Europa tiene un rey absoluto en el mundo del fútbol. Este 14 de julio España impuso su estilo para conquistar la cuarta Eurocopa en su historia. Doce años después del último lauro, una nueva generación triunfó en una final continental, al vencer dos goles por uno a la selección inglesa en el Olímpico de Berlín.
Los ibéricos abrieron el marcador en el minuto 47 con diana de Nico Williams, servido por Lamine Yamal, máximo asistidor del torneo. Los ingleses, por su parte, supieron igualar las acciones con una buena generación ofensiva. El empate llegó mediante un disparo de Phillip Folden desde el borde del área.
El ir y venir de los atacantes devino batalla campal en el centro del terreno, para poner a prueba la destreza y capacidad recuperadora de los mediocampistas. A falta de tres minutos para el final, Oyarzabal dio a los campeones del Mundo en 2010, la supremacía del Viejo Continente.
Al cierre del encuentro varios récords salieron a la luz para los campeones. Entre ellos, la conquista de los principales premios individuales: máximo goleador (Dani Olmo), mejor jugador (Rodri) y mejor jugador joven (Lamine Yamal); la jerarquía histórica de los títulos (4), el número de victorias consecutivas para el torneo (7) y la presencia del jugador más joven en disputar y ganar un evento continental (Lamine Yamal).
Nico Williams y Mikel Oyarzabal, dos goles que valieron para el reinado español en el fútbol europeo. (Fotos: Tomadas de Internet)
La Euro 2024 hizo justicia a la mejor presentación de la copa. De principio a fin, el once de Luis de la Fuente hilvanó sus fuerzas, propuso y defendió. Aprendió a jugar sin balón y esperó paciente la brecha para la transición oportuna. En defensa no hubo reclamos, la perfección impidió las filtraciones de peligro y los remates al arco. Justo, al frente, la delantera afinó sus rifles. Desde los laterales y el centro el grito de gol propuso una nueva alegría.
Este domingo, las imágenes de Berlín matizaron de rojo la mezcla de experiencia y juventud. En las gradas, la vieja guardia observaba a sus sucesores. Esta vez, el tiquitaca propuso un ataque más directo y una caricia más larga para la distribución de sus efectivos. Sin grandes figuras ni estrellas mediáticas, la Roja dispuso el talento y celebra su triunfo.
Durante 45 días, los elegidos por de la Fuente sufrieron lesiones y bajas sensibles, mas la mira estuvo siempre en la mejor versión de sí mismos. Ante la salida de Pedri, el mediocampo encontró en Olmo la constancia de los goleadores. En la trinchera, tras las molestias de Le Normand y la tarjeta de Carvajal, vieron en Nacho y Navas suplentes de lujo. La delantera mantuvo su posesión al contar con Merino y Oyarzábal. La transformación devino en familia, y nadie pudo penetrar sus muros.
La noche alemana vistió de amarillo y rojo. El sueño de infantes se hace real en las calles de España. Triunfó el apego al buen fútbol y sus raíces. La Furia Roja retorna al poder y expone, ante todos, el título de Reyes de Europa.