Después de que el The New York Times confirmara que la gandola de ayuda humanitaria había sido quemada por los guarimberos, alguien me alertó del inusual favor que la prensa imperial le hacía a la Revolución Bolivariana: «Con la supuesta verdad ya conocida, y publicada, están buscando credibilidad sobre el tema Venezuela. Es la vieja estrategia de una de cal y otra de arena. Prepárate para la mentira disfrazada de verdad que van a soltar después ».
No pasaron dos semanas para que la advertencia se convirtiera en realidad. Este domingo, The New York Times acaba de publicar un reportaje en el que acusa al Gobierno de Venezuela de, con la complicidad de los médicos cubanos que laboran en ese país, utilizar alimentos y medicinas para presionar a los ciudadanos antes de las elecciones presidenciales de 2018, advirtiéndoles que dejarían de recibir subsidios y tratamientos si no votaban por Nicolás Maduro.
Citado por la agencia EFE, ese paradigma de la «prensa seria » que es The New York Times basa sus aseveraciones en el testimonio de 16 desertores de las misiones médicas cubanas a Venezuela, «que describieron un sistema de manipulación política deliberada, como no utilizar medicinas de primera necesidad en pacientes con el objetivo de reservarlas para el periodo electoral, cuando se exigían votos a favor de Maduro a cambio de tratamientos ».
No hay que ser muy inteligente para encontrar el trasfondo de la nueva revelación del diario estadounidense. En primer lugar, poner en duda el carácter legítimo de las elecciones de mayo de 2018: «Los recuentos de la manipulación y el fraude subrayan los múltiples desafíos a la legitimidad de Maduro como presidente ».
Y en segundo, poner en entredicho la solidaria ayuda médica cubana a ese país, para lo que The New York Times replica el mensaje de la injerencia cubana que desde hace unos días no cesan de repetir los halcones encargados de la campaña de mentiras contra Cuba y Venezuela: «Pero el uso de los médicos cubanos para ejercer el control político no es tan conocido, de acuerdo con los doctores. La práctica muestra de forma desfavorable un intercambio abarcador que supuestamente beneficia a todos los venezolanos, sin importar sus preferencias políticas », sentencia The New York Times.
No es de extrañar, por tanto, que inmediatamente después de publicado el reportaje, John Bolton, asesor de Seguridad Nacional del presidente de EE. UU., Donald Trump, publicara un comentario sobre el artículo en la red social Twitter, donde afirmaba:
«No debería ser una sorpresa que Maduro y sus jefes cubanos han mentido y matado para usurpar la democracia y robar la riqueza del pueblo venezolano », dijo Bolton. «Este es un claro ejemplo de cómo Maduro ignora las necesidades de la gente y empeora la situación para su provecho personal », agregó.
Casualmente, la nueva mentira de The New York Times es publicada varias semanas después de que Cuba rechazó el recurso presentado por los senadores Robert Menéndez y Marco Rubio, quienes acumulan un amplio récord de campañas y acciones anticubanas, para reactivar el Programa de Parole para profesionales médicos cubanos. La iniciativa, presentada en el Capitolio, busca reactivar el robo de cerebros contra galenos de la Isla.
No sería nada raro que las fuentes utilizadas por The New York Times formen parte de la «reactivación » de un programa diseñado para incentivar el abandono de sus misiones por médicos de la Mayor de las Antillas que colaboran en terceros países. Pero los editores del «prestigioso » periódico, al parecer, ignoran que sus testimonios no tienen validez alguna, si se tiene en cuenta que su probable admisión en Estados Unidos está condicionada por sus buenos servicios a la campaña de mentiras contra Cuba.
Es la política migratoria de la verdad o la visa. Como señala el reportaje de The New York Times, uno de los testimoniantes es «uno de los pocos médicos entrevistados que han vuelto a practicar su profesión en un pequeño consultorio en Ecuador ».
Como ya dijimos en un comentario anterior, la política editorial de The New York Times nunca ha estado ajena a la campaña de fake news de que es víctima la Revolución Bolivariana en Estados Unidos.