
La Federación Internacional de Ajedrez (Fide, por sus siglas en francés), entidad que rige el juego ciencia en el mundo, nombró al 2022 como Año de la Mujer en el Ajedrez, y desde entonces, ha creado programas con el fin de fomentar la equidad de género y de buscar un mayor acercamiento de las féminas al llamado deporte mente.
Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, nuestro país prácticamente se ha convertido en un tablero gigante de ajedrez, con la realización de varias iniciativas en las que las féminas han tenido un gran protagonismo.
En medio de este acontecimiento recordé aquellas proféticas palabras del Comandante Ernesto Che Guevara, en el acto de clausura del campeonato de ajedrez del Ministerio de Industrias, en agosto de 1963 —al cual asistió como invitado el exmonarca del orbe Mijail Tal—, cuando expresó que Cuba tendría Grandes Maestros y eso sería también obra de la Revolución.
El vaticinio del Che se hizo realidad con creces, precisamente Silvino García, uno de los jóvenes que él vio jugar cuando comenzaba a empinarse en el mundo de las 64 casillas, fue el que abrió el camino, al conseguir el ansiado pergamino en 1975.
Cuando el Guerrillero Heroico hizo su pronóstico no existía el título de Gran Maestra, pues este se creó en 1977, una década después de su caída en Bolivia.
Estoy seguro que de haberse introducido antes, como sucedió con los hombres en 1950, el Che hubiera afirmado que Cuba también tendría Grandes Maestras.
Correspondió a Vivian Ramón Pita, abogada capitalina nacida en 1963, el honor de ser la primera dama de nuestro archipiélago en exhibir la sigla WGM en la mesa de juego, en 1998.
Luego llegaron Maritza Arribas Robaina (SCU), Sulennis Piña Vega (GRA), Yaniet Marrero López (LTU), Zirka Frómeta Castillo (SCU), Oleiny Linares López (SCU), Yanira Vigoa Apacheche (MTZ), Lisandra Teresa Ordaz Valdés (PRI), Yuleisy Hernández Moya (HAB), Yerisbel Miranda Llanes (PRI) y Yaniela Forgas Moreno (SCU).
Otras tres completaron el codiciado título en el exterior, las villaclareñas Mairelys Delgado Crespo y Jennifer Rodríguez Pérez, así como la habanera Thalia Cervantes Landeiro.
Che Guevara se sentiría muy feliz por el alto vuelo de las chicas en la Olimpiada Mundial de Ajedrez realizada en Khanty-Mansysk, en 2010, donde ocuparon una sorprendente cuarta posición, aventajadas únicamente por Rusia, China y Georgia.
También habría disfrutado la medalla de oro alcanzada por Yaniet Marrero en el tercer asiento en la mencionada cita, la presea de plata obtenida por la santiaguera Oleiny Linares en la mesa cuatro en Dresde 2008 y la de bronce de Zirka Frómeta, en la tercera silla en Dubái 1986.
El inolvidable Guerrillero Heroico tampoco hubiera ocultado su emoción al ver a Lisandra Ordaz convertirse en Maestra Internacional absoluta y rebasar los 2400 puntos de Elo (2414), que le permitieron figurar entre las 50 primeras jugadoras en el ranking mundial.