Hace medio siglo Cuba realizó una histórica actuación en la Olimpiada de Munich 1972, en la cual el boxeador Orlandito Martínez conquistó la primera medalla de oro en el período revolucionario.
Momento histórico, el árbitro levanta el brazo de Orlandito Martínez, primer campeón olímpico de la Revolución. (Foto: Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
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10 Septiembre 2022
10 Septiembre 2022
hace 2 años
Este sábado 10 de septiembre se cumplen 50 años de la clausura de los XX Juegos Olímpicos de Munich 1972, aunque muchos sitúan el 11 de septiembre como el epílogo de esta cita que cambió la trayectoria de Cuba en las confrontaciones bajo los cinco aros.
Del puesto 31 alcanzado en los Juegos de Ciudad de México, en 1968, Cuba ascendió a un decoroso puesto 14, con una cosecha de 8 preseas distribuidas, en 3 de oro, una de plata y 4 de bronce.
Varios momentos inéditos nos dejó esta Olimpiada: el primer medallista de oro en el período revolucionario que acabó con la sequía de 68 años sin obtener un título, desde que la esgrima, con Ramón Fonst a la cabeza, aportó el último cetro en San Luis 1904.
La obtención de la presea dorada del desaparecido Orlandito Martínez, la victoria del boxeo en la lid por países, el memorable triunfo de Teófilo Stevenson frente al norteamericano Duane Bobick llamado la Esperanza Blanca, la conquista de las dos medallas de bronce de la guantanamera Silvia Chivás y el tercer lugar del baloncesto masculino por mucho el hecho más sobresaliente en la historia de esta disciplina en el país, matizaron la actuación de los atletas del Verde Caimán en esos Juegos.
Orlandito, el llamado Zurdo de Juanelo (1944-2021) le proporcionó a Cuba la primera medalla áurea, luego de dominar los 54 kg, al superar a Hamhung Win (BIR) por decisión de 4 a 1; después aventajó al irlandés Michael Dowling, 3 votos a 2; a Ferry Egberty Boniaga (INA), 5 a 0; a George Turpin (GBR) en semifinales, 3 a 2, y en el combate que lo llevó a la gloria olímpica, doblegó por votación unánime al mexicano Alfonso Zamora.
Pero el triunfo más recordado del pugilismo criollo en esa Olimpiada fue, sin dudas, el del supercompleto Teófilo Stevenson abanderado de la delegación, quien en cuartos de final se impuso por RSC, a los 1.48 minutos del tercer asalto, al estadounidense Duane Bobick.
Posteriormente se adjudicó la corona, con victoria por abandono, frente al rumano Ion Alexe. Antes de esos importantes combates triunfó contra el polaco Ludwink Denderys (RSC-octavos de final) y el alemán Peter Hussing (RSC-semifinal). Su extraordinaria actuación le valió para recibir la copa Val Baker, que se otorga al mejor boxeador de la Olimpiada. Posteriormente, el gran campeón se colgó la medalla dorada en Montreal 1976 y Moscú 1980.
El otro pugilista que conquistó el título resultó Emilio Correa (67 kilos), mientras que Gilberto Carrillo (81) y Douglas Rodríguez (51) merecieron las preseas de plata y bronce, respectivamente, para, con una gran cosecha de 3 de oro, una de plata y otra de bronce, proporcionarle a nuestro país el éxito colectivo por naciones.
Otra disciplina que marcó un hecho sin precedentes en la mayor isla del Caribe fue el equipo de baloncesto masculino, que se hizo del metal de bronce, detrás de la entonces Unión Soviética y Estados Unidos.
En la ronda eliminatoria dominó en seis juegos y solo cayó ante el poderoso quinteto norteamericano; en esa llave doblegó a Egipto, España, Checoslovaquia, Australia, Japón y a Brasil; en semifinales perdió con la Unión Soviética (61-67) y en la pugna por el tercer puesto aventajó a Italia (66-65) cuando solo restaban 25 segundos de juego.
Entretanto, la guantanamera Silvia Chivás se erigió en la primera mujer cubana que obtuvo dos preseas en una misma Olimpiada, pues culminó con bronce en los 100 metros planos, y junto a Marlene Elejalde, Carmen Laura Valdés y Fulgencia Romay, formó parte de la cuarteta 4x100 que ganó una medalla de igual color.
Dos villaclareños
En estos Juegos, cuando todavía pertenecíamos a Las Villas, el territorio que en la actualidad ocupa Villa Clara fue representado por dos deportistas: Conrado Guamuta Pérez y el fallecido boxeador Andrés Molina.
Guamuta merece un reconocimiento, medio siglo después de aquella histórica actuación que Cuba no ha podido igualar en el baloncesto y no se vislumbra que otras generaciones puedan conquistar.
El fuerte pegador Andrés Molina tuvo la mala suerte de encontrar en su camino a dos adversarios que luego se titularon monarcas olímpicos: el alemán Manfred Wolke, en los 67 kilos, en Ciudad de México 1968, y cuatro años después, en Munich, derrotó por RSC al finlandés Penti Saarman; luego noqueó al soviético Anatoli Kamnev y terminó a las puertas de las preseas, al caer frente al estadounidense Ray Seales en una polémica decisión.