Tal como conté en mi libro Fidel nunca se poncha, poco había dormido Robert Smith —entonces presidente de la Asociación Internacional de Béisbol (IBA)— en las primeras jornadas de la VIII Copa Intercontinental, desarrollada en Cuba en octubre de 1987, pero saber que esa noche sostendría un encuentro con Fidel le borró el cansancio.
Aquella noche, una pertinaz llovizna caía sobre la Plaza de la Revolución José Martí. Faltaban cinco minutos para las doce y Fidel se disculpó con Smith y los que lo acompañaban, pues originalmente les había anunciado el encuentro para las nueve de la noche, pero a esa hora tuvo que recibir a un visitante que previamente no estaba en su programa de actividades.
Fue, según confesó el propio Smith, una reunión libre de protocolos y de formalismos que duró aproximadamente tres horas. Se habló mucho sobre los Juegos Panamericanos de Indianápolis. También se conversó acerca del mar y sus encantos.
«No encuentro nada como el mar para sustraerme de las tensiones», afirmó el Comandante. Surgió el tema de que en una oportunidad un scout de los Senadores de Washington, quien asistió a un partido de béisbol con el objetivo de firmar a otro pelotero que actuaba en ese choque, quedó impresionado por el dominio ejercido por Fidel, quien lanzó por uno de los equipos.
«Así y todo el scout quiso firmarme, pero yo me negué», expresó sonriente el Comandante en Jefe. La respuesta de Robert Smith no se hizo esperar: «Creo que actuó usted muy bien. Quizás el béisbol perdió a un buen pitcher, pero su pueblo, años después, ganó a un gran conductor». Pero Fidel llamó la atención no sólo del scout que lo quiso firmar.
En junio de 1964, en ocasión de una visita de un conjunto juvenil canadiense, el mentor Marcel Racine, quien lo vio lanzar, declaró: «Tiene un coraje tremendo y sabe mezclar los lanzamientos. Sabe lanzar porque le pitchea a los bateadores en la zona que ellos menos pueden batear. Tiene una memoria prodigiosa y buen control. Yo observé que en los dos primeros innings le batearon cinco hits y después les costó trabajo a las Estrellas batearle. Ya con ventaja amplia cedió. Es digno de admirar en todos los aspectos».