El desarrollo de un ALBA más fuerte y unido es un compromiso con los héroes de Nuestra América

El presidente  cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, enfatizó en la capacidad del ALBA-TCP de seguir avanzando en constante búsqueda y concreción de proyectos para el desarrollo económico y la dignidad de América Latina y el Caribe,

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Presidente de Cuba. Miguel Díaz-Canel, interviene en la XIV Cumbre del ALBA-TCP.
XXIV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP. (Foto: Cuba, Presidencia)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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14 Diciembre 2024

CARACAS.— La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Libre Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), constituye un «espacio de fraternidad, de solidaridad, de cooperación, de respeto, de unidad, de lucha por los intereses de los desposeídos; voz de los sin voz, defensa articulada de hermanos en la historia, contra la dependencia y la subordinación al imperialismo y a las oligarquías regionales».

Así definió el primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a la alianza fundada por los comandantes Hugo Chavez Frías y Fidel Castro Ruz el 14 de diciembre de 2004.

El presidente cubano fue el segundo orador de la XXIV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que forman parte de la Alianza, y que en la jornada de este sábado, a 20 años de su creación, sesionó en Venezuela, en el Centro de Convenciones Simón Bolívar, en la periferia de Caracas. 

Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, interviene en la XIV Cumbre del ALBA-TCP.
(Foto: Cuba, Presidencia)

Diez países de la región confluyen en lo que el mandatario calificaría como «un proceso de integración inclusivo, que se distingue por la coordinación de acciones para hacerle frente a los peligros comunes, por poner siempre en el centro de las decisiones, el bienestar, el desarrollo y la prosperidad de los pueblos».

El del ALBA ha sido un camino, conceptuó, que «no ha sido fácil», pero que se ha consolidado gracias a la «férrea voluntad» de cada uno de los países miembros por hacerla avanzar.

En el encuentro, liderado por Nicolás Maduro Moros, participaron los presidentes de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega Saavedra, y de Bolivia, Luis Arce Catacora; así como los primeros ministros Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas; Roosevelt Skerrit, de Dominica, y Gaston Browne, de Antigua y Barbuda.

Santa Lucía; Granada, y San Cristóbal y Nieves fueron representados por cancilleres y otros integrantes de sus gobiernos. La Cumbre recibió un mensaje virtual del jefe del Consejo presidencial de transición de Haití, Leslie Voltaire; y contó con representantes de más de 80 movimientos sociales de unos 20 países.

También asistieron, como invitadas especiales, delegaciones de Honduras, dirigida por el vicecanciller Gerardo Torres en representación de la presidenta Xiomara Castro, y de Palestina, al frente de la cual estuvo el ex canciller Riyad al-Maliki, enviado especial del presidente Mahmud Abas.

Sobre la XXIV Cumbre, el presidente cubano rememoría aquel 14 de diciembre de 2004, en La Habana, «cuando Fidel y Chávez sellaron con un abrazo el nacimiento de la ALBA, proceso emancipador que el tiempo ha ido transformando en abrazo de nuestros pueblos». 

Hablaría de los sueños y proyectos «que Fidel y Chávez impulsaron y concretaron como nadie desde los tiempos de Bolívar, para dar respuesta a las aspiraciones de millones de personas. Y que nos corresponde a quienes seguimos sus pasos —reclamó— impulsar y concretar con idéntica voluntad, ahora, cuando no son menos desafiantes los tiempos para nuestras naciones».

En su discurso en la nueva cumbre de la Alianza, Díaz-Canel reiteró las amenazas a la seguridad y la estabilidad que pende sobre varios países de la región, lo que obligó, durante este año, a hacer reuniones extraordinarias para intercambiar sobre el muy complejo escenario internacional y regional que se enfrenta.

Retomó, a propósito, la vigencia de las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz en la XV Cumbre de la Alianza, cuando alertó que se estaba viviendo «una etapa crucial de nuestra historia, en la que un retroceso a escala regional tendría impactos muy negativos para nuestros pueblos».

Foto de presidentes y jefes de Estado participantes en la XXIV del ALBA-TCP.
(Foto: Cuba, Presidencia)

Recordó que hoy el sistema de relaciones internacionales sufre los desbalances de un orden injusto, desigual y excluyente, y somos testigos de la promoción de discursos de odio y violencia, de estímulos desembozados al extremismo y del regreso a viejos, pero no superados, mecanismos de dominación imperialista.

«A los intentos de golpes de Estado y de persecución a figuras políticas de izquierda y progresistas, se suma hoy una feroz maquinaria comunicacional, dirigida a sembrar el terror y la mentira», enfatizó Díaz-Canel.

Ante todas las amenazas, riesgos y agresiones concretas, el presidente cubano alertó que se requiere «la invariable voluntad y el esfuerzo de todos por la unidad, la integración y la paz», y ratificó la «absoluta relevancia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz». 

El primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República demandó, una vez más, la eliminación completa, inmediata e incondicional de todas las medidas coercitivas unilaterales, un histórico reclamo de la comunidad internacional.

Reafirmó la determinación de Cuba «de defender su derecho soberano a construir un futuro propio, independiente, socialista, libre de injerencia extranjera y comprometido con la paz, el desarrollo sostenible, la justicia social y la solidaridad».

Reiteró la solidaridad con los países de la Alianza objeto de desestabilizaciones e injerencias y ratificó el más firme respaldo a la Revolución Bolivariana, al Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua y al Estado Plurinacional de Bolivia.

Díaz-Canel patentizó el respaldo de Cuba a los países caribeños en su derecho a recibir un trato justo, especial y diferenciado ante el cambio climático y al reclamo de reparaciones y compensaciones ante los horrores de la esclavitud y el colonialismo.

También recibieron el apoyo incondiconal de la Mayor de las Antillas, Puerto Rico, que debe ser ya un país libre y soberano, exigió Díaz-Canel, y Haití, que urge del mayor apoyo posible y donde Cuba ha mantenido en todo momento su colaboración médica.

Emotivo fueron las palabras que dedicó a Palestina, víctima de crímenes de genocidio, lesa humanidad y apartheid por parte de Israel; y condenó los ataques perpetrados por el estado sionista contra naciones amigas como El Líbano, Siria e Irán.

Al final de sus palabras, Díaz-Canel recordó que el próximo 1ro de Enero, la Revolución Cubana cumplirá 66 años. Y lo hará —dijo— «con la invariable disposición a enfrentar y vencer los mayores desafíos que aprendimos en la escuela de Fidel, Raúl y la heroica generación del Centenario de José Martí que nos precede.

«Cuba no se doblegará, como no lo hará el ALBA-TCP», ratificó el presidente cubano, que pidió hacer del esfuerzo y trabajo colectivo un ALBA más fuerte y unido. «Que el ALBA-TCP —concluyó— siga avanzando, en constante búsqueda y concreción de proyectos para el desarrollo económico y la dignidad de Nuestra América». (René Tamayo León)

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