Del ring a la gloria: Neslan Machado y Juan Bejerano, la historia detrás de los puños naranjas

Neslan Machado y Juan Bejerano impusieron su talento en el ring de los años 50 y 60 del siglo pasado. En la actualidad se identifican como glorias deportivas de Santa Clara.

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Anisbel Luis Reyes y Niurys Castillo Hernández
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06 Abril 2024
Neslan Irán Machado Zumaquero y su familia durante la colocación de la placa de identificación de gloria deportiva de boxeo. (Foto: Anisbel Luis Reyes)

Hace años que no compite, pero lo que bien se ama jamás se olvida. «Empecé a boxear con ocho añitos y fui obteniendo resultados deportivos en las categorías Escolares y Juveniles hasta llegar a ser Campeón Nacional, Panamericano y Mundial Juvenil», afirma Neslan Irán Machado Zumaquero, gloria deportiva que, en días pasados, recibiera la identificación que lo acredita como miembro ejemplar del movimiento deportivo en Santa Clara.

Su incorporación a los equipos Cuba inició un camino de aciertos, donde la destreza de sus movimientos, la agilidad de los golpes y su rapidez en el ataque lo convirtieron en la primera figura de los 50, 54 y 57 kilos, durante casi 12 años de profesión.

«Los torneos en Europa eran muy fuertes. Ahí participé en la cancha de Bulgaria, el torneo por el cinturón de oro en Rumanía y Turquía, y la copa química de Gales. Eran campeonatos que puntuaban al ranking del mundo y en los que obtuve medallas de oro y plata», detalla el participante y ganador de los primeros Playa Girón de Boxeo.

«Me inicié en 1952 y no porque me gustara el boxeo. No, no me gustaba. A veces, a uno no le gusta una cosa, pero se desarrolla muchísimo en eso. Yo me desarrollé hasta convertirme en campeón nacional en 1957. Estábamos en plena tiranía y esto estaba malo», confiesaJuan Gualberto Cerruti, o Juan Bejerano, como todos lo conocen.

Juan Gualberto Cerruti acompañado de su familia, durante la colocación de la identificación de gloria deportiva de boxeo. (Foto: Anisbel Luis Reyes)

La incompetencia de quienes regían la disciplina impidió la participación de Bejerano en varios topes y competencias internacionales. Sin embargo, la escasez de recursos, las imposiciones de órdenes y la necesidad de vanagloria en los jefes del ejército batistiano no influyeron en el talento  del boxeador villaclareño.

En la actualidad, Machado y su par de Santa Clara convergen en que la renovación del Buque Insignia impone tiempos de desarrollo y actualización de los sistemas de combate.

«Estamos en una etapa llena de figuras nuevas. Debemos ir remodelando las cosas en las que nos falta. El boxeo debe salir adelante porque es un deporte que siempre ha sido fuerte y con una gran cantidad de campeones», explica Machado Zumaquero.

La premisa de ser recordados va más allá de la pequeña identificación que adorna la fachada de nuestros atletas inactivos. Recuperar cada detalle de su vida resulta necesario, pues la historia no es nada sin sus protagonistas. 

«Es un orgullo muy grande que reconozcan lo que fuiste. Ahora nadie nos debe olvidar. La gratitud es una cosa es muy bonita», expresó Neslan, luego del homenaje que realizará el Inder de Santa Clara en las afueras de su vivienda.

Las glorias deportivas son la base histórica de nuestro movimiento. Recordar sus hazañas supone una tarea de orden para quienes disfrutan del universo atlético. La insignia no cambia de estilo, solo demuestra que en tierra de campeones, no hay imposibles entre el ring y la gloria.

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