Estados Unidos reduce a un año la estadí­a de sus diplomáticos en Cuba

El Departamento de Estado redujo a apenas un año la duración de la misión de sus diplomáticos en Cuba.

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Embajada de Estados Unidos
(Foto: Tomada de Internet)
Tomado de Cubadebate
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16 Agosto 2018

El Departamento de Estado redujo a apenas un año la duración de la misión de sus diplomáticos en Cuba, un lapso atí­pico que solo se aplica a puestos en guerra o muy peligrosos.

La medida, de acuerdo con  información obtenida por el sitio Politico, está relacionada con los supuestos incidentes de salud del personal diplomático norteamericano en La Habana.

Sin embargo, un año y medio de investigaciones, tanto cubanas como estadounidenses,  no han arrojado una sola evidencia que demuestre los hechos alegados y mucho menos que apunte a una participación cubana.

El cambio del tiempo de estadí­a, que antes era de 24 meses,  equipara a Cuba con naciones tan violentas como Iraq, Afganistán y Sudán del Sur, a pesar de que la mayor de las Antillas es uno de los paí­ses más seguros de la región para sus nacionales y para los más de cuatro millones de visitantes extranjeros que recibe cada año.

La medida es la última de una serie de acciones unilaterales que afectan el normal funcionamiento de los ví­nculos.

Estados Unidos retiró en septiembre del año pasado a la mayorí­a del personal de su Embajada en La Habana y mantiene paralizados desde entonces los servicios consulares para los cubanos, lo cual afecta a miles de familias en uno y otro lado del Estrecho de la Florida.

Asimismo, la capital cubana está declarada por el Departamento de Estado como un puesto sin acompañante, lo cual impide que la familia de los diplomáticos permanezca junto a ellos durante la misión.

El cable obtenido por Politico asegura que La Habana es un puesto donde «se experimentan circunstancias extraordinarias », pero no especifica a qué circunstancias se refiere.

El comunicado del Departamento de Estado vuelve a utilizar la palabra   «ataque » para referirse a los incidentes que alega ocurrieron en Cuba,  pero de los cuales no existen evidencias concretas.

El director general de Estados Unidos del ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba,  Carlos Fernández de Cossí­o,  denunció recientemente  el empleo de ese término.

«Miente quien usa el término ataque para referirse a los sí­ntomas reportados por diplomáticos de EEUU. Lo hace conscientemente, con una agenda polí­tica bien definida y una carga de oportunismo », señaló Cossí­o en la red social Twitter.

«El Departamento de Estado no puede ocultar la manipulación polí­tica de dolencias reportadas por sus funcionarios », refirió Cossí­o tras destacar que la «supuesta preocupación por salud y seguridad de sus diplomáticos se usa con oportunismo polí­tico ».

Sin respaldo alguno

La nueva acción de Washington contra Cuba llega pocas horas después de que una prestigiosa publicación estadounidense  difundiera cartas de 10 cientí­ficos que cuestionan un estudio según el cual diplomáticos norteamericanos sufrieron en Cuba misteriosas lesiones cerebrales.

En las misivas enviadas a la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés),  los expertos manifestaron que los autores de un reporte publicado en febrero en ese mismo medio no incluyeron la histeria colectiva como una de las posibles causas de los sí­ntomas reportados por los funcionarios.

Tales «brotes psicológicos masivos » generalmente ocurren en ambientes de alto estrés, y todos los involucrados comienzan a exhibir los sí­ntomas fí­sicos reales similares, expresaron los autores de las cartas, citados por el portal digital Buzz Feed.

Los estadounidenses Robert Bartholomew, sociólogo médico que trabaja en el Botany Downs Secondary College de Nueva Zelanda, y Robert Shura, neuropsicólogo del centro médico de veteranos de Salisbury, en Carolina del Norte, estuvieron entre quienes  consideraron que hubo una mala interpretación de los resultados de las pruebas.

De acuerdo con ellos y los otros expertos, el equipo de la universidad pasó por alto trastornos comunes que podrí­an haber enfermado a los trabajadores, o descartó las explicaciones psicológicas de sus sí­ntomas.

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