Ochenta y ocho años han transcurrido del 7 de octubre de 1933, cuando Adolfo Luque Guzmán se convirtió en el primer lanzador latino en conquistar una victoria en las Series Mundiales de las Grandes Ligas, la cual le dio el título a los Gigantes de Nueva York frente a los Senadores de Washington en el clásico otoñal.
Esto ocurrió en el quinto y último desafío, hecho que Luque, ya con más de 40 años de edad, consideró el momento más emocionante que experimentó dentro de un terreno de béisbol.
Los Gigantes de Nueva York tenían saldo de tres éxitos en los cuatro partidos efectuados y solo necesitaban un triunfo frente a los Senadores de Washington para coronarse campeones.
En el sexto episodio los representantes de la capital estadounidense empataron el marcador a tres carreras, debido a un batazo de cuatro esquinas del jardinero central Fred Schulte con un par de corredores en circulación, lo que provocó la explosión del box del abridor Hal Schumacher.
El mánager de los Gigantes, Bill Terry, envió a la lomita del Griffith Stadium a Adolfo Luque, quien colgó tres ceros sin mayores complicaciones.
En el décimo capítulo Melvin Ott puso arriba en el marcador a los Gigantes con un bambinazo que parecía suficiente para Luque, pero en el cierre de ese inning los Senadores dieron señales de vida, situando a dos jugadores en circulación, ya con dos outs. En la caja de bateo se encontraba el zurdo Joe Kuhel, y entonces Bill Terry salió del banco dispuesto a sustituir a Luque.
El apodado Havana Perfecto dijo más o menos así a su mentor: «No me quites, Bill, yo poncho a ese hombre y la Serie va a terminar ».
Tiempo después Luque recordó ese hecho, con las siguientes palabras: «No es costumbre que la voluntad de un pelotero se sobreponga al criterio del mánager, pero yo le hablé con tanta seguridad, que me dejó en la lomita. Recuerdo que al voltear la espalda para regresar a la cueva me dijo: "Okey, Dolph, confío en usted" ».
Luque no hizo quedar mal a Terry, y con tres envíos liquidó por la vía de los strikes a Kuhel. Así los Gigantes de Nueva York se titularon campeones y Papá Montero se convirtió en el primer pelotero cubano y latinoamericano en conquistar el título en dos series mundiales, pues en 1919 había obtenido el cetro con los Rojos de Cincinnati en el clásico otoñal en que varios peloteros de los Medias Blancas de Chicago fueron sancionados de por vida al haber apostado y vendido juegos de su equipo.
Vale aclarar que, aunque integró dos equipos campeones en Series Mundiales, fue el primer anillo logrado por Adolfo Luque, pues estos comenzaron a entregarse en 1922.