julio Alejandro Rodríguez Díaz de Villegas y Marisel Fleites Machado, presidente y especialista principal de Procura, respectivamente, destacaron lo favorable que resulta un equipo de trabajo consolidado, la preparación metodológica compartida por vías formales e informales, la ayuda mutua y la socialización permanente.

La CNA de Contadores Doctor Enrique Arnaldo Rodríguez Corominas, otra pionera en la provincia, también ha mantenido aportes económicos, políticos y sociales, muestra del sentido de pertenencia y el apego de sus integrantes a los principios y valores del cooperativismo.

En diez años, las ventas superan los 115 millones de pesos, el aporte al presupuesto del Estado sobrepasa los 24 millones (más de un millón como contribución al desarrollo local), las utilidades después de impuestos son de más de 75 millones y las reservas de contingencia están por encima de los 800 000 pesos.

Varios de sus socios desempeñan labor docente y participan de manera sistemática en eventos científicos. Dentro de la cooperativa funciona una sección sindical, un núcleo del Partido y una sección de base de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC).

Como promedio anual, esta CNA garantiza empleo a 188 personas, fundamentalmente a mujeres, y lleva adelante un proyecto para la incorporación de jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo.

La atención a los socios y sus familiares incluye actividades recreativas financiadas con el fondo sociocultural, ayuda en caso de enfermedad y una remuneración para compensar la pensión mínima que reciben quienes, por su envejecimiento, dejaron de trabajar.

Como parte de la responsabilidad social, han realizado donativos a poblaciones afectadas por desastres naturales y otras eventualidades, y apoyan a los vecinos y centros de la comunidad.

Sobre las contradicciones y desafíos que enfrentan estos «nuevos» actores económicos, otras experiencias labradas en la práctica y cómo se proyecta el control y la regulación social por parte de los gobiernos locales, profundizaremos en un próximo reportaje. 

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