En un buen ciudadano, la gloria de hacer el bien

Hoy cumpliría 98 años el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, el albañil, el guerrillero, el músico, el cubano, el patriota de corazón hasta su último aliento.

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Juan Almeida
(Foto: Tomada de Internet)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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17 Febrero 2025

Una pléyade de héroes alumbra nuestra historia. Todos, de méritos invaluables, de probados valores, de irrenunciables principios.

Entre ellos, de manera peculiar destaca un hombre de humildísimos orígenes y similar actitud ante la vida, el pueblo y la Revolución: Juan Almeida Bosque, quien nació en La Habana el 17 de febrero de 1927, y que consagró su existencia a las causas justas, en tanto padeció la crudeza de la discriminación y del resto de los males de una República subordinada al poder imperial.

Su impronta, como parte de la generación que no permitió que el Apóstol muriera en el año de su centenario, lo inmortalizó también en los muros del Moncada; en las celdas del entonces mal llamado Presidio Modelo; en el exilio mexicano y en la preparación de la lucha; en el Granma, en la guerrilla, en su iii Frente Dr. Mario Muñoz Monroy, en «ese día de enero que acabó con lo injusto».

Es imposible no pensarlo, siempre que se hable de la construcción socialista y de la defensa de sus conquistas.

Pero Almeida está, sobre todo, en el corazón de su pueblo de «blancos y negros cogidos de las manos (...) de la fraternidad, del negro y el pobre redimidos, con el blanco y el rico igualados»; ese que le honra y asume que en esta tierra no hay rendición posible. Ese pueblo que lo recuerda en las esquinas conversando de manera afable, preocupado y ocupado por las más diversas situaciones, y que tararea La Lupe, Este camino largo, Mejor concluir, Vuelve pronto o cualquier otra de sus 300 composiciones musicales, situándolo en un sitio de honor. Almeida está en la loma La Esperanza, liderando a sus compañeros de lucha, y en la que hoy se le rendirá homenaje.

También nos legó, cual premisa indiscutible, su sensato consejo «a quienes tienen el deber de dar continuidad a nuestro proceso», recordando «como eterno combatiente, un pensamiento de Maceo: Quiero tener la gloria de haber contribuido al bien e independencia de Cuba, y llevar, con orgullo, el título de buen ciudadano, que da brillo y grandeza cuando se obtiene sin mancha». (Luis A. Portuondo)

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