Fernando González, Nicolás Massú y Lucy López, legendaria atleta y voluntaria, encienden el pebetero del Estadio Nacional. (Foto: Tomada de Internet)
Niurys Castillo Hernández
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22 Octubre 2023
22 Octubre 2023
hace 1 año
Un estruendo sacude la estancia. Fracciones de segundo invaden la ansiedad de un temblor inesperado. En el cristal de la ventana, un volcán anuncia su detonante. ¡La hora ha llegado!
Años atrás el Perú colmó de gloria al Imperio inca. Lima propuso un certamen digno de las glorias pasadas. En su devenir actual, la dominación de los señores del Cuzco propone otra de sus ciudades.
Esta vez la cita es un poco más al suroeste de las Américas, entre el océano Pacífico y las montañas andinas, donde la nieve admira al desierto y las lenguas nativas aún gozan de pobladores. Justo al sur de las arenas del Atacama, donde el trile alza su vuelo.
Ante el llamado ancestral, las palabras proliferan en su concepto. A la hermosura de las aves con manchas amarillas, se suma la migración oportuna de aquellos mitimaes provenientes de un cauce con igual nombre de bautizo. Sin embargo, el mensaje es preciso y la ubicación inequívoca. En aimara, el código recurre a los sonidos onomatopéyicos del ave nacional ,«ch'iwi o chilli»; en español, la ubicación es «donde termina la tierra».
En el Valle Central el Santo Patrono de España presta su nombre a la capital. La panorámica desciende desde las montañas alzadas como torreones. El mar traspasa la barrera natural y tras varios movimientos, el Cinturón de Fuego convino la consecución de sus puertos.
Miles de atletas son convocados al sexto enclave poblacional al sur del continente. Treinta y nueve deportes asumen un escenario diferente. La mítica de las islas de Pascua indican el paso a los forasteros. De las Grandes Tierras de Fuego nace la llama del evento regional. El Pacífico aclama vientos ligeros y acuerda varios días de calma.
El Nuevo Extremo impone rasgos coloniales. La diversificación de su paisaje refleja la dicha de sabernos únicos y naturales. Desde Isabel Allende hasta La Roja, lo real y maravilloso se hace eco de un terreno angosto, rico e inmaterial; de un ser diferente a sus ingredientes iniciales, pero prendido de sus raíces.
A cientos de kilómetros una pequeña isla prepara sus estandartes. Bajo el sendero trasandino, su delegación pasea el emblema tricolor. Dos campeones advierten el carácter protector heredado del Gigante de Herradura. En la mañana, la escarcha de las competencias fue rasgada. El buque insignia presentó sus baluartes femeninos mientras la masculinidad otorgaba credenciales a la convocatoria del cuadrilátero. El despertar ha sido hermoso, la novena de cuatro letras obtuvo su primer triunfo y al parecer las proyecciones ponen tras la mira la final del campeonato.
Desde el 20 de octubre y hasta el 5 de noviembre Santiago de Chile será la capital de las Américas. La llama, el guanaco y la vicuña aguardan por el zorro y el pudú para extender su realeza. Entre el mar, bordeando las costas del sur, un encuentro impone una nueva mirada. Los Juegos Panamericanos Santiago 2023 invocan a los dioses de la Pachamama. En su asociación el pebetero indica que la fiesta es justo donde termina la tierra.