La Demajagua: Donde la Patria sigue latiendo

Bajo la sombra del jagüey histórico y junto a la campana que llamó al combate, más de 1500 cubanos rememoraron este 10 de octubre el grito de libertad que, hace 157 años, encendió la llama independentista en la isla.

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Acto por el aniversario 157 del inicio de las luchas por la independencia de Cuba, en La Demajagua.
(Foto: Yanetzy Terry Gutiérre)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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10 Octubre 2025

Manzanillo, Granma—. Bajo la sombra del jagüey histórico y junto a la campana que llamó al combate, más de 1500 cubanos rememoraron este 10 de octubre el grito de libertad que, hace 157 años, encendió la llama independentista en la isla.

El Parque Nacional La Demajagua, altar sagrado de la nación, fue el escenario donde el pueblo, representado por manzanilleros de toda Cuba, conmemoró el aniversario del inicio de las luchas por la independencia.

La ceremonia, titulada «Raíces en el altar más sagrado», se tiñó de simbolismo.

Yudelkis Ortiz Barceló, primera secretaria del Partido en Granma, y la gobernadora Yanetsy Terry Gutiérrez, depositaron una ofrenda floral en nombre del pueblo de Cuba ante el monumento que marca el sitio exacto donde Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, liberó a sus esclavos y los convocó a empuñar las armas.

«Aquí no solo nació una nación, sino también el concepto de ciudadanía cubana», resonó en el acto, recordando que el 10 de octubre de 1868 fue mucho más que un llamado a la rebelión; fue el instante fundacional de la identidad nacional.

Ofrendas florales en La Demajagua.
(Foto: Yanetzy Terry Gutiérrez)

Bajo la dirección de Wilder Justis Domínguez, la conmemoración entretejió artes escénicas, música, poesía y proyecciones audiovisuales para evocar el legado de aquella gesta. El espectáculo, dividido en dos bloques entre el simbólico árbol y el muro que sostiene la campana, inició con un tributo a los africanos esclavizados y sus esenciales aportes a la cultura nacional.

El momento culminante llegó cuando, al romper el toque de rebelión, los bailarines que representaban a los esclavos irrumpieron desde diferentes puntos, listos para lanzarse a la lucha, en una poderosa metáfora de la insurrección.

Náyade Duanis Palacios, presidenta de la Asociación Hermanos Saíz en la provincia, subrayó ante el auditorio la vigencia de aquel gesto: «Aquel grito no fue solo por la independencia política; fue por el derecho a forjar nuestra propia identidad, nuestra manera de ser, de pensar y de crear». Convocó a celebrar «en cada corazón» una fecha que demuestra por qué Cuba es «un pueblo de cultura y de lucha», donde «nuestra música es bandera, nuestra danza es historia y nuestro pueblo es una obra de arte en constante creación».

La cita también fue espacio para el diálogo con las nuevas generaciones. A la sombra del histórico jagüey, las principales autoridades de la provincia sostuvieron un encuentro con jóvenes, mientras César Martín, exdirector del Parque durante 31 años, ofreció una magistral clase de historia.

Con las actuaciones de la Banda de Concierto de Manzanillo, el conjunto Arcoíris en Movimiento y el Sexteto Viramas, y la presencia de dirigentes políticos, municipales y organizaciones de masas, la conmemoración reafirmó, como una vez dijo Fidel Castro, que en Cuba «solo ha habido una revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868». Un mismo hilo de rebeldía, que cosió la bandera del 68, sigue uniendo a un pueblo que, hoy como ayer, se mantiene en pie de lucha. (Anaisis Hidalgo Rodríguez)

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