Cuenta la leyenda que una pequeña isla llegó a la cúspide del voleibol masculino. Los escribanos relatan historias de talento donde el saludo al balón los convierte en misiles de alto alcance. Describen momentos de gloria para aquellos que detrás de la malla alta imponen habilidad y carácter. Sin embargo, los espectadores de sus cruzadas observan cómo, al abrir las puertas de uno de los eventos más importantes de este deporte, los gladiadores ceden en su empeño de vencer.
Hace un mes, La Liga de las Naciones de Voleibol (LNV) propuso, por vez primera, su presencia en el calendario competitivo del «Cuba» de Nicolás Vives. Doce de sus mejores hombres respondían al llamado. Miguel Ángel López y su tropa enfrentarían oponentes de primer nivel, cuyas estrategias y potencialidades eran superiores a las antes vistas. Dos opciones quedaban planteadas: dar lo mejor de sí y albergar la dicha de vencer a Goliat o, simplemente, tirar la toalla antes de iniciar el partido.
Parecía sencillo al mirar la última imagen del Challenger Cup 2022, torneo que les dieran el pase a la LNV. Con un poco de suerte los contrarios caerían y la victoria subiría al marcador antes del tie breack. Sin embargo, la realidad distaba un poco de los pronósticos.
Uno a uno los sets pasaban. La inseguridad colmaba cada posición. Ante los saques, el recibo fluctuaba entre errores no forzados y escasos aciertos para el acomodador. El bloqueo permitía tantos pases como pelotas dirigidas a sus manos. Los huecos defensivos desarmaban los K2. Entre improvisaciones y destaques individuales, los puntos maquillaban una imagen distante a las presentadas en eventos anteriores.
Cada juego disminuía la credibilidad sobre la estrategia. El cansancio y los excesos, sin tiempo de recuperación, eran causas recurrentes analizadas en los medios. Por momentos, el equipo matizaba las salidas con ligeras muestras de la calidad acostumbrada. La segunda derrota puso en la mira un nuevo objetivo: el elenco brasileño. Dos por tres y los antillanos se sumergían en la lucha clasificatoria.
Semana dos y la magia daba otro toque del mismo contexto. Los errores, forzados y no forzados, la baja efectividad en la ned y la superioridad del rival reflejaban un equipo, en ocasiones, devastado y potencialmente capaz a intervalos. Otras dos caídas para intentar una victoria que dieran la posibilidad de abandonar el sótano de la competición. Esta vez, el opuesto Jesús Herrera y Miguel Ángel López encendían la mecha ante Bulgaria. Javier Concepción y Osniel Melgarejo reajustaban la defensa para convertir en intransferible el vuelo del balón sobre la red. Cinco puntos, dos victorias, seis derrotas y el puesto 12 del clasificatorio; la parada que los redirecciona al torneo regional.
En los Centroamericanos los pronósticos aseguraban medalla. Su desempeño sería el espejo con el que todos veríamos la actuación de los deportes colectivos. En el saber popular permanecía la duda ante la muestra en la cima mundial aunque, sin ánimos de preponderar, los elencos regionales no suponen oponentes de riesgo.
El engranaje correspondía a la imagen original, esa que paralizó a todo un país mediante el retorno a las grandes lides. Paciencia y cuidado conformaban el análisis táctico del juego. Las lecturas proponían igualdad en el inicio de un set que, poco a poco, ampliaba la diferencia.
Un cuarto de siglo quedaba en el olvido. Al inicio de semana el «Cuba» de la malla alta puso fin a la sequía dorada. El 49 % de efectividad en el ataque, nueve aces y 12 bloqueos daban al traste con las aspiraciones de República Dominicana. Los titulares anunciaban barrida y oro en el medallero. Era el retorno de aquel equipo que brilló por su juego.
Tras la euforia de la presea dorada, la tercera ronda de la LNV aguarda por la transformación del «Cuba». Las ocho mejores selecciones rellenarán con sus nombres los cupos clasificatorios por la lucha del título de Liga. La destreza y estrategias a seguir deberán privilegiar el juego colectivo en la defensa sobre la ned e intensificar las individualidades en el ataque.
Al término del fin de semana, los rivales de La Mayor de Las Antillas serán Alemania y República Islámica de Irán. Para los nuestros, la victoria es el único camino posible en sus aspiraciones. Detrás del televisor una isla divide sus atenciones. Las últimas jornadas de los Juegos Centroamericanos y la Liga de las Naciones plantean otra epopeya.
En manos de los cubanos recae la posibilidad de alcanzar un nuevo sueño. Mostrar una imagen más asociada a su rol de campeones será el objetivo. Ante el espejo las dos versiones discuten por imponerse. Esperemos pues, que volvamos a observar la que fielmente nos llevó al título.
Pie de foto: El equipo Cuba que nos gusta ver y que disfrutamos cuando se baña de oro en las competiciones. En la foto llevan el metal dorado de los Centroamericanos.