«Los que hemos tenido el privilegio de conocer la libertad, la dignidad y la justicia, nunca nos acostumbraremos a vivir sin ellas (…) si tenemos que luchar cien años más, lucharemos».
Expresión del mismo espíritu, del mismo pueblo, ahora en medio de un cerco más criminal y sofisticado, la advertencia que lanzara Fidel desde aquí, hace poco menos de cuatro décadas, se escuchó de nuevo, clara y en otra voz, en nombre de Cuba.
Yoel Pérez García, primer secretario del Comité Provincial del Partido en el Alto Oriente, reiteró la alerta desde la misma plaza donde la bandera cubanísima volvió a ondear, sostenida por más de 50 000 manos.
Entre ellas, las de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República; las del miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, y del Héroe de la República, general de División Samuel Rodiles Planas.
Cuba alzó la voz en tribuna antiyanqui desde Guantánamo, en denuncia reiterada contra la nueva y la vieja ola de agresiones estadounidenses a nuestro país; la última de ellas hace apenas 48 horas, con el punto rojo del colimador en la cooperación médica cubana, internacionalista y humanista.
Y de nuevo el reclamo, enérgico, justo, de que se nos devuelva el territorio que de manera ilegal e inmoral EE. UU. mantiene en Guantánamo, como enclave militar, convertido de nuevo, para colmo de afrentas, en destierro de personas a las que les niega sus derechos como migrantes.
Desnuda ante el mundo quedó otra vez la política hostil del Tío Sam contra Cuba. Se expuso con argumentos como los de Miladis Llosas Preval y la joven Ana Laura Campello.
«¡Sí, existe el bloqueo!, reiteró varias veces Pérez García», desgranando porqués. «Cuando no hemos podido adquirir, por las restricciones, materias primas para producir los medicamentos; nos impiden comercializar en el mercado foráneo los frutos de nuestros adelantos científicos, (y) el odio, dijo, los llevó a negarnos el oxígeno para salvar a enfermos críticos de la covid-19».
Miladis Llosas Preval preguntó emocionada cómo osan tildarnos de terroristas quienes con terror nos agreden. Recordó que Daniel, su hermano menor, tenía solo 13 años cuando fue asesinado por manos imperialistas, en vuelo de regreso a la patria. «Desde entonces jamás en mi casa hemos celebrado cumpleaños».
En su turno, Ana Laura Campello, combatiente de la Brigada de la Frontera, Orden Antonio Maceo, dejó clara su pertenencia a una generación que está, por Cuba, a la orden del futuro.
Antimperialista fue el signo ayer en Guantánamo. Antimperialismo, como en los discursos, hubo también en el arte, en las evoluciones danzarias y en la décima repentista: «Somos antimperialistas / desde los tiempos martianos / pues tenemos los cubanos / genes independentistas». (José Llamos Camejo)