Este sábado, 4 de septiembre, se cumplen 41 años del jonrón de Antonio Muñoz frente a Japón, que sirvió para asegurarle a Cuba el cetro en el Mundial de 1980.
Antonio Muñoz se cansó de conectar jonrones en Cuba y más allá de nuestras fronteras. En los principales torneos de envergadura que se efectuaron en su época: Campeonatos Mundiales, Copas Intercontinentales, Juegos Panamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe, el Gigante del Escambray sacó 52 pelotas del parque.
Pero su batazo cumbre en estas citas lo disparó el 4 de septiembre de 1980, hace hoy 41 años, frente al derecho Yukio Takemoto en el séptimo episodio, el cual sirvió para decidir el encuentro contra Japón, 1 carrera a 0, y así proporcionarle a la Mayor de las Antillas su cetro número 16 en justas del orbe.
En opinión del avezado entrenador Pedrito Pérez Delgado cumplió 85 años el pasado primero de septiembre, quien durante muchos años formó parte del colectivo técnico cubano en las principales confrontaciones internacionales, este bambinazo se clasifica entre las conexiones antológicas de nuestros peloteros en certámenes foráneos, comparable con el jonronazo de Agustín Marquetti que dejó al campo a Estados Unidos en Nicaragua, en 1972 y el estacazo de Lourdes Gourriell que sirvió para empatar el choque frente a los norteamericanos en Parma, en 1988.
La victoria contra los nipones, a la cuenta particular de Braudilio Vinent, aseguró el trono para los criollos una fecha antes de la clausura del evento.
«Recuerdo que había estudiado en un videotape la forma de lanzar de Yukio Takemoto, y dije: “Me voy a preparar para la rectaâ€. El tirador nipón realizó el movimiento, moví el bate con fuerza, y vi cómo la pelota caía en las gradas del right », me relató en una oportunidad Antonio Muñoz.
Resulta llamativo que la dirección técnica de Japón haya sustituido en el séptimo al zurdo Hasabe por el derecho Takemoto, sabiendo que el primer hombre a la ofensiva por Cuba en ese capítulo sería precisamente un zurdo, el peligrosísimo Antonio Muñoz.
Después del partido, el mentor de la selección de la Tierra del Sol Naciente, Toshihiro Ishi, expuso sus razones: «Muñoz tenía cuatro jonrones frente a lanzadores zurdos. Entonces, nosotros desestimamos esa posibilidad y nos limitamos a cumplir el plan elaborado. Por eso trajimos a Takemoto, tal como estaba previsto, y perdimos por un golpe ».
Braudilio Vinent, el Meteoro de la Maya, triunfador en el importante partido, me contó para mi libro El Gigante del Escambray: «Allá en Japón, el mánager Servio Borges dio una reunión previo al encuentro con los locales. Yo dije, que me hagan una sola carrera, que con ella gano el juego. En el séptimo Muñoz dio jonrón y me dijo ahí tienes la carrera que tú querías, y yo le contesté, bueno, si ya tengo la carrera, tengo la victoria ».
Al culminar el evento Antonio Muñoz fue incluido junto a Pedro Medina, Alfonso Urquiola y Braudilio Vinent en el equipo Todos Estrellas. El Gigante del Escambray promedió 400 y concluyó al frente de los jonroneros (7) empatado con Luis Giraldo Casanova y en impulsadas (19), actuación que le valió para ser escogido por segunda ocasión consecutiva como el Jugador más Valioso del Mundial.
Al regreso del equipo con el trofeo de campeones, Cuso, como lo llaman sus allegados, afirmó: «Le tiré duro a una recta y tras el jonrón supe que la victoria estaba asegurada. Como estaba Vinent, no podía ser derrotado ».