La invisibilidad de las líneas marca el terreno. Desde el césped que ampara la aspereza del asfalto, Oscar y Carlos pasean la esfera de un lado a otro. El primero abandonó su puesto en el panel de control para ocupar el centro del campo. El segundo ha dicho a sus pacientes que tiene un hobby, cuya duración cuenta con 90 minutos sobre el terreno de juego. Detrás de la reja, un grupo de adolescentes, jóvenes y niños admiran las habilidades de quienes lucen trajes de futbolistas.
En las gradas descansa Mateo. Hace pocas horas desplegaba su talento en un torneo regional. Hoy no debuta con su equipo, pero está seguro de que sus amigos defenderán con garra los colores de la cuadra. El banquillo advierte un cambio generacional; mientras, los titulares concuerdan en las estrategias tácticas del que será su último campeonato. De norte a sur, jóvenes como Oscar y Carlos defienden el nombre de su zona de residencia.
Otros como Mateo dan gracias por la oportunidad brindada a un niño que, cierto día de vacaciones, decidió jugar con sus amigos a ser futbolista. Las esquinas son puntos limítrofes. Ante la alineación, la cifra de participantes varía según las características de la competencia. «Hay muchachos en la calle que tienen muchas ganas, interés y nivel», afirma Erlis Bermúdez López, árbitro internacional de fútbol playa y representante del fútbol en Villa Clara. Actualmente, los muchachos que tenemos no pasan por una base sólida. La mayoría viene de las ligas que salen de los barrios, y presentan un buen somatotipo. Si vemos que tienen interés y habilidades son llamados a integrar el equipo».
Los interbarrios brindan la posibilidad de desarrollar este deporte y la base de los atletas. La transformación de las técnicas que presenta la preparación de los futuros profesionales recurre al juego en los espacios reducidos, la rapidez y las facilidades con el balón. Según Bermúdez López, estas características son vistas de manera frecuente en los niños que juegan los torneos de calle, por lo que constituye un espacio idóneo para descubrir nuevos talentos. El gusto por el fútbol vuelca hacia las comunidades un manojo de fanatismo e interés. Inter, Bayer, Barça , Madrid, Atlético, Manchester, Milán y Roma cubren las últimas noticias en las cuatro esquinas de la ciudad. Las buenas nuevas recorren mercado de fichajes, estrategias y posiciones de juego, posibles alineaciones y situación financiera de cada club.
Durante el verano el seguimiento es constante, y la adopción de los principales nombres del universo futbolístico comienza un recorrido por Santa Clara. En ocasiones, resulta difícil llegar a un consenso en cuanto al nombre que debe llevar el equipo del barrio. Diversas instalaciones acunan los espacios competitivos de este deporte.
Respecto al desarrollo de las ligas y sus escenarios, el representante del fútbol villaclareño dijo a Vanguardia: «Aunque las reparaciones y remodelaciones cerraron los predios del "Heriberto García", terreno de la liga principal de Santa Clara, contamos con un torneo que se juega en el reparto José Martí con una participación de más de 200 muchachos divididos en 20 equipos; y la Liga que se desarrolla en la sala Rolando Abreu, con una participación de ocho equipos y rasgos similares al fútbol sala. A su vez, se espera retomar el famoso interbarrio de fútbol 11, con sede en el Burro Perico, e incorporar a las competiciones la circunscripción de Ciencias Médicas y el reparto Sakenaf. Para ello, el colectivo de trabajo integró en sus filas asesores y árbitros cuya preparación es constante y certificada, tanto a nivel nacional como internacional».
El fútbol en Villa Clara es una pasión arraigada en tiempo e historia. Las ligas y los torneos competitivos rebasan límites citadinos para llegar a rincones inhóspitos. Todos disfrutan la posibilidad de jugar en familia, como si de un clásico se tratase. Al norte de la ciudad, un ómnibus detiene su paso. En el interior, un uniforme amarillo y negro llama la atención de quienes lo abordan. Los números parecen aludir a los dioses del balón. Los padres intentan calmar el bullicio, pero ante la premura de saberse ganadores, el equipo evoca cada una de las jugadas. El tope tuvo lugar en los municipios correspondientes a la zona montañosa y, tras el retorno a casa, el análisis de los pequeños desconcierta a los que se saben un poco mayores. Al parecer, el fútbol también nace en las calles.