Primeras damas en los caminos al cielo

Tras la reapertura del Club de Paracaidismo de Villa Clara, sus filas cuentan con mujeres cuyo sueño de volar se hizo realidad el pasado mes en Cienfuegos.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Cortesía de las entrevistadas)
Anisbel Luis Reyes
Anisbel Luis Reyes
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29 Marzo 2025

Volar es una de las experiencias más anheladas por el hombre. Desde la antigüedad hasta nuestros días, surcar los cielos constituye una veneración a la libertad y la esencia del ser en su estado más puro. A la certeza de llegar a tierra firme le antecede un riesgo apasionante, similar a un salto al vacío.

(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

Tras el retorno de los deportes aéreos en el país, muchos son los adeptos inscritos a las filiales provinciales de las actividades sobre las nubes. El pasado febrero, La Perla del Sur entró a los albores del camino a los cielos al acoger por vez primera el Concentrado Nacional de Mujeres Paracaidistas.

«A febrero lo abraza mi primer salto. Ahí me convencí de que estoy enamorada de este deporte —afirma Osana García Ravelo, una de las seis féminas pertenecientes al Club de Paracaidismo de Villa Clara—. Sé que está sólo fue una primera experiencia».

«Nunca pensé tirarme de un avión. Sólo quería hacer un tándem para ver cómo era la experiencia, pero este juego es muy contagioso. Me fui enredando y terminé saltando sola de un avión», confiesa Elisdary Hernández Machado, otra de las debutantes aéreas del Club villaclareño.

«Todos estuvieron pendientes de nosotras. Las profesoras y los instructores siempre tenían un mensaje de aliento. En el arco de salida y en el aterrizaje todo regía en torno a nosotras», recuerda García Ravelo.

«Todavía tengo mis temores, pero fue una oportunidad única. Yo fui por un salto y terminé haciendo tres saltos seguidos. Es un privilegio que muy pocos tenemos. No quiero salirme de estas actividades», comenta Elisdary Hernández.

(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

La compenetración de las instrucciones y la técnica dieron a los primeros vuelos femeninos aires de seguridad y valor. Ante la distancia entre el cielo y la tierra, la tranquilidad de los expertos hicieron de la experiencia una ronda repetitiva. 

«Yo me inicié en Camagüey hace un año, más o menos, pero pertenezco a Villa Clara porque me han acogido en esta pequeña locura. Ellos son una familia», asegura Indira Espinosa Puig, quien une a su pasión por el vuelo la vocación de salvar vidas.

(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

«Al concentrado fuimos a aprender, a mejorar, a interactuar con las veteranas del paracaidismo femenino que no conocíamos y a apoderarnos de esa sabiduría», agregó la galena.

«Entré al Club en su reinauguración. Esto es un venenito que se mete por las venas —advierte Indira Silverio Ramos, la paracaidista más experimentada de las inscritas al club—. Después de dos años sin poder saltar el concentrado vino a ser la expresión suprema de lo que es hoy el paracaidismo femenino».

La preparación mental, el proceso del salto y el aterrizaje fueron puntos claves en las charlas y los encuentros de instrucción. Ante el cuidado de la técnica y los equipos de emergencia, las voces de mando fueron firmes e imponentes.

(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

«El concentrado estuvo muy bien. Estuvieron pendientes de muchas cosas, pero me hubiera gustado un mayor enfoque en las cuestiones técnicas, propias del paracaidismo», comenta Silverio Ramos.

«Van hacer falta más concentrados como Cienfuegos. Allí la mujer no sé empodera, llega ya empoderada y lista para comerse al mundo», asegura Osana.

«Las muchachitas llegaban a tierra y decían yo quiero volver a saltar. Al otro día lo hacían. Sin dudas, el intercambio fue necesario», agrega García Ravelo.

«Me encantó compartir con mujeres que ya tienen cierta edad y, aún, se mantienen en el deporte. Poseen una alegría contagiosa. Todas éramos únicas y, a la vez, se sentía como si fueras miembro de una familia. Realmente es lo que más me gusta del club», expresa Elisdary Hernández.

«No hubo un momento en el que no te preguntarán ¿cómo estás?, ¿cómo te sientes?, ¿en qué tienes dudas? o ¿ en qué te sientes floja? Cuando tuve mi aterrizaje muy mal me dieron mucho aliento. Me decían que no me castigara, que todas habían pasado por lo mismo, que para un primer salto, después de tanto tiempo, no podía exigirme tanto. Sinceramente me hubiera gustado verlas en la puerta del avión dándonos la confianza y la seguridad que nos dieron los demás instructores. Me hubiera gustado empoderarlas más de lo que ya están», relata Indira Silverio, quien en su primer salto tuvo una lesión de rodilla durante el aterrizaje que le impidió volver a realizar un salto.

(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

«En mi sentir personal me creció la familia. En Cienfuegos conocí muchachitas desde Baracoa hasta La Habana y Pinar del Río. Este concentrado sirvió para unirnos y estar al pendiente las unas de las otras. Sé que de esta experiencia saldrán otras, pero Cienfuegos rompió el hielo. Gracias a ello, yo quiero volver a saltar», manifiesta Osana.

El espíritu de los cielos tocó el alma femenina. Al riesgo de un vuelo libre la seguridad es inminente. ¿Quién mejor que una mujer para dominar las nubes? El sueño de volar es hoy una realidad. Sólo quien ama aquello que sueña es capaz de sobreponerse a los imposibles. Las damas han conquistado los deportes aéreos.

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