¿Una team de estrellas sin Muñoz?

Luego de ocho años sin viajar a Cuba, Agustí­n Marquetti, tuvo de visita en el paí­s el pasado mes de mayo y en una entrevista mencionó un team de los mejores peloteros de antes en el que no aparece Antonio Muñoz. 

Compartir

Agustín Marquetti y Antonio Muñoz, peloteros cubanos.
Agustín Marquetti y Antonio Muñoz se saludan antes del choque celebrado en el Bucky Dent Park, en Hialeah, durante la visita que el Gigante del Escambray hizo a los Estados Unidos en el año 2014. (Foto: Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
Osvaldo Rojas Garay
2103
19 Septiembre 2022

Confeccionar un Todos Estrellas de los peloteros que han pasado por nuestras series nacionales de béisbol constituye un verdadero dolor de cabeza. En algunas posiciones como el campo corto es un problema si escoger a Germán Mesa o Eduardo Paret; hay otras que, prácticamente, no tienen discusión, como ubicar a Ví­ctor Mesa en la pradera central, a Luis Giraldo Casanova en el bosque derecho y a Omar Linares en la esquina caliente, con mención para Pedro José Rodrí­guez Jiménez, el gran Cheí­to Rodrí­guez.

Para excluir de un conglomerado de astros a Antonio Nicolás Muñoz Hernández hay que pensarlo bastante. En nuestra opinión, Cuso ha sido el mejor inicialista que han tenido nuestros torneos beisboleros, el único que hubiera podido desplazarlo de haber permanecido en Cuba es José Dariel (Pito) Abreu Correa, posiblemente el mejor bateador cubano del presente siglo, incluyendo todos los peloteros de la mayor isla del Caribe que se desempeñan en cualquier liga en el mundo.

Traigo a colación el tema porque luego de ocho años sin viajar a Cuba, Agustí­n Marquetti Moinelo, el más mediático de los peloteros de la capital en su tiempo, estuvo de visita en el paí­s el pasado mes de mayo, y en una entrevista, entre otras cosas expresó:

«Mira, si yo hago un team de antes incluirí­a a Pedro Luis Rodrí­guez, Kindelán, Pacheco, Paret y Germán Mesa, Linares, Casanova, Ví­ctor, Gurriel, Ermidelio, Fernando Sánchez, Romelio, Junco… Con esos caballos, que nada más jugaron Serie Nacional pero que tení­an todo para llegar a Grandes Ligas, ganábamos un clásico sin susto. Hoy no es así­, con lo de la Serie Nacional no basta, hay que tener luz larga, respetar a los que siguen en Cuba y no negarles el derecho a los profesionales ».

Tiene razón el Toletero de Alquí­zar al expresar que esos «caballos » que solo transitaron por la Serie Nacional tení­an de todo para llegar a Grandes Ligas y con ellos hasta podí­amos vencer en un Clásico. De hecho, cuando nuestros certámenes gozaban todaví­a de una gran calidad y no habí­a el éxodo de jugadores nativos del Verde Caimán que existe ahora, obtuvimos el segundo lugar en el I Clásico Mundial, en el 2006, a mi juicio el mayor éxito del béisbol aficionado cubano, aun cuando las vitrinas del deporte de las bolas y los strikes en el archipiélago atesoran 25 coronas del orbe.

En una de las cosas que no coincido con Marquetti es en haber excluido de ese grupo a uno de los «caballos » que más trotó bate en manos en su época: Antonio Muñoz, quien después de participar en 24 temporadas en la pelota activa hasta su retiro en 1991, se despidió comandando unos cuantos departamentos ofensivos.

De la manera en que el capitalino enfoca el team de su época supongo que en su constelación le reserva a Orestes Kindelán la custodia del primer cojí­n. Claro que el Tambor Mayor debe estar en ese equipo, pero no en la inicial.

El Kinde como le dicen algunos se movió en la pradera izquierda, la receptorí­a, la inicial y como bateador designado, que era a mi modo de ver la que le vení­a como anillo al dedo.

Muñoz es el mejor bateador zurdo de los que desarrollaron toda su carrera en la pelota que se juega en Cuba después de 1962 y un excelente defensor de la primera colchoneta, aunque comenzó desempeñándose en los jardines. Un detalle: en la relación que ofrece Marquetti no incluye a ningún pelotero zurdo, todos son derechos, como ocurrió con el elenco cubano que intervino en la Copa Intercontinental de 1995.

Sin entrar en comparaciones con respecto a estos dos miembros del Salón de la Fama del béisbol cubano, Kindelán fue una gran estrella, el mayor jonronero de nuestro principal pasatiempo nacional (487 batazos de vuelta completa), nadie dejarí­a fuera al León de la Montaña, como tampoco el Guajiro debe ser excluido; una solución salomónica hubiera sido colocar al Tambor Mayor como bateador designado y al Gigante del Escambray en el primer cojí­n, tratándose de un defensor natural de esa posición.

No es fácil excluir de ese team a un pelotero que en los torneos beisboleros cubanos lideró 57 casilleros ofensivos repartidos en 26 en campeonatos nacionales, uno en la Serie de los 10 Millones de 1970 y 30 en selectivas, como es el caso del temido bateador de Algaba. El único departamento importante que no pudo comandar Muñoz fue el liderato de los bateadores, pero le picó cerca, pues concluyó cinco veces como sublí­der en ese renglón, 2 en nacionales y 3 en el clásico élite.

Comentar