Lamentablemente, el mes de septiembre nos ha llevado físicamente a dos importantes figuras del deporte villaclareño: Alejo O'Reilly Morejón, uno de los más sobresalientes bateadores zurdos en el béisbol nacional, y el pasado sábado 24 de septiembre, un cáncer de pulmón apagó la vida de Miguel Virgilio del Río López, uno de los mejores entrenadores del baloncesto femenino cubano.
Se nos fue Miguelito a los 72 años, con la experiencia de haber transitado por todas las categorías del deporte de los aros y las canastas en el país, desde los Juegos Escolares, los campeonatos nacionales, hasta llegar al Olimpo.
Fue uno de los principales protagonistas de la mejor época del baloncesto para damas en nuestro Verde Caimán, primero como asistente de Manuel el Gallego Pérez en la década de los 80 del pasado siglo, y luego, a partir de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Ponce, Puerto Rico, en 1993, asumió el mando de la selección cubana hasta 1998.
Como asistente del Gallego Pérez participó en un par de citas estivales: Barcelona 1992, donde las nuestras coquetearon con las medallas al ocupar el cuarto lugar, y en Atlanta 1996, porfía en la cual descendieron al sexto escaño.
Entre 1986 y 1998 asistió a cuatro justas del orbe, en las que siempre nuestras chicas se ubicaron entre las siete primeras del planeta, incluyendo el resultado más importante del básquet criollo en la rama femenina, cuando se adjudicaron la medalla de bronce en el campeonato mundial de Malasia, 1990.
Con Miguelito del Río como director técnico las Lobeznas de Villa Clara vivieron su época dorada en el baloncesto doméstico, al conquistar tres gallardetes sucesivos en la década de los 80 de la anterior centuria, con el apoyo de un lujoso trío de jugadoras: Leonor Borrell Hernández, a mi juicio la mejor baloncestista que ha tenido Cuba; María Elena León Molinet y Gricel Herrera Méndez.
Luego de cesar en su función de entrenador del equipo nacional, Miguelito viajó a Colombia en 1999 y allí dirigió el equipo San Andrés masculino en la Liga profesional de esa nación, que ocupó la cuarta posición. Luego entrenó a los jugadores de Guatemala hasta el 2006, y al concluir su colaboración empezó a trabajar como metodólogo provincial de baloncesto e impartió cursos de superación en los territorios de la capital y Villa Clara.
Miguelito del Río no solo intervino con el equipo cubano en los principales certámenes del planeta; también, por su brillante carrera como preparador recibió el Botón Olímpico que otorga el Comité Olímpico Internacional, la distinción Mártires Barbados, que entrega el Consejo de Estado, y el diploma Fundador de los Juegos Escolares Nacionales por el Inder.
María Elena León Molinet, una de sus chicas más adelantadas, al conocer la triste noticia declaró: «Miguelito fue uno de los mejores entrenadores que han pasado por el baloncesto femenino cubano. Poseía un carácter fuerte y era muy inteligente; cuando trazaba una estrategia, pocas veces se equivocaba ».