Voces diversas y emociones únicas, nacidas de mujeres sensibles, guerreras, desafiantes… colmaron en la tarde de este sábado el emblemático Salón Portocarrero del Palacio de la Revolución. Mujeres de varias generaciones, protagonistas de batallas cotidianas, jóvenes que llevan en sus manos la fuerza del presente fueron recibidas por el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en ese espacio cargado de simbolismo, donde late la historia de Cuba y se mantiene vivo el legado de Celia y de Vilma.
En cada rostro había una historia; en cada mirada, el orgullo de ser también continuidad de la Patria. Y allí donde Celia Sánchez dejó huellas que son hoy parte del alma de la nación, y se han fraguado decisiones trascendentales para Cuba, un puñado de mujeres heroicas, en representación de otras miles, ratificó con sus palabras el compromiso inquebrantable de seguir construyendo, desde el amor y la resistencia, la Cuba por la que tantas lucharon y siguen luchando.
De mujeres heroicas calificó a las cubanas el Jefe de Estado, quien aseguró sentirse dichoso por haber compartido justamente en el Día Internacional de la Mujer las historias de vida de un puñado de guerreras que, desde una veintena de sectores, engrandecen día a día la obra de la Revolución. Junto a él, compartió el encuentro la miembro del Buró Político, Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas.
Unas más jóvenes, otras no tanto, pero todas unidas por la convicción de cuánto significa la mujer cubana en la historia de la nación y en la defensa cotidiana de las conquistas que a golpe de sacrificio hemos ido ganando.

De la guerrillera de alma noble y espíritu incansable que fue Celia Sánchez, habló con pasión, la periodista e historiadora Dayli Sánchez Lemus, quien hoy asume la responsabilidad de ser la subdirectora de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, un lugar que nació del empuje y la visión de Celia, quien defendió siempre la importancia de preservar hasta el más mínimo detalle de la historia.
Las muchachas presentes en el encuentro, que se desempeñan en las más diversas trincheras de la sociedad, compartieron historias de vida y sueños; hablaron de desafíos, de compromiso y de cuánto ha significado en el batallar de sus días el legado de insustituibles mujeres como Vilma y Celia.
Las voces y experiencias de una piloto de aeronave; de la jefa de Mantenimiento de la Termoeléctrica Antonio Guiteras; de educadoras; de una fiscal; de una jueza; de una estudiante de preuniversitario y dos futuras estudiantes de Periodismo que cumplen el servicio militar femenino voluntario... se escucharon esta tarde en el Palacio de la Revolución, cada una con sus propias batallas por librar, pero unidas todas en el propósito de seguir construyendo la Patria.

Y de cuánto más se puede hacer en las comunidades, de conjunto con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), para continuar elevando el protagonismo de las mujeres en la sociedad, comentó Amalia Díaz Pérez, presidenta de la Federación de Estudiantil Universitaria (FEU), en la Facultad de Filosofía Universidad de La Habana. Toda la historia que hemos construido, consideró, tiene que servirnos también para ver cómo vamos a usarla.
Quien ve a la joven Lisy Delgado López, graduada de ingeniería Química, no imagina que tenga a su cargo el funcionamiento de un organopónico en el municipio de Cárdenas. Dos años atrás dejó su trabajo en una oficina, para impulsar un proyecto que al principio tuvo muchos detractores, justamente por ser ella mujer, pero que hoy tiene el reconocimiento de una comunidad entera y magníficos resultados.
Para mí, este ha sido uno de los mayores retos —confesó esta tarde de sábado la joven que usa con la misma destreza un par de tacones que unas botas de goma—, pues yo “por un momento dudé que podría lograrlo, y hoy, que vamos avanzando, se nos ocurren constantemente ideas nuevas, y es un camino, en el que cuando uno empieza a avanzar, no sabe cuál es el límite, porque es un camino que uno transita y en el cual se siguen siempre dando pasos.
Desde el compromiso y la sensibilidad que entraña la noble profesión que es la Medicina, compartió emociones también durante la tarde la doctora Carema Sarabia Águila, graduada hace poco menos de un mes en las aulas de la Universidad de Ciencias Médica de La Habana.

Lo importante, hoy, valoró, no es hacer grandes cosas, sino que cada quien, desde su espacio, construya y aporte a la Revolución. En sus palabras, la estirpe y el sentimiento de tantas mujeres dignas que tienen en sus manos hoy el futuro de la Patria, porque la posición de todos, aseveró, «debe ser la de construir, la de sumar, no la de sentarse en una silla a criticar, porque así, realmente, no resuelves nada; y yo siempre digo, que cuando se escriba la historia de Cuba, yo quiero estar en el banco de los que construyeron, en el banco de los que hicieron, en el banco de los que transformaron, en el banco de los que aportaron, y no en el de los que simplemente se sentaron a criticar, sin hacer nada».
A seguir haciendo las convocó antes de finalizar el encuentro el presidente cubano, quien agradeció las historias compartidas, porque lo hecho por ustedes, y muchas otras, es también gracias a la obra de Celia y de Vilma, en cuyo legado hay siempre un constante aprendizaje.
Celia decía, recordó el Jefe de Estado, que «no se trata de ser héroe, de lo que se trata es de no dejar de luchar nunca». Y yo creo, consideró, que esa es «la convicción que podemos hoy compartir aquí y tejer en nuestro sentimiento revolucionario».
Ustedes —concluyó—, son mujeres con una fortaleza de alma y de espíritu, con unos corazones tremendos, y yo, sencillamente les puedo decir, que las mujeres cubanas son mujeres maravillosas. (Yaima Puig Meneses)