Muere el fí­sico Stephen Hawking a los 76 años

El mundo lamenta la muerte del cientí­fico que revolucionó la fí­sica con las teorí­as de los agujeros negros y el big bang.

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Físico Stephen Hawking.
Stephen Hawking muere a la edad de 76 años. (Foto: Facebook)
Tomado de Cubadebate
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14 Marzo 2018

Stephen Hawking murió este miércoles a la edad de 76 años después de complicaciones debido a la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa progresiva.

El fí­sico teórico y cosmólogo de fama mundial fue mejor conocido por su trabajo en los agujeros negros. Hawking teorizó que, contrariamente a la creencia cientí­fica prevaleciente de que los agujeros negros eran inevitables para todas las formas de materia y energí­a, en realidad emitieron una forma de radiación, ahora conocida como radiación de Hawking. También jugó un papel clave en el esfuerzo matemático por unificar la teorí­a general de la relatividad de Einstein con el campo emergente de la fí­sica cuántica.

Sus hijos, Lucy, Robert y Tim, dijeron: «Estamos profundamente tristes de que nuestro amado padre haya fallecido hoy ».

«Fue un gran cientí­fico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado perdurarán por muchos años ».

Elogiaron su «coraje y persistencia » y dijeron que su «brillantez y humor » inspiró a personas de todo el mundo.

«Una vez dijo: “No serí­a mucho un universo si no fuera el hogar de la gente que amas”. Lo extrañaremos para siempre », dijeron.

Biografí­a

Stephen Hawking a los 74 años, en Nueva York.
A los 74 años, Stephen Hawking se sienta en el escenario durante el anuncio de la iniciativa Breakthrough Starshot en Nueva York el 12 de abril de 2016. (Foto: Lucas Jackson/ Reuters)

El 8 de enero de 1942, dí­a en que se cumplieron trescientos años de la muerte de Galileo, nació Stephen Hawking en la ciudad de Oxford. Como tantas otras de clase media, su familia soportaba con entereza los rigores de la Segunda Guerra Mundial; hacia el final de la contienda, un cohete V2 alemán cayó a pocas decenas de metros de su casa en Highgate, al norte de Londres. Tras cursar estudios secundarios, Hawking ingresó en el University College de Oxford, donde se licenció en 1962 con los tí­tulos de matemático y fí­sico. Por esa época era un chico de vida normal, cuyas singularidades eran únicamente su brillante inteligencia y un gran interés por las ciencias.

Pero en 1963, en el transcurso de una sesión de patinaje sobre hielo, el joven Stephen resbaló y tuvo dificultades para incorporarse. De inmediato se le diagnosticó un trastorno degenerativo neuromuscular, la ELA o esclerosis lateral amiotrófica. Los médicos supusieron que la enfermedad iba a acabar con su vida en pocos años; sin embargo, se equivocaron. Naturalmente, la vida de Stephen no fue la misma a partir de entonces, pero sus limitaciones fí­sicas no interrumpieron en ningún momento su actividad intelectual; de hecho, más bien la incrementaron.

En octubre de 1962 habí­a iniciado sus estudios de doctorado en el Trinity Hall de Cambridge. Solicitó trabajar con Fred Hoyle, pero el célebre astrónomo tení­a demasiados pretendientes y la petición fue denegada; muchos años después, el propio Hawking verí­a el lado positivo: de haber sido aceptado, probablemente se hubiera visto obligado a defender la teorí­a del estado estacionario de Hoyle, desacreditada tras el descubrimiento de la radiación de fondo de microondas en 1965.

Mientras cursaba su doctorado se casó con Jane Wayline (1965), con quien tendrí­a tres hijos. Tras casi veinticinco años de vida en común, en 1990 la pareja se separó y el cientí­fico se fue a vivir con Elaine Mason, una de las enfermeras que lo cuidaba y con la que cinco años más tarde contrajo matrimonio; esta segunda relación se prolongarí­a hasta 2007. Después de obtener el tí­tulo de doctor en fí­sica teórica (1966), su pasión por el estudio del origen del universo fue en aumento, y sus investigaciones se centraron en el campo de la relatividad general, particularmente en la fí­sica de los agujeros negros, descrita por primera vez por Robert Oppenheimer en 1939.

Ciertamente, Hawking no solo es comparable con Albert Einstein por su popularidad: al igual que el formulador de la teorí­a de la relatividad,Stephen Hawking se planteó la ambiciosa meta de armonizar la relatividad general y la mecánica cuántica, en busca de una unificación de la fí­sica que permitiese dar cuenta tanto del universo como de los fenómenos subatómicos.

En 1971 sugirió la formación, a continuación del big bang, de numerosos objetos denominados «miniagujeros negros », que contendrí­an alrededor de mil millones de toneladas métricas de masa, pero ocuparí­an sólo el espacio de un protón, circunstancia que originarí­a enormes campos gravitatorios, regidos por las leyes de la relatividad.

Sus estudios sobre los miniagujeros negros lo llevarí­an a combinar por primera vez la teorí­a de la relatividad y la mecánica cuántica para resolver el problema de estudiar estas estructuras de dimensiones muy reducidas y de densidad extraordinariamente elevada, sobre las que no se creí­a que se pudiese obtener algún conocimiento.

En 1974 propuso, de acuerdo con las predicciones de la fí­sica cuántica, que los agujeros negros emiten radiación térmica hasta agotar su energí­a y extinguirse. Hawking ha explorado asimismo algunas singularidades del binomio espacio-tiempo.

En 1974 Hawking fue designado miembro de la Royal Society y, tres años más tarde, profesor de fí­sica gravitacional en Cambridge, donde se le otorgó la cátedra Lucasiana de matemáticas (1980), que habí­a sido dictada por tan egregias figuras como Isaac Newton y, más recientemente, Paul Dirac. Hawking continuarí­a ocupando dicha cátedra hasta su jubilación en 2009.

Pero a medida que los logros intelectuales y los reconocimientos se iban sucediendo en su vida (ha recibido innumerables premios y doctorados honoris causa), también avanzaba el proceso degenerativo de su enfermedad. Primero la inmovilidad de sus extremidades lo llevó a depender de una silla de ruedas; después la parálisis se extendió a casi todo su cuerpo; en 1985 contrajo una neumoní­a que obligó a los médicos a practicarle una traqueotomí­a, tras lo cual perdió completamente el habla. A partir de entonces solo pudo comunicarse mediante un sintetizador conectado a su silla, pero ni siquiera eso lo desmoralizó: escribió otros siete libros y siguió publicando artí­culos e impartiendo conferencias.

Un gran divulgador

Stephen Hawking. Foto: Reuters.
Stephen Hawking. (Foto: Reuters)

Resulta una gran paradoja, sin duda, que un hombre que se involucró plenamente en la tarea de clarificar los conceptos cientí­ficos para el público medio (a diferencia de la mayorí­a de sus colegas, Hawking optó decididamente por la divulgación) se haya tenido que enfrentar duramente con la dificultad de poder comunicarlos. No obstante, gracias a su empeño y tenacidad, no ha dejado de salvar los escollos que se derivan de sus discapacidades fí­sicas.

En 1989, en ocasión de su visita a España para recibir el premio Prí­ncipe de Asturias, Stephen Hawking subrayó la importancia de que los ciudadanos de a pie posean las nociones cientí­ficas suficientes para participar en los debates que abren los nuevos avances cientí­ficos y tecnológicos, evitando que todo quede en manos de los expertos.

Ése es el mensaje que se descubre en algunos de sus libros más famosos, como Historia del tiempo: del big bang a los agujeros negros (1988), que ha sido traducido a treinta y siete idiomas y del que en pocos años se vendieron más de veinte millones de ejemplares.

En su propósito de hacer llegar el libro a un público amplio, Stephen Hawking renuncia a las fórmulas y a las exposiciones para especialistas, pero no abandona el tratamiento riguroso de la cuestión.

Procede primero a una amplia exposición de las ideas cosmológicas actuales (el big bang y la expansión del universo), así­ como de los principales hallazgos de la fí­sica de las partí­culas, que explican a nivel subatómico cómo es la materia y las fuerzas que la gobiernan. Hawking pone de manifiesto la sorprendente convergencia de estas dos ví­as de investigación, que han dado nacimiento a una nueva disciplina: la astrofí­sica de las partí­culas.

En Historia del tiempo el autor aborda también, manteniendo siempre el tono de alta divulgación, temas como los agujeros negros y, además del origen, el posible destino del universo. Tampoco elude la pregunta que se formula el hombre común cuando se enfrenta a estas cuestiones: el papel de Dios en todos esos fenómenos, así­ como la creación del universo, punto en el que Stephen Hawking abandona el tratamiento rigurosamente cientí­fico para aventurarse en los inciertos caminos de la especulación metafí­sica.

Otro libros posteriores, como Agujeros negros y pequeños universos (1994), El universo en una cáscara de nuez (2002) o El gran diseño (2010), manifiestan una intención divulgativa todaví­a mayor que sus libros precedentes. Respecto a su bibliografí­a más especializada, sus esfuerzos para describir desde un punto de vista teórico las propiedades de los agujeros negros, así­ como la relación que estas propiedades guardan con las leyes de la termodinámica clásica y de la mecánica cuántica, han quedado recogidos en obras comoThe Large Scale Structure of Space-Time (1973, en colaboración con G.F.R. Ellis), Superspace and Supergravity (1981) y The Very Early Universe (1983).

(Con información de BBC/Huffington Post)

Luto en el mundo de la ciencia por muerte de Stephen Hawking

Diversas voces del mundo lamentan hoy el fallecimiento del astrofí­sico británico Stephen Hawking, quien resolvió grandes enigmas del universo desde su silla de ruedas.

«El profesor Stephen Hawking era una mente brillante y extraordinaria, uno de los grandes cientí­ficos de su generación. Su coraje, humor y determinación para sacar el máximo provecho de la vida fue una inspiración », escribió en su cuenta oficial de Twitter la primera ministra británica, Theresa May.

«Estamos profundamente entristecidos por el fallecimiento de nuestro padre », expresaron expresan sus tres hijos, Lucy, Robert y Tim, en un comunicado publicado este miércoles.

«Era un gran cientí­fico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado sobrevivirá por muchos años. Su coraje y persistencia, con su brillo y humor, inspiraron a personas por todo el mundo. Le echaremos de menos para siempre », agregaron.

Considerado el heredero de Albert Einstein, revolucionó la Fí­sica con sus teorí­as del espacio-tiempo, el big bang y la radiación de los agujeros negros. Su libro Breve historia del tiempo, del Big Bang a los agujeros negros, publicado en 1988, vendió más de 10 millones de copias.

«Probablemente la más significativa y conocida de mis aportaciones fue mi descubrimiento de que los agujeros negros no son completamente negros, sino que brillan como cuerpos calientes », declaró Hawking en una ocasión.

Heredó en 1979 la cátedra ocupada por Isaac Newton en el siglo XVII, cuando se convirtió en profesor de matemáticas aplicadas y fí­sica teórica en Cambridge.

Enfermo de un mal neurodegenerativo progresivo diagnosticado a los 21 años, no confiaba en que podrí­a desarrollar sus estudios, pero logró controlar su enfermedad y adaptarse a las nuevas circunstancias.

Cuando en 1985 perdió la voz tras someterse a una traqueotomí­a, siguió comunicándose gracias a un sintetizador vocal conectado a un ordenador.

En el Gonville and Caius College, en la Universidad de Cambridge, las banderas ondean hoy a media asta y los estudiantes y docentes firman el libro de condolencias.

El mundo de la ciencia está de luto por la muerte de uno de sus más grandes hijos, pero el universo es ahora el hogar de un legado inigualable que supera el espacio-tiempo.

(Con información de Prensa Latina)

A Galileo, Einstein y Hawking no solo los unió la ciencia

Cósmicamente unidas están las vidas de los tres cientí­ficos más revolucionarios en la historia de la humanidad.

Exactamente 300 años después de la muerte de Galileo Galilei, padre de la fí­sica y la astronomí­a moderna, en la ciudad universitaria de Oxford, cerca de Londres, el 8 de enero de 1942 nació Stephen Hawking.

Coincidencia o no, este miércoles cuando el portavoz de la familia anunciaba el fallecimiento del cientí­fico más importante del siglo XXI, se conmemoraba el natalicio del padre de la teorí­a de la relatividad, Albert Einstein, que fue fundamental para el desarrollo de la astrofí­sica.

Tres coincidencias entre Einstein y Hawking

Los dos «cerebros » coincidieron en este mundo durante 13 años, si se tiene en cuenta que Stephen Hawking nació en 1942 y Albert Einstein murió en 1955 y comparten algunos datos curiosos.

1.- Einstein nació un 14 de marzo (1879) y Hawking murió un 14 de marzo (2018).

2.- Ambos cientí­ficos murieron a los 76 años; de hecho, Einstein vivió durante 76 años, 1 mes y 5 dí­as. Hawking, lo hizo durante 76 años y 2 meses.

3.- La teorí­a de la relatividad, lanzada por el cientí­fico alemán, sirvió como base para gran parte de las investigaciones de Hawking que le permitieron estudiar el cosmos, el origen del universo y los agujeros negros y, de paso, hacerse célebre con sus hallazgos y teorí­as.

La cósmica curiosidad que lo une a Galileo

Stephen Hawking nació el 8 de enero de 1942, exactamente 300 años después de la muerte del padre de la ciencia moderna, Galileo Galilei, y hace parte del panteón de los titanes de la ciencia.

Gran parte de sus trabajos se centraron en unir la relatividad (la naturaleza del espacio y del tiempo) y la teorí­a cuántica (la fí­sica de lo más pequeño) para explicar la creación y el funcionamiento del cosmos.

«Mi objetivo es simple », dijo Hawking una vez: «Es entender completamente el universo, por qué es como es y por qu «é existe simplemente ».

Hawking fue un temprano defensor de la teorí­a del Big Bang para explicar el origen del Universo.

Sus investigaciones posteriores demostraron que los agujeros negros emití­an radiación, »la radiación Hawking », como se la conoce.

Los agujeros negros fueron nombrados así­ porque se creí­a que eran tan masivos que ni siquiera la luz podí­a escapar de ellos, pero Hawking demostró que algunas partí­culas sí­ podí­an huir por los efectos de la mecánica cuántica.

(Tomado de zocalo.com.mx)

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