Las medidas adoptadas contra Cuba son injustificadas (+Video)

Conferencia de prensa ofrecida por el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodrí­guez Parrilla, en el National Press Club, Washington.

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Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en conferencia de prensa en Washington.
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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04 Noviembre 2017

Conferencia de prensa ofrecida por el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodrí­guez Parrilla, en el National Press Club, Washington, el 2 de noviembre de 2017, «Año 59 de la Revolución ».

(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

Moderadora.― Buenas tardes. Gracias a todos por asistir a esta conferencia de prensa con el ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, Bruno Rodrí­guez Parrilla.

Primeramente, el Ministro ofrecerá declaraciones y con posterioridad responderá algunas de sus preguntas.

Queremos recordar que esta conferencia de prensa cuenta con servicios de interpretación simultánea al inglés.

Bruno Rodrí­guez.― Buenas noches.

He viajado a Washington la semana pasada para tener un encuentro con cubanos residentes en los Estados Unidos, y hoy para sostener reuniones con miembros del Congreso, empresarios, representantes de centros académicos y con ustedes, para exponer las opiniones del gobierno de Cuba sobre las relaciones bilaterales en la presente coyuntura.

También he venido a preguntar por qué en vez de cooperar de forma efectiva con las autoridades cubanas en el esclarecimiento de los incidentes que se alega habrí­an afectado la salud de diplomáticos estadounidenses y sus familiares en La Habana, el gobierno de los Estados Unidos ha decidido politizar estos hechos y usarlos como pretexto para retrotraer las relaciones bilaterales a la época de la confrontación. Es hora de que el gobierno de los Estados Unidos diga la verdad o presente evidencias.

Se ha producido un retroceso significativo en las relaciones entre ambos gobiernos. Tuvo su primera manifestación en la Directiva emitida por el presidente Donald Trump, el pasado 16 de junio, cuando anunció la decisión de endurecer el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Esto significarí­a un regreso a una polí­tica vieja, fracasada, propia de la Guerra Frí­a.

Tan solo ayer, por vigésima sexta vez la comunidad internacional reclamó a los Estados Unidos, de manera prácticamente unánime, que levante el bloqueo a Cuba. Sabemos que esta es la opinión ampliamente mayoritaria de diversos sectores de la sociedad estadounidense y de los emigrados cubanos residentes aquí­.

El retroceso en las relaciones bilaterales se ha agravado a partir de las recientes decisiones del gobierno de Estados Unidos de reducir sustancialmente el personal de su embajada en La  Habana y de expulsar, de manera totalmente infundada, a 17 funcionarios de la Embajada cubana en esta ciudad, con el pretexto de los alegados incidentes con sus diplomáticos.

El gobierno estadounidense escaló en su reacción: emitió una advertencia a los viajeros para disuadirlos de visitar a Cuba; publicó un aviso sobre restricción de alojamiento en algunos hoteles, e invitó a sus ciudadanos a informar cualquier sí­ntoma similar a los reportados por los diplomáticos. Previamente, habí­a suspendido los viajes de delegaciones oficiales a La Habana.

Estas decisiones han repercutido negativamente en el funcionamiento de la Embajada de Cuba en Washington, en particular de la Oficina Económico-Comercial, que fue totalmente desmantelada, y del Consulado, que tiene una situación de personal muy precaria.

¿Cuál podrí­a ser el objetivo, detrás de esta decisión, que ha dejado sin interlocutor al sector empresarial norteamericano y ha causado serias afectaciones en los servicios consulares a los cubanos residentes en Estados Unidos que desean visitar a sus familiares en Cuba, y también a los ciudadanos estadounidenses interesados en viajar a nuestro paí­s?

¿Con qué propósito se suspendió el otorgamiento de visas en el Consulado estadounidense en La Habana, paralizando los trámites de los ciudadanos cubanos que desean emigrar o visitar Estados Unidos, transfiriéndolos a terceros paí­ses, lo que los hace extremadamente costosos y prácticamente inviables?

Las medidas han tenido también un impacto negativo en la cooperación en temas de interés mutuo, en los intercambios y en los viajes entre los dos paí­ses, los ví­nculos familiares y las relaciones migratorias. Se ha suspendido, por ejemplo, un encuentro técnico sobre agricultura; se ha dilatado el desarrollo de acciones de cooperación en materia de salud, precisamente; se han cancelado eventos culturales, deportivos, estudiantiles y los viajes de decenas de grupos de visitantes estadounidenses.

Estos pasos han sido acompañados de reiterados pronunciamientos irrespetuosos y ofensivos hacia Cuba del Presidente estadounidense, que retoman la retórica hostil de los momentos de mayor confrontación.

El presidente Trump y altos funcionarios de su gobierno han llegado a afirmar que sus diplomáticos en La Habana han sido objeto de ataques, y han responsabilizado directamente al gobierno cubano, cuando no han podido presentar la más mí­nima evidencia al respecto.

Las medidas adoptadas contra Cuba son injustificadas y polí­ticamente motivadas, no se basan en evidencias ni en resultados investigativos. El gobierno cubano no tiene responsabilidad alguna en los incidentes que se alega han afectado a los diplomáticos estadounidenses.

Desde que las autoridades cubanas fueron informadas de estos hechos, en febrero de este año, iniciaron una investigación exhaustiva y prioritaria, e insistieron en la importancia de contar con la cooperación efectiva de las agencias especializadas de los Estados Unidos. Se creó inmediatamente un comité investigador, multidisciplinario; se convocó a numerosos expertos y a la comunidad cientí­fica cubana; se realizaron estudios del espacio radioeléctrico, estudios epidemiológicos; se adoptaron medidas de protección adicional a las residencias de diplomáticos estadounidenses; se tomaron medidas especí­ficas en relación con la protección en los locales que visitan; se realizaron peritajes, técnicamente muy rigurosos, a los lugares públicos donde supuestamente ocurrieron incidentes, y se realizaron entrevistas a decenas de vecinos y cubanos residentes en la zona.

Valoramos positivamente los cuatro intercambios sostenidos con representantes del FBI, a los que se les han brindado todas las facilidades para investigar en el terreno, incluyendo la autorización para tomar muestras, importar equipamiento especializado y acceder a instalaciones de nuestro paí­s.

Esta cooperación, esta autorización para visitar nuestro paí­s es un hecho sin precedentes en la relación bilateral.

¿Por qué se nos entregaron muestras de audio técnicamente alteradas, manipuladas, que no cumplen los estándares internacionales y, por tanto, carecen de valor para la investigación?. Además, su análisis arrojó que lo recogido en ellas no causan daños auditivos ni efectos nocivos a la salud.

Los expertos cubanos no han tenido acceso a las personas ni a la mayorí­a de los lugares afectados. ¿Por qué?

El personal médico cubano que participa en la investigación no ha podido intercambiar con los médicos estadounidenses que han evaluado a los diplomáticos estadounidenses. ¿Por qué ha ocurrido esto?

¿Por qué la información médica suministrada a Cuba ha sido general y carente de datos objetivos, como la secuencia en la aparición de los sí­ntomas y sus caracterí­sticas detalladas, lo cual ha impedido establecer un diagnóstico? No se sabe siquiera si estos diplomáticos llegaron a Cuba con algunas de estas afecciones.

No ha habido ninguna reunión entre los expertos de ambos paí­ses para analizar la tecnologí­a que supuestamente pudo haberse utilizado. ¿Por qué?

¿Por qué ocurren constantemente filtraciones de funcionarios anónimos del gobierno, que alimentan todo tipo de especulaciones sin base en información objetiva ni evidencias concretas?

Pese a estas deficiencias, las autoridades cubanas han continuado la investigación, y han concluido preliminarmente que no existe evidencia alguna sobre la ocurrencia de los alegados incidentes, ni de las causas y el origen de las afecciones de salud notificadas por diplomáticos de Estados Unidos y sus familiares. Tampoco hay pruebas de que estos problemas de salud hayan sido causados por un ataque de cualquier naturaleza, durante su estancia en Cuba.

Llama poderosamente la atención entonces, que el gobierno de los Estados Unidos continúe hablando de «ataques » y de «ataques acústicos », y tome medidas punitivas contra Cuba, cuando está demostrado pericialmente que esto no es posible, porque la diversidad de los sí­ntomas reportados no pueden asociarse a una causa única, y porque no existe tecnologí­a conocida que permita dirigir una fuente sonora selectivamente contra personas especí­ficas sin afectar a otras.

Si La Habana fuese un lugar realmente inseguro, no se habrí­an solicitado entre enero y octubre de 2017, 212 visas para familiares y amigos de los diplomáticos ni estos hubieran realizado más de 250 viajes de recreo fuera de la capital.

Nos preguntamos también por qué se exige a Cuba explicar unos hechos, que Estados Unidos no ha probado que hayan sucedido. Vale señalar que las agencias especializadas estadounidenses tampoco tienen evidencias que permitan confirmar la ocurrencia de los alegados «ataques », ni hipótesis sobre el origen de las afecciones de salud de sus diplomáticos.

El gobierno cubano tiene la voluntad de continuar el diálogo respetuoso y una cooperación seria y objetiva con Estados Unidos, y está comprometido a concluir la investigación para lograr el esclarecimiento de estos hechos.

El gobierno de los Estados Unidos debe dejar de politizar este asunto, lo cual puede provocar una escalada y hacer retroceder más las relaciones bilaterales, con consecuencias perjudiciales para ambos pueblos y paí­ses.

Muchas gracias. Responderé preguntas.

Moderadora.― A continuación el Ministro de Relaciones Exteriores responderá algunas de sus preguntas.

Por favor, recordamos que es necesario que se identifiquen y que hagan uso de los micrófonos dispuestos en la sala.

Martha Andrés (Prensa Latina).― Buenas tardes, Ministro.

Teniendo en cuenta que Cuba ha reiterado, en numerosas ocasiones, la falta de colaboración que ha habido por parte de las autoridades norteamericanas a la hora de brindar la información necesaria para resolver o esclarecer los incidentes reportados por los diplomáticos, que ha sido un tema que se ha estado abordando con frecuencia, ¿ha habido alguna explicación por parte de las autoridades norteamericanas de a qué se debe esta negativa? Más allá de los pronunciamientos del Departamento de Estado, ¿ha habido alguna explicación de porqué se están negando a entregar estas informaciones? ¿Está planificado que haya nuevos viajes de las autoridades estadounidenses a Cuba para continuar estas investigaciones o cooperar de algún modo con las autoridades cubanas en este sentido?

Conferencia de prensa de canciller de Cuba, Bruno Rodrí­guez, en Washington.
(Foto: Twitter de Cubaminrex)

Bruno Rodrí­guez.― Cuba tiene toda la disposición a continuar la cooperación en la investigación de este sensible asunto. También comparte la preocupación por las afecciones de salud que puedan tener los diplomáticos estadounidenses o sus familiares, y si estuviera en su posibilidad aliviarlas, lo harí­a con mucho gusto.

En efecto, los intercambios que se han producido han sido útiles; pero el gobierno de Estados Unidos no ha compartido evidencias, ni ha suministrado información suficiente, ni permitido intercambios entre los especialistas, todo lo cual serí­a indispensable para llegar a la verdad.

Cuba desea llegar a la verdad, no tiene ningún problema con la verdad y, reitero, que lo más importante es que asuntos sensibles relacionados con la salud de personas, no se tomen como pretexto para aplicar medidas de naturaleza polí­tica, orientadas a dañar los progresos alcanzados en las relaciones bilaterales.

Serena Marshall (ABC News).― Gracias, Canciller.

Quiero estar clara: ¿Usted está acusando a los Estados Unidos de inventar estos ataques con fines polí­ticos? Usted ha dicho que no han compartido ninguna prueba de estos ataques con ustedes. ¿Es posible que estos se hayan cometidos por terceros, socavando la soberaní­a de Cuba?

Bruno Rodrí­guez.― Estoy diciendo que no ha ocurrido ningún ataque, que no ha ocurrido ningún acto deliberado, que no ha ocurrido ningún incidente especí­fico. Si el gobierno de Estados Unidos opina lo contrario, lo invito a presentar evidencias. Pueden ustedes hacer estas mismas preguntas a sus voceros.

Puede excluirse absolutamente la posibilidad de que alguien haya realizado actos deliberados contra el personal norteamericano acreditado en La Habana o sus familiares.

Se explica por parte del gobierno norteamericano, que algunos de sus funcionarios y familiares han sufrido afecciones de salud. Estamos en toda la disposición de investigarlas a fondo.

Hasta este momento, puedo afirmar concluyentemente que esas afecciones de salud no pueden deberse a un solo origen o a un solo hecho. No se ha corroborado cuándo ocurrieron; no ha sido posible conocer la secuencia de exámenes clí­nicos que haya llevado a diagnósticos, ni el gobierno de Estados Unidos ha compartido con Cuba los nombres de las personas que supuestamente han sido ví­ctimas de estos hechos ―que afirmo que no han ocurrido―; no ha compartido los nombres de sus diplomáticos o familiares con problemas de salud, ni siquiera ha suministrado información médica elemental, sin menoscabo para la protección de la privacidad de los pacientes, interés que Cuba comparte totalmente. No afectar la privacidad de los pacientes, pero sí­ conocer la manera en que se realizaron los diagnósticos.

Se ha comprobado cientí­ficamente, pueden ustedes preguntar a voceros o a especialistas médicos en este paí­s, que es imposible que una sola causa explique la diversidad de signos y sí­ntomas médicos que han presentado dichos diplomáticos y familiares.

Michele Kelemen (NPR).―

Me pregunto: Los canadienses también han reportado incidentes similares. ¿Nos pudiera decir cómo está manejando con ustedes el gobierno canadiense este asunto, y si han tenido alguna reunión aquí­ en Washington? ¿Cuál es su relación con la administración de Trump?

Bruno Rodrí­guez.― Sí­, en efecto, la parte canadiense ha referido algunos casos de afecciones de salud; está en marcha una cooperación productiva entre ambos gobiernos y entre las agencias especializadas en cuestión; tenemos toda la disposición de continuarla.

Ustedes habrán notado seguramente la radical y paradójica diferencia que existe entre las afirmaciones temerarias, infundadas, irreflexivas sobre supuestos ataques o actos deliberados que realizan los voceros estadounidenses. En el caso del gobierno de Canadá, en modo alguno ha ocurrido de esta manera. La relación bilateral continúa siendo muy satisfactoria; los canadienses continúan viajando masivamente a Cuba como turistas, disfrutando la libertad de visitar nuestra isla, en particular durante su crudo invierno. Y continuaremos toda la cooperación con las autoridades concernidas de ese paí­s en relación con estos temas de salud.

Tracy Wilkinson (Los Angeles Times).― Una pregunta, ¿ha podido establecer contactos con el gobierno de Trump mientras ha estado aquí­?

Otra pregunta, usted habló de la falta de cooperación de Estados Unidos, ¿qué pasó con las cuatro reuniones que usted mencionó con el FBI?. ¿Tampoco hubo gran intercambio allá?

Bruno Rodrí­guez.― Bueno, hace aproximadamente un mes visité al Secretario de Estado Tillerson con la voluntad de mantener un diálogo fluido sobre los temas bilaterales, en general, y trabajar de conjunto en la cooperación para llegar a toda la verdad, mediante la investigación en marcha.

En esta ocasión, no ha habido contactos con el gobierno de los Estados Unidos, pero sí­ estoy cumpliendo la amplia agenda que comenté al inicio.

¿Su segunda pregunta?

Tracy Wilkinson― ¿Con el FBI tampoco hubo intercambios?

Bruno Rodrí­guez.― Bueno, he informado que el FBI ha realizado cuatro periodos de investigación en nuestro paí­s, no hablo de meras reuniones, y hasta ahora no ha presentado ninguna conclusión, ninguna hipótesis, ni dice disponer de evidencia alguna de que haya podido ocurrir algún ataque o algún acto deliberado, o haya encontrado algún incidente especí­fico.

Habrí­a que preguntarse, si toda la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos, si las investigaciones realizadas en el terreno, si la investigación canadiense y cubana no han permitido hallar absolutamente ningún dato que indique que se han producido actos deliberados, ¿por qué el Departamento de Estado, o incluso, algunos tweets de la Casa Blanca insisten en calificarlos como «ataques acústicos »? Es una pregunta que habrí­a que hacer a la parte estadounidense.

Carlos Franganillo (Televisión Española).― Sí­, Ministro, le querí­a preguntar, además de por esta crisis, viendo las medidas polí­ticas que ha tomado la administración estadounidense en los últimos meses, ¿tiene usted la percepción de que la Administración Trump quiere poner fin por completo al proceso de acercamiento iniciado por la Administración Obama?

Bruno Rodrí­guez.― Yo no he hablado de crisis. No he usado esa palabra. Lo he descrito como un serio retroceso en la relación bilateral.

Es notorio y público que el 16 de junio el presidente Trump, en un evento destinado a satisfacer intereses de sectores extremistas de derecha y de un pequeño ―y cada vez más aislado y envejecido― grupo de origen cubano, planteó la decisión de endurecer significativamente el bloqueo y de incrementar la prohibición a los ciudadanos estadounidenses de ejercer la libertad de viajar a Cuba, ya disminuida por la existencia de licencias para viajeros, que son discriminatorias y que restringen derechos y libertades civiles.

Hemos escuchado otros planteamientos del presidente Trump y de otros cargos y voceros del gobierno de los Estados Unidos, de carácter abiertamente injerencista, mendaz, invocando diversos pretextos; pero, evidentemente, con el objetivo de hacer retroceder la relación bilateral y dañar los progresos alcanzados.

Tiene uno que también preguntarse, ¿qué objetivo puede plantearse para impedir que los cubanos visiten los Estados Unidos o, incluso, que dentro de los acuerdos migratorios establecidos, emigren a los Estados Unidos? ¿Cuál puede ser el propósito de privar a las contrapartes de negocios estadounidenses, en el caso del desmantelamiento de la Oficina Económico-Comercial de nuestra Embajada en Washington?, cuando es notorio que, en general, en la sociedad estadounidense más de dos tercios de las personas apoyan la normalización entre ambos paí­ses, al igual que entre los cubanos que viven en este paí­s.

Lucí­a Leal (EFE).- Querí­a volver un poco a la pregunta que hací­a la periodista sobre si usted cree que el gobierno de Trump ha inventado o, al menos, ha utilizado todos estos sucesos para orquestar una campaña que permita paralizar un poco el acercamiento. Y si puede precisar con quién se ha reunido en el Congreso. Gracias.

Bruno Rodrí­guez.― Puedo afirmar rotundamente que quien afirma que ha habido ataques, actos deliberados o incidentes especí­ficos, como causa de estos daños de salud, miente deliberadamente.

He dicho, y confirmo, que se están utilizando estos daños de salud como pretexto de naturaleza polí­tica, con objetivos polí­ticos, para eliminar los progresos alcanzados y dañar la relación bilateral.

He tenido una muy provechosa reunión con más de una docena de senadores y congresistas, en la que hemos tratado numerosos temas de la relación bilateral.

Francesca Emanuele (Telesur).― Muy buenas tardes, Ministro. Primero, querí­a preguntarle si nos podrí­a comunicar, ¿cuál es esa mí­nima evidencia o esa mí­nima información que el gobierno le ha dado, respecto a estos supuestos ataques acústicos?

Segundo, usted habló que ha habido una investigación dentro de Cuba para poder expresar que no existe ningún indicio. ¿Quiénes han formado parte de esa investigación?

Bruno Rodrí­guez.-― El gobierno de los Estados Unidos ni sus agencias especializadas han presentado ni un átomo de evidencia. No han expuesto hipótesis ni pistas y mucho menos resultados conclusivos.

Comenté que ha habido una investigación cubana exhaustiva, indicada por el máximo nivel del gobierno cubano, de total y absoluta prioridad, de carácter multidisciplinario, con la participación del talento cientí­fico reconocido que existe en nuestro paí­s, que ha desarrollado acciones de investigación profundas, abarcadoras, multifacéticas que permiten afirmar, rotundamente, que no ha ocurrido ningún ataque de ninguna naturaleza; ningún acto deliberado de ninguna naturaleza; ningún incidente especí­fico de ninguna naturaleza que pueda presentarse como causa de los problemas de salud formulados.

Reitero nuestra disposición a trabajar con la parte estadounidense para tratar de llegar a toda la verdad, para tratar de llegar, en la medida de nuestras posibilidades, a los mejores diagnósticos y a una explicación de las diferentes razones que pueden haber ocasionado daños de salud.

En la población cubana, en la población estadounidense, hay una proporción de personas que tienen afecciones de distinto tipo y que tienen signos y sí­ntomas clí­nicos similares. Hay causas diversas. De lo que se trata, es de encontrar las distintas causas y de proveer la mejor atención a los diplomáticos y sus familiares afectados, en lo cual, si estuviera en manos de Cuba hacer algo para ayudarles, lo harí­a con muchí­simo gusto.

Moderadora.― Ministro, la última pregunta.

Bruno Rodrí­guez.― Una última pregunta.

Karen DeYoung (The Washington Post).― Gracias.

Usted dijo que si los Estados Unidos continúan politizando este asunto, se producirí­a una escalada. ¿Nos puede decir usted a qué se refiere, qué tipo de escalada usted prevé que pueda tener lugar si continúa esta situación?

Bruno Rodrí­guez.― Hasta ahora se han producido retrocesos considerables.

El gobierno de los Estados Unidos ha anunciado un cambio de polí­tica para endurecer el bloqueo contra Cuba, que más de dos tercios de los electores estadounidenses consideran obsoleto; que ha alejado a los Estados Unidos de los objetivos que proclamó; que ha provocado daños humanitarios en el pueblo cubano; que es una violación de los derechos humanos de las cubanas y los cubanos; que es una pieza anclada en la Guerra Frí­a; que ha traí­do un grave aislamiento en la América Latina, el Caribe y en general en el mundo, como se demostró ayer en el voto de las Naciones Unidas contra dicha polí­tica.

He dicho también que es totalmente infundado, irreflexivo y polí­ticamente motivado, haber decidido prácticamente desmantelar ambas embajadas: la Embajada de los Estados Unidos en La Habana y la Embajada de Cuba en Washington.

Considero también, que haber eliminado el otorgamiento de visados de viajeros y de inmigrantes a los cubanos residentes en Cuba, en La Habana, hace costosos e inviables la mayor parte de los viajes, y que esto daña los intereses, daña los intereses legí­timos de las personas.

He preguntado también, qué objetivo puede tener quitar a los hombres de negocios de los Estados Unidos las contrapartes para impulsar las relaciones con Cuba, ya seriamente restringidas por la presencia del bloqueo.

Evidentemente, de continuar el gobierno de los Estados Unidos adoptando medidas contra Cuba, se dañarán en mayor medida los intereses nacionales de ambos paí­ses, los intereses de ambos pueblos, de las personas a ambos lados del estrecho de la Florida. No veo justificación alguna para que diferencias entre gobiernos conduzcan a dañar a las personas. Incluso, la existencia de diferencias serí­a una excelente razón para mantener e incrementar el diálogo bilateral y la cooperación mutua, que es la manera civilizada de atenderlas.

Obviamente, la adopción de medidas adicionales de reforzamiento del bloqueo causará daños humanitarios y, obviamente, daños también a la economí­a cubana.

Habrí­a que preguntarse las consecuencias de afectar y restringir aún más los viajes de los norteamericanos a Cuba que, como se sabe, suelen alojarse en el creciente sector de alojamiento privado en nuestro paí­s. De manera que deploro que se estén tomando decisiones, polí­ticamente motivadas, con estos pretextos u otros, y anticipo que de continuar ese curso, las relaciones bilaterales sufrirán mayor daño y las consecuencias las pagarán las personas que viven en ambos paí­ses, lo cual no es en lo absoluto nuestro deseo.

Reitero la voluntad del gobierno de Cuba de continuar el diálogo y la cooperación, sobre bases de absoluto respeto e igualdad soberana, aún dentro de las diferencias entre ambos gobiernos.

Les agradezco mucho a todas y todos su presencia. Continuaré mi programa mañana y ya regresaré rápidamente a La Habana.

Muchas gracias.  

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