Recuento de una final explosiva

El Chelsea inglés fue contundente sobre la cancha, y con el 3-0 contra los franceses del PSG, alzó la copa del Mundial de Clubes 2025.

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Chelsea celebra el triunfo en la final del Mundial de Clubes.
El Chelsea celebra el triunfo en el Mundial de Clubes 2025. (Foto: Tomada de Internet)
Anisbel Luis Reyes
Anisbel Luis Reyes
97
19 Julio 2025

La final del Mundial de Clubes 2025, el pasado 13 de julio, entre Chelsea y PSG fue mucho más que un marcador abultado. El 3-0 en favor de los ingleses no solo sorprendió por su contundencia, sino por el modo en que se construyó: intensidad táctica, eficacia ofensiva y una actitud diametralmente opuesta entre los dos equipos.

Desde el inicio, Chelsea impuso su ritmo en el MetLife Stadium de Nueva Jersey. Cole Palmer abrió el marcador al minuto 22 con un zurdazo preciso tras una jugada iniciada por Malo Gusto. Ocho minutos después, repitió la fórmula: amagues, espacio y definición al mismo rincón. Antes del descanso, João Pedro recibió una asistencia milimétrica de Palmer y picó el balón sobre Donnarumma para el 3-0 definitivo.

En la segunda mitad, PSG intentó reaccionar, pero se encontró con un muro llamado Robert Sánchez. El arquero español detuvo remates de Kvaratskhelia, Dembélé y Vitinha, convirtiéndose en figura clave para sostener el resultado. La frustración del conjunto parisino se hizo evidente: João Neves fue expulsado por tirar del pelo a Cucurella, y Gonçalo Ramos falló una ocasión clarísima bajo el arco.

El cierre del partido estuvo marcado por un altercado entre Luis Enrique y João Pedro. El técnico del PSG empujó al delantero brasileño en medio de una discusión con otros jugadores, generando una tángana que empañó el final. «Fui a proteger a Andrey Santos. Me empujaron. Es parte del juego. No saben perder, creo», declaró João Pedro tras el incidente (tomado de Marca).

Luis Enrique intentó justificar su reacción: «Mi intención era separar la pelea. Hay mucha tensión, mucha presión. No debería volver a ocurrir» (tomado de Mundo Deportivo). El presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, salió en defensa del técnico: «Tenemos al entrenador más disciplinado y respetado del mundo. Fue a separar la pelea y se vio envuelto en ella. Los entrenadores también merecen respeto» (tomado de Diez).

Del lado inglés, las declaraciones reflejaron serenidad y orgullo. Enzo Maresca, técnico del Chelsea, afirmó: «Este grupo ha demostrado que la planificación y la confianza en el proceso dan frutos. No éramos favoritos, pero sabíamos cómo hacer daño» (tomado de AS). Marc Cucurella añadió: «Salimos con mucha actitud. Ellos no se sintieron cómodos en ningún momento. Hemos trabajado todos como uno, con un único objetivo» (tomado de Marca).

Cole Palmer, elegido MVP del torneo, resumió su actuación con humildad: «Me encantan las finales. Volvió a ocurrir. El entrenador tenía un gran plan de juego. Sabía dónde estarían los espacios. Intentó liberarme al máximo y tuve que recompensarlo marcando goles» (tomado de AS).

La final dejó claro que el Chelsea no solo ganó por goles, sino por carácter. PSG, en cambio, mostró una cara deslucida y emocionalmente desbordada. Una noche que será recordada tanto por el fútbol como por las lecciones de actitud.

 

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