«Beckler, de Argentina, sale en primer lugar en la posta corta», escribió Ernesto Guevara en la descripción de la foto. (Foto: Tomada de Cubadebate)
Osvaldo Rojas Garay
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07 Octubre 2023
07 Octubre 2023
hace 1 año
Conocida es por los cubanos la afición de Ernesto Che Guevara por los deportes, especialmente el ajedrez, juego en el que fue un calificado adversario; sin embargo, menos se sabe sobre su relación con la fotografía. Esta última faceta dejó impresionado a un profesional del lente, a quien el Guerrillero Heroico respondió: «Antes de ser comandante fui fotógrafo».
Según afirma Marcos Zimmermann en el libro Historias de fotógrafos, sus inicios en este oficio se remontan a 1954, año en que Ernesto llega a México sin dinero, por lo que junto a un amigo, Roberto Cáceres, tuvo que utilizar la fotografía para ganarse la vida. En la tierra de Benito Juárez, Guevara conoció al médico y periodista argentino Alfonso Pérez Vizcaíno, quien dirigía la Agencia Latina de Noticias, creada en 1945 por Juan Domingo Perón.
De este encuentro el Che escribiría: «Conocí al jefe de la Agencia Latina que es médico, simpatizó conmigo y me nombró corresponsal provisorio». Ernesto consiguió un contrato de reportero gráfico y fue en ese momento cuando ocurrió un hecho interesante, pues tuvo la encomienda de cubrir los II Juegos Panamericanos, que se llevaron a cabo en Ciudad de México entre el 12 y el 26 de marzo de 1955; Argentina culminó en la segunda posición, detrás de Estados Unidos, mientras que Cuba finalizó en el noveno con apenas una presea de oro.
«Mi trabajo durante los Juegos Panamericanos fue agotador en todo el sentido de la palabra, pues debía hacer de compilador de noticias, redactor fotográfico y cicerone de los periodistas que llegaban de América del Sur. El promedio de horas de sueño no pasa de cuatro durante los juegos, debido a que yo era también el que revelaba y copiaba las fotografías (…)», refirió en una carta que muchos atribuyen que se la envió a su tía, Beatriz Guevara, y otros a Tita Infante, una amiga y compañera suya de los tiempos en que estudiaban Medicina en la Universidad de Buenos Aires. Reflejó el periodista Horacio López Das que también realizó varias entrevistas, una de ellas a la tenista Viola Livetti, quien fue eliminada en cuartos de final, pero llegó a ser la número uno del tenis femenino en Argentina en 1961.
«¿Quién puede ser?», se preguntó Livetti cuando le dijeron que un periodista argentino deseaba entrevistarla. «Yo no era tan famosa como para que vinieran a verme. Cuando salí del vestuario vi que me estaba esperando. Lo recuerdo como si lo viera hoy; tenía un traje gris, una camisa blanca con el cuello asomado a la solapa, una cámara colgada y seguía con su pelo corto y su jopo», recordó la tenista gaucha.
Del lente de Ernesto quedaron varias instantáneas de los Juegos como el triunfo del guatemalteco Mateo Flores en la maratón, la segunda medalla de oro del pertiguista estadounidense Bob Richard, quien se elevó sobre los 4.58 m, así como el triunfo de México en la Copa de las Naciones, cuyo equipo estuvo integrado por Humberto Mariles, Joaquín D. Harcourt, Jaime de la Garza y Roberto Viñals.
Tuvo contacto también con atletas cubanos, según le contó al periodista Víctor Joaquín Ortega: el cuatrocentista Ángel García, quien un año antes había derrotado en los Juegos Centroamericanos y del Caribe al recordista mundial y titular de la cita estival de Helsinki 1952, el jamaicano George Rodhen.
«Yo me dije entonces —afirmó García—, no es mexicano; el dejo es de chileno, más bien de uruguayo o de argentino. Con amabilidad nos llamó para fotografiarnos a pesar de que no nos llevamos tantos triunfos como en los Centroamericanos del 54, efectuados allí también; a pesar de nuestros monos desteñidos, los pinchos demasiado usados, el tipo de muertos de hambre que mostrábamos».
El encuentro con los atletas criollos dejó para la posteridad una foto en la que aparecen Samuel Anderson, Ángel García, Claudio Cabrejas, Luis Betancourt, Víctor Hernández y Roberto López Jova. De este sexteto solo subió al podio Víctor Hernández, que se agenció la medalla de bronce detrás del brasileño Adhemar Ferreira da Silva, bicampeón olímpico en triple salto, y el venezolano Arnaldo Devonish.
Tres meses más tarde, el 20 de junio, la Agencia Latina de Noticias se disolvió, pero se elaboró un documento en el que dejaba constancia acerca de la labor del Che Guevara como redactor, y con el cual se puede constatar su incursión en el mundo del periodismo deportivo. Un año después, cuando ya había conocido a Antonio Ñico López, Fidel Castro, Raúl Castro y otros revolucionarios formó parte de los 82 expedicionarios que vinieron en el yate Granma.
Si tanto se ha escrito que el Che tenía siempre un ajedrez a mano, también hay que señalar que el valiente guerrillero asesinado el 9 de octubre de 1967 era igualmente un apasionado a la fotografía, pues muchas veces llevaba consigo la cámara con la que captó imágenes de su recorrido en motocicleta por países de Latinoamérica, los viajes como diplomático a Europa, Asia y el Medio Oriente, y los años de la lucha internacionalista en el Congo y Bolivia.