Tras la muerte de Urbano González Basanta, el pasado sábado 4 de diciembre, se ha comentado mucho sobre la gran vista que tenía el Guajiro de Catalina, el pelotero que menos se ponchaba en nuestras series nacionales de béisbol. Solamente lo retiraron en 68 ocasiones por la vía de los strikes, en 3215 comparecencias a la caja de bateo.
Sin embargo, este jugador, nacido el 25 de mayo de 1939, posee una primacía de la que se ha hablado menos: Urbano es el único, en los campeonatos surgidos en 1962, que ha conquistado cinco títulos de forma consecutiva.
Comenzó con Occidentales, primer monarca de las series nacionales de béisbol, y luego integró el conjunto Industriales que, bajo la dirección de Ramón Carneado, tuvo una seguidilla de cuatro cetros de manera sucesiva, que se ha mantenido hasta nuestros días.
Además de Urbano, en la cadena de cuatro gallardetes de los azules estuvieron Ricardo Lazo, Jesús Jufré y Manuel Hurtado.
Defensor de la intermedia y la antesala, el Guajiro de Catalina dijo adiós al béisbol activo después de haber intervenido en 13 series naciones y liderado a los bateadores con 359 de average en el cuarto clásico beisbolero (1965). Internacionalmente participó en cuatro campeonatos mundiales (1961, 1970, 1971 y 1972), cuatro Juegos Panamericanos (1959,1963, 1967 y 1971), y tres Juegos Centroamericanos y del Caribe (1962,1966 y 1970).
Debemos aclarar que Urbano conquistó una manito de títulos seguidos, pero no es el que más se ha coronado en series nacionales; ese honor lo tiene el desaparecido receptor villaclareño Lázaro Pérez Agramonte, quien sin contar la selectiva, que ganó con Las Villas en 1978, y la Serie de los Diez Millones, en la cual su equipo resultó campeón, acumuló 7 banderines.
El caibarienense integró el elenco de Occidentales en 1962, posteriormente triunfó en tres oportunidades con Industriales y tres con Azucareros. De haber integrado la nómina de Industriales en la versión de 1966, Lázaro hubiera igualado a Urbano, con cinco coronaciones.
Con este equipo yo no pierdo
Hace seis años, mientras escribía el libro Fidel nunca se poncha, editado en el año 2016 por la Editorial Capiro, Urbano me contó una anécdota que transcribo a continuación:
«Muchas veces, cuando concluía el juego y ya íbamos a coger los pasillos contó Urbano, Fidel llegaba y nos decía que no nos fuéramos para jugar.
«Hubo dos ocasiones en que terminamos de jugar con él y fuimos a jugar baloncesto, porque él nos invitó.
«Una vez, cercano a una competencia internacional, nos dividimos en dos equipos y a mí tocó jugar con él. Miguel Cuevas conectó un roletazo que me tumbó para atrás, cogí la pelota, la solté para primera base y puse out a Cuevas. Cuando vengo a ver, Fidel estaba delante de mí y me preguntó: "Urbano, ¿qué te pasó?" Entonces salió corriendo para el dogaut, y exclamó: "Con este equipo yo no pierdo" ».