El deporte cubano sufre este miércoles, 22 de septiembre, una lamentable pérdida con el deceso del boxeador Orlando Martínez Romero, a los 75 años, tras padecer la enfermedad de Alzheimer.
Mencionar al zurdo de Juanelo como también le decían es recordar al primer campeón olímpico en el periodo revolucionario, 68 años después que los esgrimistas, con Ramón Fonst Segundo, a la cabeza habían conquistado las últimas preseas doradas para nuestro país, en San Luis 1904.
Orlandito participó en tres citas estivales; la primera, en Ciudad de México 1968, donde sucumbió en su pleito inicial frente al húngaro Tibor Baradi, en los 51 kilogramos. Cuatro años más tarde, en Múnich 1972, disfrutó la gloria olímpica, al superar a todos sus rivales, en la división de los 54 kilos, para convertirse en el primer monarca olímpico de la Revolución.
En esos juegos venció a Hamhung Win (BIR) por decisión de 4 a 1, luego aventajó al irlandés Michael Dowling, 3 votos a 2; a Ferry Egberty Boniaga (INA), 5 a 0; a George Turpin (GBR) en semifinales, 3 a 2, y en el combate que lo llevó a la gloria olímpica, doblegó por votación unánime al mexicano Alfonso Zamora.
Después, en esa misma cartelera subieron a lo más alto del podio Emilio Correa en la categoría de 67 kilogramos y el supercompleto Teófilo Stevenson, de quien se recuerda sobre todo su gran victoria en cuartos de final contra el estadounidense Duane Bobick, la Esperanza Blanca.
Orlandito tuvo una tercera participación olímpica en Montreal 1976, pero ya no era el mismo, y tras derrotar al venezolano Jovito Rengifo, cedió en semifinales ante el coreano Hwang Chulsoon, con veredicto cerrado de 2-3.
Sin ser un púgil que convenciera a los entrenadores, Orlandito obtuvo el cetro de la división gallo (54 kg) en los Juegos Panamericanos de Ciudad de México 1975, al derrotar al norteamericano Bernard Taylor en el combate por el oro. Un año antes tuvo que conformarse con el metal de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, con sede en Santo Domingo, en 1974.