Cuba ha llegado hasta aquí luchando y creando, hasta convertir los reveses en victorias

Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura del IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en el Palacio de la Revolución, el 13 de diciembre de 2024, «Año 66 de la Revolución».

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Saldremos de las dificultades actuales con creatividad, potenciando los programas de desarrollo sobre la base del talento, la innovación, el trabajo, la resistencia creativa, afirmó el Presidente. (Foto: Estudios Revolución)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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14 Diciembre 2024

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

Queridas compañeras y compañeros:

Está a punto de terminar otro año tremendo, los pesimistas dirán que no pudo ser peor; los optimistas, bando en el que militamos los revolucionarios, creemos que lo importante es haber vencido la prueba y los aprendizajes que nos deja.  

Estamos viviendo a escala global un escenario internacional peligrosamente convulso, marcado por guerras en curso y amenazas de guerra, con efectos económicos de los cuales Cuba no escapa.

Ahora mismo presenciamos una reconfiguración geopolítica de Oriente Medio de signo muy negativo, con el inaceptable genocidio en Gaza y el derrocamiento del Gobierno en Siria, después de haber sometido a su pueblo a 13 años de sanciones económicas, guerra y saqueo de sus recursos por bandas terroristas financiadas por Occidente.

Libre de ese valladar a sus afanes expansionistas en la región, Israel avanza con su maquinaria de guerra sobre las naciones vecinas con la impunidad absoluta que le otorgan la protección de Estados Unidos y la incapacidad de la Organización de las Naciones Unidas para solucionar los conflictos por vías diplomáticas.

Otros elementos como el resultado de las elecciones en Estados Unidos, el ascenso de la ultraderecha en América Latina, el cambio climático y sus consecuencias configuran la complejidad del escenario internacional actual.  

Sumemos la singularidad de Cuba: bloqueada, con 243 medidas que refuerzan ese bloqueo y la inclusión arbitraria del país en una lista de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo, elaborada unilateralmente por Estados Unidos, con alcance global por su acción coercitiva sobre gobiernos e instituciones financieras y bancarias.

El más reciente resultado electoral en Estados Unidos no nos sorprendió, como no nos sorprende la eufórica danza de los odiadores, desesperados por cantar el fin de la Revolución que no han podido derrotar.  Ese resultado y la posibilidad de un incremento de la agresividad hacia Cuba estaban en los escenarios previstos.  

Conscientes de esa realidad, nos disponemos a enfrentar este nuevo escenario con ecuanimidad y sin miedo, pero alertas y preparados.  En eso se ha venido trabajando, aun antes de las elecciones en los Estados Unidos.

Mantendremos la mano abierta al pueblo de Estados Unidos, sobre todo a los cubanos que allí viven, y la disposición al diálogo respetuoso con su Gobierno; pero se rechazará con firmeza todo intento de injerencia.  La respuesta no es ni será hacer concesiones a quien se propone destruirnos y dominarnos, ni será desviarnos del rumbo socialista.

Saldremos de las dificultades actuales con creatividad, potenciando los programas de desarrollo sobre la base del talento, la innovación, el trabajo, la resistencia creativa.  El momento es muy complejo, pero no insuperable. 

La prolongación en el tiempo de la política de bloqueo, unida al complejo escenario internacional no menos adverso para Cuba por su impacto en los mercados, someten a toda la sociedad a una presión constante que agrava los problemas también de forma constante.

El desgaste que producen esas presiones mantenidas y profundizadas durante seis décadas forma parte del diseño original de la hostil política del Gobierno norteamericano.

Martí advirtió que a un plan enemigo corresponde responder con otro plan: plan contra plan.  Para Cuba no hay más disyuntiva: frente al desgaste, la resistencia.

Pero no la resistencia como sinónimo de soportar, tolerar, sufrir, sacrificarse.  No, esa jamás podría ser nuestra concepción.  La resistencia cubana es la respuesta que ha dado la nación a lo largo de su historia: una resistencia desde la rebeldía, desde la intransigencia, desde la fortaleza, la solidez, la energía, la vitalidad, todas ellas fuerzas motrices que, bien aprovechadas, permiten crear, superando los obstáculos.

Lamentarnos y optar por el sacrificio no está en los genes cubanos.  Cuba ha llegado hasta aquí luchando y creando, hasta convertir los reveses en victorias.

Como Partido, nos toca convocar a la movilización para producir, desarrollarnos, crear y obtener resultados que se transformen, en el más corto tiempo posible, en un cambio en las condiciones de vida del pueblo cubano, en la revalorización de sus salarios, pensiones y sus bienes fundamentales.

Todo eso solo lo podemos lograr con el propio pueblo.  Movilizar e implicar al pueblo en esa batalla es tarea de todos los que estamos aquí, en primer orden, como vanguardia política, que tenemos el deber y la responsabilidad ineludible de hacer invencible a la nación en su unidad de propósitos y esfuerzos.

Los últimos meses, de manera particular, nos han dejado evidencias de que sí es posible y de que existe en este pueblo un pujante espíritu de resiliencia.

Son cubanas y cubanos, la mayoría anónimos, quienes recuperan en días, y ya hasta en horas, las desconexiones del sistema electroenergético nacional, como también lo son quienes responden de manera inmediata en la recuperación ante desastres naturales como los dos huracanes y terremotos que nos afectaron.  

Pero hay que decir que también esas respuestas impresionantes del pueblo han contado, en el lugar y en el momento más complejo, con la guía de mujeres y hombres del Partido y el Gobierno, cuadros de la Revolución que entienden bien el grado de sacrificio, entrega y ejemplaridad que demandan las responsabilidades de quienes estamos en la vanguardia.

Luego de haberse recuperado los servicios vitales duramente dañados por la fuerza de la naturaleza, corresponde, con la militancia del Partido en primera línea, mantener la movilización y el trabajo que garanticen recuperar en el menor tiempo posible las afectaciones provocadas a más de 50 000 viviendas, infraestructuras, así como en la agricultura.    

Una medida exitosa de estricto cumplimiento en Cuba ha sido la preparación de los estudios de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgos, en los que los fenómenos naturales han sido evaluados y para los que se prepara un conjunto de medidas con el propósito de mitigar los efectos negativos de los desastres naturales y también de los no tan naturales, motivados algunos de ellos por una deficiente gestión local del suelo y las aguas.

Estos estudios y sus medidas son y deben ser actualizados sistemáticamente porque la experiencia demuestra, sobre todo a la luz de muchos acontecimientos con este tipo de catástrofes, que quedan vacíos de conocimiento y previsiones que deben ser actualizados.

Fueron cubanas y cubanos de las entrañas del pueblo quienes hicieron una vacuna en tiempo récord y salvaron a este país de la pandemia, o buscaron alternativas médicas y técnicas a retos inéditos.

Es lo que apreciamos en las visitas a los municipios del país.  Y aquí me detengo en un ejemplo de esos aprendizajes.  Refiriéndose al valor con que se enfrentó la emergencia electroenergética, Miguel Castro, eminente profesor de la CUJAE –fue Decano de la Facultad de Eléctrica–, después de explicar que cuando el balance de potencia del sistema electroenergético no se puede lograr, por cualquier razón, se producen fenómenos de inestabilidad muy peligrosos que hacen colapsar rápidamente los sistemas sin que ninguna acción humana pueda impedirlo. 

Después de esa explicación, decía el profesor: «A quienes propalan y amplifican la idea de ineptitud o incompetencia profesional de nuestros despachadores y operadores sin saber lo que están diciendo, les digo que mancillan las páginas heroicas que ellos escriben mientras nosotros dormimos o esperamos sentados en nuestras casas a que venga la luz.  Unos lo hacen por ignorancia y es comprensible, pero otros lo hacen con saña y desprecio a nuestros trabajadores eléctricos porque es un discurso muy conveniente en el propósito, que jamás lograrán, de destruir a nuestra Revolución».

Este ejemplo me lleva a otros como la dignidad de los deportistas cubanos, afectados por disímiles problemas y carencias, que son, como Mijaín, capaces de volver a poner el Himno y la Bandera de la Patria en las competencias más duras y frente a contrarios que cuentan con todos los recursos.  O el compromiso y entrega de los delegados del Poder Popular que han librado con valentía y coraje un histórico proceso de rendición de cuenta en medio de uno de los momentos más desafiantes de un año sumamente difícil.

Tenemos muchos ejemplos que estamos viendo todas las semanas en los municipios y provincias que recorremos, y mis preguntas siguen siendo:

¿Por qué unos sí se sobreponen a los desafíos y otros no?  ¿Es una cuestión personal de intransigencia y rebeldía ante las dificultades?  ¿Tenemos o no tenemos potencialidades?  ¿Qué hace falta para movilizar la fuerza y la energía del pueblo?

Yo creo que, en primer lugar, hace falta lograr la mayor legitimidad y liderazgo en los cuadros, que solo es posible cuando demuestran ejemplaridad, convicción y firmeza política; solo así la capacidad de movilización y el compromiso del pueblo están garantizados.

No es responsabilidad del pueblo –insisto una vez más–, es tarea, en primer lugar, de nosotros los dirigentes.

La exhortación nunca ha sido a la «resistencia creativa» en abstracto, que a veces se queda en consigna.  No es una consigna lo que buscamos ni necesitamos en estos momentos tan difíciles, es una filosofía de combate y de trabajo.

El pueblo tiene que ver que su fuerza, su energía, su intransigencia ante lo mal hecho se traduce en resultados, y que ello se revierte en condiciones de vida cada vez más favorables, que siempre ocurrirá cuando logremos levantar verdaderamente la economía.

En estas difíciles jornadas vividas hemos apreciado valores propios que no se pierden, por el contrario, se acrecientan ante las adversidades y la dureza de la vida en tiempos de bloqueo recrudecido y listas perversas.

He visto mucha solidaridad entre vecinos, personas que comparten y brindan alimentos a otros; otros que ofrecen ayuda con su planta eléctrica para la recarga de móviles o les guardan a algunos en el refrigerador lo que tienen para evitar su deterioro.

Jóvenes haciendo ejercicios, jugando fútbol, dominó o ajedrez; descargando con una guitarra o alegrando con música de una memoria o un celular en sus comunidades.  Otros dando aliento, ayudando a reconstruir lo afectado a los que lo necesitan, brindando el café y el apoyo a las incansables brigadas de linieros eléctricos, de comunicaciones o a los trabajadores hidráulicos.  Y junto a ellos, los dirigentes de todas las estructuras y niveles, como alguien describió en un post: «...con ojeras, batidos, luchando porque Cuba salga adelante» (Aplausos).

Ante el imperio perverso y criminal que pretende estrangularnos y que aún sigue reforzando medidas para hacer posible lo que siempre será imposible –rendirnos y arrodillarnos–, hemos recibido el apoyo de muchos en el mundo, de los que desean un mundo mejor, un mundo de paz, sin guerras ni conflictos, con justicia social, sin bloqueos ni medidas coercitivas. 

Lo han expresado en declaraciones, en comunicados oficiales de gobiernos, de partidos políticos, de organizaciones no gubernamentales y también mucha gente buena que hay en el mundo clamando por Cuba, por la Cuba que, al decir de José Martí, «...no anda de pedigüeña por el mundo: anda de hermana...».

Una vez más en medio de situaciones difíciles, que alcanzan hasta la emergencia, se confirma la esencia de ese bloqueo criminal y genocida y de la guerra multidimensional que enfrentamos.

Sí hay bloqueo, sí se ha recrudecido el bloqueo, sí existe guerra económica, sí nos desprecian, sí nos intoxican vulgarmente, obscenamente y cargados de odio en las redes sociales.

En respuesta a ese diseño de política hostil incrementada, convocamos desde este Pleno al heroico pueblo cubano a una marcha combatiente el próximo 20 de diciembre, al concluir la Sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Aplausos prolongados).

Expresaremos frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana, como tantas veces acompañamos al Comandante en Jefe, la más firme y contundente condena al criminal bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos y a la permanencia de Cuba en la ilegítima lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo que causan un terrible daño a todo el pueblo. 

Conscientes de la difícil circunstancia económica por la que transitamos con el transporte y el combustible, producto precisamente de ese cerco que apuesta por contenernos y asfixiarnos, nos movilizaremos en las calles con el mínimo empleo de esos recursos.

Creo que son suficientes las lecciones aprendidas en estos días, tanto aquellas que muestran la perversidad del enemigo como las que se erigen para enfrentarlo en el heroísmo cotidiano del pueblo cubano, para no dejarnos engañar y para ratificar la decisión de lucha revolucionaria, de combate mambí y rebelde, de entregar la vida si fuera necesario por defender la independencia y soberanía conquistada en la manigua mambisa y en la serranía rebelde.

De esa manera, se afianza una profunda y sentida convicción de que sí tenemos salidas, que se nos multiplica en los recorridos por los municipios del país al ver lo que hacen nuestros compatriotas individualmente o en colectivo: sin lamentos, ellos van construyendo una madeja de soluciones a los problemas cotidianos, combatiendo con las armas del trabajo y demostrando, una vez más, que ¡de los cercos se sale peleando! (Aplausos).

De estas situaciones saldremos y de otras que vendrán, también, porque: ¡Aquí no se rinde nadie! (Aplausos.)

Compañeras y compañeros:

Mencionaba anteriormente el desgaste como un elemento central en el plan del adversario en su guerra económica contra Cuba.

Transitamos por un momento muy duro, prácticamente vivimos al día.  Son muchas las quejas del pueblo, justas, por la demora o fragmentación de la canasta familiar normada, la distribución de la leche, el pan, el gas licuado y los medicamentos, productos básicos e imprescindibles para la vida cotidiana.  Vivimos con mucha tensión en la gestión de cada uno de ellos, y esto es bueno explicarlo para que se entienda que no ocurre porque estamos cruzados de brazos.

Primero, es preciso identificar los costos incrementados en comparación con años anteriores, a lo cual se suma que todo es mucho más caro para Cuba por los obstáculos a sortear como consecuencia del bloqueo.

Luego, están los arduos ejercicios diarios para decidir dónde poner las limitadísimas divisas de las que disponemos en temas que constituyen prioridades.

Comienza entonces la odisea para hacer efectivos los pagos, porque la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo dificulta y muchas veces atrasa durante días y semanas los pagos mediante los mecanismos financieros internacionales establecidos.

Eso, por ejemplo, afectó la descarga del buque que traía el gas licuado, esencialmente para uso doméstico, que permaneció casi 15 días más de sobrestadía por las dificultades para concretar el pago.  Hablamos de una afectación directa al pueblo por una medida del Gobierno de los Estados Unidos, algo que ocurre día a día.

Hasta el sector no estatal está viendo afectadas sus transacciones por esa lista, que los obliga constantemente a buscar mecanismos alternos, asumir riesgos y operar al margen de los mecanismos financieros y contables legales.

No es un rosario de lamentos esto, solo reflexiono y ejemplifico para insistir en algo: tenemos que acabar de romper la dependencia de las importaciones, y hacerlo solo con lo estrictamente necesario, como lo son las materias primas y los insumos para nuestros procesos productivos y de servicios.

Y aunque estas dificultades y obstáculos constituyen el día a día del Gobierno, no estamos detenidos y ahí están, por ejemplo, las Proyecciones de Gobierno para reimpulsar la economía.

No aspiremos nunca que la resistencia a la que apelamos sea efectiva, si el pueblo no ve resultados favorables también en su día a día.

Hemos hablado de defender el marxismo, y precisamente un principio marxista es cuánto influye en la conciencia social la satisfacción de las necesidades básicas en los seres humanos.

El pueblo confiará más en el socialismo en tanto vea que es un sistema capaz, primero que todo, de garantizar las conquistas sociales que tanto han costado, y también que pueda cumplir con sus demandas materiales fundamentales.

Para cumplir con ese objetivo, en las Proyecciones de Gobierno para reimpulsar la economía, en su concreción eficaz, hay una guía, un camino para lograr lo que el pueblo está esperando de nosotros.  Y en esas Proyecciones tenemos responsabilidad todos los que estamos en este Pleno.

Comienzan a verse señales positivas, aun cuando tengan un impacto limitado, y quiero detenerme en tres ejemplos concretos.

El primero: la producción de alimentos, esencialmente agrícola, y que es un tema de Seguridad Nacional.  Aunque aún no alcanza los niveles deseados, incluso los niveles que hagan bajar sus precios, este año hemos observado un comportamiento más favorable en comparación a periodos precedentes.

 Los niveles de siembra de las campañas de primavera y frío del año 2024 son los mayores de los últimos diez años; se sembraron en el año fiscal más de 985 000 hectáreas, lo que representa un crecimiento superior a 137 000 hectáreas con relación al año anterior.  El 2024 cierra como el año con más existencias de cultivos del decenio.  ¿Qué hemos hecho diferente?  ¿Dispusimos de más fertilizantes?  ¿Plaguicidas?  ¿Máquinas de riego? ¿Combustibles?  En absoluto.  Y no es que estemos renunciando a ninguno de esos medios y recursos, de hecho, la proyección del Gobierno es que cada vez más, según las circunstancias lo permitan, irlos incorporando.

La clave en este resultado estuvo en la movilización y en el empeño de los agricultores y los colectivos agrícolas.  ¿Qué hicieron?  No rendirse ante las dificultades.

El segundo ejemplo es el de la estrategia para levantar el sistema electroenergético nacional.  Aunque no estemos viendo los resultados en lo inmediato, lo que ya se hace resulta promisorio, sólido y, lo más importante, se realiza a partir de esfuerzos propios.

La inversión que se acomete para promover las energías renovables es posiblemente de lo más importante y trascendente que estamos realizando.  Ayudará a crear no solo capacidades de generación, sino también a un aprovechamiento más óptimo de los combustibles que hoy se destinan para generar electricidad y que podrán dedicarse entonces a la economía, directamente en la producción.

Se trata de una inversión que abarca a todo el país con los emplazamientos de parques solares, por tanto, todos debemos sentirnos responsables, impulsarla en la medida de las responsabilidades que ocupemos y proteger los recursos que allí se están invirtiendo.

Se están ejecutando dos proyectos de 1 000 megawatts con 100 megawatts de acumulación cada uno, con fuentes renovables de energía para impulsar la transición energética, y se desarrollan, además, acciones para recuperar potencia en la generación distribuida y en las termoeléctricas.

Se ha aprobado un esquema de financiamiento en divisas para el sostenimiento de la industria petrolera nacional con el fin de incrementar la producción de petróleo y gas.

El tercer ejemplo, que está en las Proyecciones de Gobierno, de alto impacto económico y social, está relacionado con el déficit fiscal.

Todos recordarán que este año lo iniciamos con un marcado déficit fiscal.  Nos propusimos contener su incremento y reducirlo, y lo logramos.  Ahí hay otro ejemplo de esa fuerza, de esa intransigencia ante lo que está mal, que vive entre nosotros.

Se ha logrado incluso, con exigencia, control, sistematicidad, comenzar a poner orden en la política tributaria del país.  No estamos satisfechos aún, pero se dan pasos que tienen resultados.

 Se estima cerrar el año, como se explicó aquí, con una reducción del 46 % del déficit presupuestario aprobado en la Ley, lo que equivale a 57 000 millones de pesos, alcanzando el déficit un valor de 90 000 millones de pesos, muy inferior a los 147 000 millones planificados.  Esto nos permite trabajar en el año 2025 con un déficit de 88 000 millones de pesos, que es el 60 % del Plan y un 98,2 % del estimado para cerrar el año 2024.

Hace un momento me refería a los actores económicos no estatales, y en este Pleno se ha debatido sobre cómo incrementar la atención a los mismos.  Atención que no significa que atemos sus posibilidades de avanzar, sino sumarlos coherente y ordenadamente al desarrollo del país, encadenarlos con la empresa estatal, favorecer su crecimiento, porque con ese fin surgieron.

Hoy vuelvo a preguntar: ¿dónde está la iniciativa de las empresas estatales para sumar al sector no estatal, para hacerlo ese complemento que necesitamos en el reimpulso de la actividad empresarial?

El enemigo, con toda intención, y algunas personas por igual motivo o por desconocimiento, promueven en las redes una matriz muy negativa de supuesto antagonismo entre el Estado y el sector no estatal de la economía.  ¿Qué sentido puede tener eso?  ¿No fue acaso el Estado cubano quien los creó?  ¿No analizamos y aprobamos su pertinencia en la economía desde los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido?

Tuvimos un gran problema y es una crítica que debemos hacernos porque parte de una distorsión: se aprobó su creación sin marcos legales y regulatorios sólidos, y sin una política de comunicación que la tradujera a su expresión más sencilla y comprensible para todos los sectores de la población y no solo los implicados.

Es una experiencia que nos debe quedar en lo adelante: no aprobar nada que no tenga bien establecido los límites políticos y jurídicos y la explicación oportuna y pertinente. 

De ese error y de las acciones presentes para corregirlo, implementando las normas correspondientes para organizar su funcionamiento dentro de la economía, se han derivado ahora otros ataques, se dice que «estamos arremetiendo contra el sector privado».  No, aquí no se está arremetiendo contra nadie; aquí estamos estableciendo normas de actuación como mismo se establecen en cualquier parte del mundo.  Estamos exigiendo y cobrando impuestos, lo cual es una práctica mundial; en el caso cubano, con un destino eminentemente social.

Las Proyecciones de Gobierno nos imponen enormes desafíos que tendremos que seguir afrontando.  Destaco, por ejemplo, la responsabilidad social de las instituciones estatales y la necesidad de una mayor presencia de los organismos de la Administración Central del Estado en los municipios. 

El necesario control de precios e inspección fiscal integral: entrar a los negocios más grandes con mayor inspección fiscal.  La idea no es perseguir, sino hacer cumplir la ley y, sobre todo, que predomine el interés colectivo y el aporte de todos a la sociedad.  Se trata del principio de integración real del sector no estatal a las estrategias de desarrollo económico y social del país desde el ámbito local y comunitario.

Debemos disminuir el endeudamiento, avanzar en la estabilización macroeconómica, haciendo cada vez más sostenible la disminución del déficit fiscal.

Hay que avanzar y consolidar, de manera integrada y multisectorial, el proceso de la bancarización.  No es solo un problema del banco, es un tema de atención  sistemática que garantice cada vez mayores posibilidades de pago electrónico, más fáciles y más rápidas.

El perfeccionamiento de la actividad de comercio interior es una urgencia por su impacto directo en la calidad de vida del pueblo.  En función de ello hay que consolidar el enfrentamiento a las ilegalidades y el control de los precios. 

Al mismo tiempo, la actividad de comercio exterior e inversión extranjera continúa requiriendo un funcionamiento cada vez más ágil, proactivo y efectivo.

A nivel social las Proyecciones de Gobierno nos imponen otros desafíos inaplazables.  En primer lugar, la atenuación de las desigualdades que se nos han creado, y con las cuales no podemos acostumbrarnos a vivir.

Es urgente disminuir la desigualdad, tener menos desempleo, mayor bienestar y aumentar –cuando sea posible– los salarios mínimos y pensiones sin que ello signifique un incremento de la inflación.

Hay que mantener y revitalizar constantemente todos los programas sociales, lo que estaría tributando directamente al fortalecimiento del sistema de justicia social.

No hemos renunciado, ni lo haremos jamás, a conquistas como la salud y la educación como derechos sagrados del pueblo, cuyo funcionamiento estamos llamados a revisar para continuar ofreciéndolos gratuitamente, pero también con la mayor calidad posible.

Las circunstancias económicas que atravesamos han hecho mella en estas conquistas, estamos conscientes, pero esas dificultades no pueden ser pretexto para el estancamiento y la desidia.  Por difíciles que sean los tiempos, hay que buscar fórmulas para proteger los derechos fundamentales de la sociedad.

Otros programas que se vieron duramente afectados por las carencias han revertido la situación con resultados favorables, aplicando fórmulas que debemos potenciar: hablo del tema de las casitas infantiles, la transformación social de los barrios o el cuidado del adulto mayor.

En todos los servicios al pueblo hay problemas acumulados cuya solución se ha ralentizado en el tiempo.  Me refiero concretamente al abasto de agua, al saneamiento, a la recogida de desechos sólidos, al alumbrado público, a los viales, así como a la construcción y reparación de viviendas.  Hacia ellos debemos también dirigir nuestras miradas.

Debemos trabajar con mayor énfasis y con acciones que resulten efectivas en la formación en valores y las virtudes que distinguen a los cubanos.  El respeto, el orden, la disciplina, la bondad y la generosidad, unidos al patriotismo, son muy necesarios para garantizar una convivencia armónica y solidaria    en las relaciones comunitarias y sociales.

A los jóvenes debemos procurarles una mayor participación, al mismo tiempo que en el caso de las mujeres nos toca luchar mucho más activamente por el respeto a su dignidad y un efectivo empoderamiento.

Compañeras y compañeros:

La persistencia de varias problemáticas que tenemos bien identificadas y su acumulación en el tiempo han facilitado la presencia de fenómenos y manifestaciones negativas en la sociedad cubana actual, que a la larga ponen en riesgo todo lo conquistado hasta hoy.

Hemos analizado en este Pleno un informe muy crítico que podría generar alarma, pero es la desafiante realidad que vivimos y que estamos llamados a cambiar.

No estamos en un proceso más de rectificación.  Estamos siendo consecuentes con un llamado de Fidel: que la Revolución está llamada a autocorregirse constantemente, para no apartarse del rumbo trazado. 

¿Y cuál es el rumbo trazado por la Revolución que nos sirva de guía para saber dónde hay una tendencia negativa o una desviación?  Ese rumbo está en la Constitución de la República, en la Conceptualización del Modelo Económico y Social de construcción socialista y en el conjunto de principios y valores que han movido esta Revolución desde los mismos inicios.  Todo lo que se aparte de esos tres elementos, toda conducta que termine afectándolos torcerá el rumbo.

Del ideario y las acciones del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y del General de Ejército Raúl Castro Ruz aprendimos la importancia de la corrección oportuna ante cualquier situación que pudiese comprometer el futuro de la construcción socialista.

Nos toca, en esencia, encontrar fórmulas para resolver errores acumulados por años; buscar soluciones nuevas para problemas viejos; crear y abrir cauces y brechas para hacer frente a los problemas, cuando menos divisas y recursos tenemos; pero para promover el desarrollo, transformarlo en frutos y en hechos, que se traduzcan en riquezas materiales indispensables para la vida contemporánea.

Resulta una tarea de primer orden la observancia crítica y el combate firme contra todo aquello que, por cualquier causa, pueda comprometer la construcción del socialismo.

Los resultados del reciente Ejercicio Nacional de Prevención y Enfrentamiento al delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales demostraron que se trata de un movimiento necesario e integrador.  De este, debemos revisar todo aquello que requiere sistematizarse para avanzar y vencer.

En estas circunstancias, como en las anteriores, el trabajo del Partido Comunista de Cuba debe estar encaminado a atenderlo todo, revisar y perfeccionar sus métodos y estilos de trabajo, desde las organizaciones de base y con la participación de la militancia.

Debemos fortalecer el papel del coordinador político en la comunidad; hacer el máximo esfuerzo posible por el completamiento de los cuadros y por lograr mejores crecimientos, en cantidad, pero sobre todo en calidad de la militancia que arribe a nuestras filas del Partido.

Las visitas realizadas por el Partido a los municipios durante este año han generado expectativas en los pobladores de cada uno de los lugares en que hemos estado.  Ellos esperan cambios y soluciones a sus problemas, que no siempre pueden venir de la nación.  Cada vez más, debemos ser capaces de gestionar soluciones propias desde el municipio y la provincia.

Pero a todos los niveles hay que actuar con sensibilidad ante esos problemas, hay que informar constantemente al pueblo sobre el estado de la solución que esperan y, sobre todo, hay que involucrarlos cada vez más en la respuesta.  La participación popular es sencillamente indispensable.

De estos encuentros también debemos sacar las buenas experiencias y multiplicarlas.

Desde el Partido continuaremos concentrados en las cuatro prioridades que nos hemos planteado: el fortalecimiento de la unidad; el perfeccionamiento de la labor ideológica; el aseguramiento político a las medidas económicas, y el enfrentamiento a las tendencias negativas presentes en la sociedad, tomando en cuenta para ello que 2025 será el año de preparación del IX Congreso del Partido.

En esas batallas nos guía el inolvidable discurso del General de Ejército al celebrarse  el año del Aniversario 65 de la Revolución en la heroica Santiago de Cuba:

«La unidad es nuestra principal arma estratégica; ha permitido a esta pequeña isla salir airosa en cada desafío; sustenta la vocación internacionalista de nuestro pueblo y sus proezas en otras tierras del mundo, siguiendo la máxima martiana de que patria es humanidad.  ¡Cuidemos la unidad más que a la niña de nuestros ojos!»

Compañeras y compañeros:

Una vez más el Pleno del Comité Central del Partido se renueva como espacio para la crítica ante las deficiencias y errores, para superar la insatisfacción por los resultados; también para explicar, compartir y exponer proyecciones, anhelos, deseos y estrategias para hacer y vencer.

La aguda y dura discusión sobre la situación actual genera nuevas propuestas y reafirma la necesidad de consolidar lo que se viene haciendo.

Si actuamos así, es porque tenemos la certeza de que podemos superar estos duros momentos.  Esa convicción es un hecho de fe, confianza, seguridad, valentía y optimismo, pero cabe preguntarse: ¿cuál es la fuente de tanto optimismo y de tanta confianza?

Que sean entonces nuestras últimas palabras en este Pleno para reconocer como fuente inagotable de fuerza y sabiduría el heroísmo del pueblo (Aplausos).  Sí, ¡el heroísmo del pueblo cubano!

¿De qué dimensiones, cómo sería, qué rostro tendría el monumento que los cubanos se deben a sí mismos por una heroicidad que es como un signo sembrado en lo más profundo del código genético?

Entre los hijos de esta nación de arrestos e intensidades, en las conversaciones más íntimas se habla mucho sobre la posibilidad de ese homenaje.  La idea de esa justa reverencia afloró otra vez, por ejemplo, durante el X Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, celebrado a principios del mes de noviembre de este año.

Y es entendible que se hable de monumentos, porque el cubano parece destinado a protagonizar lo heroico, a llevar una vida donde se mezclan la perseverancia y la inventiva, y donde, ante amenazas colosales, ante fuerzas de dominación que siempre han pretendido negarlo en su identidad, la vida se asume como incesante combate, como una cuestión de honor que termina abriéndose paso casi siempre a contracorriente de toda lógica.

Lo bueno de estos tiempos duros es que, así como ponen al descubierto ciertas endebleces del alma, también sacan a la luz nuestra fibra mambisa.  Mientras más complejo y desafiante el escenario, mayor la inventiva, mayor la tenacidad y la imaginación, mayor el orgullo por lo que somos –como ese «yo voy a mí» del cubano jugando dominó–, y mayor la confianza en la obra propia. 

Ese modo de actuar no tiene otro nombre que heroísmo, y nada podrá disminuirlo: ni bloqueos, ni ensañamientos, ni odios; ni ríos crecidos, ni lluvias torrenciales, ni huracanes, ni terremotos (Aplausos).

¡Con ese heroísmo multiplicado, conmemoraremos dignamente el Aniversario 66 del triunfo de la Revolución Cubana!

¡Felicitaciones a los militantes y a nuestro pueblo en vísperas de 2025!

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación.)

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