Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República, en la Marcha del Pueblo Combatiente contra el bloqueo y por la exclusión de Cuba de la lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo, en la Tribuna Antimperialista José Martí, el 20 de diciembre de 2024, «Año 66 de la Revolución».
(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)
Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;
Querido pueblo de Cuba;
Habaneros;
Compatriotas:
La actual administración norteamericana, a la que hoy le queda exactamente un mes en la Casa Blanca, no ha hecho nada por alejarse de la línea de bloqueo reforzado y asfixia económica a Cuba que le dejó como herencia la administración republicana que en enero regresa a la Oficina Oval.
Con la aplicación de las 243 medidas adicionales y el mantenimiento de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, Biden cumplió disciplinada y cruelmente con la política que Trump aprobó durante su mandato.
En las últimas semanas y días son numerosos los pronunciamientos de personalidades estadounidenses y de otras partes del mundo que demandan a Biden hacer uso de su potestad, para que al menos retire de esa espuria lista el nombre de una nación que jamás debió estar.
Señalar a Cuba como Estado que supuestamente patrocina el terrorismo es cuando menos falso e inmoral, venga de donde venga la acusación, pero lo es doblemente cuando la acusación proviene de territorio estadounidense, donde se entrenan ahora mismo grupos paramilitares que organizan, promueven y financian acciones terroristas contra estructuras sociales y económicas en Cuba.
Están basificados en el sur de la Florida y no se esconden para entrenar. Lo hacen de manera pública, a la vista y con la protección de autoridades locales, violando incluso sus propias leyes y los tratados internacionales.
Así han actuado durante largos años, cobijando en su territorio a terroristas confesos de este continente, como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, autores intelectuales del abominable crimen de Barbados que, sin embargo, murieron tranquilamente en Estados Unidos sin pagar jamás por sus crímenes.
Conociendo tales antecedentes, ningún gobernante norteamericano puede catalogar a Cuba como un Estado terrorista.
Lo sabe bien el actual Gobierno de ese país. Así lo reconoció el secretario de Estado, Antony Blinken, el pasado mes de mayo al declarar ante los medios que no existe ninguna justificación para la permanencia de Cuba en esa lista.
Lo reconocen pero no actúan, porque la política estadounidense hacia Cuba fue secuestrada hace más de seis décadas por un reducto mafioso del batistato, asentado en el sur de la Florida y ante el cual han mostrado debilidad a la hora de actuar coherentemente hacia nuestro país.
La permanencia de Cuba en esa lista y el arreciamiento de la política de bloqueo son acciones despiadadas hacia el pueblo cubano ¡que deben cesar ya!
Cuando se persigue e impiden transacciones financieras a nuestro comercio internacional se le está negando al pueblo de Cuba alimentos, medicinas, combustibles, bienes, suministros y mercancías esenciales para su supervivencia.
Cuando se ponen obstáculos a nuestras exportaciones o se persiguen y penalizan las relaciones con nuestras empresas se está privando al país de divisas esenciales para desarrollarnos y para financiar nuestro proyecto de justicia social.
Cuando se impide la contratación de servicios online o se restringen los intercambios académicos y científicos se le está asestando un golpe a una nación que busca desarrollarse y salir adelante con su talento y esfuerzos propios, en medio de un mundo cada vez más interconectado.
Cuando se le niega a un pueblo el oxígeno medicinal en medio de una pandemia, e incluso se amedrenta a otros países o a empresas extranjeras que pueden hacerlo, se actúa de forma criminal.
Ese es el día a día en el que Cuba, su pueblo y su Gobierno luchan por abrirse paso.
La pretensión de Estados Unidos de lacerar la dignidad de este pueblo, por medio del garrote, ha quedado deshecha hoy con esta concentración y marcha combatiente, que demuestra ¡cuán elevado sigue estando el honor de nuestra Patria! (Aplausos.)
Desde que lanzamos la convocatoria a esta marcha, los agoreros del odio anticubano vociferaban histéricos que sería un fracaso, llamaban a boicotearla y mentían sobre sus motivaciones.
¡Qué poco conocen al pueblo cubano! ¡Cuánto subestiman aún nuestras convicciones patrióticas y revolucionarias!
Otros voceritos del Gobierno estadounidense y de la mafia anticubana del sur de la Florida insistían en envenenar las redes con la falsa idea de que esta era una marcha antiestadounidense.
Contra el pueblo estadounidense no profesamos el más mínimo sentimiento de odio o animadversión. Hacia los ciudadanos nobles de ese país todo nuestro respeto, y la mano siempre extendida para fortalecer los lazos de hermandad entre los dos pueblos.
Es la misma mano que hemos extendido a todos los gobiernos de Estados Unidos, desde el triunfo de la Revolución hasta hoy, siempre en función de una relación seria, respetuosa y en igualdad de condiciones.
Pero si Estados Unidos persiste en su empeño de quebrantar nuestra soberanía, nuestra independencia, nuestro socialismo, ¡solo encontrará rebeldía e intransigencia! (Aplausos.)
A cada administración que lo ha intentado le ha sobrevivido la Revolución Cubana, y así seguirá siendo.
Esta será una marcha, sí, ¡muy antimperialista! Contra el imperialismo norteamericano y su pretensión de imponerse en Cuba por la fuerza o la seducción, ¡marcharemos ahora y siempre! (Aplausos.)
Marchamos ya, para decirle al Gobierno de Estados Unidos: ¡Dejen al pueblo cubano vivir en paz!
¡Abajo la injerencia! (Exclamaciones de: «¡Abajo!»)
¡Abajo el bloqueo! (Exclamaciones de: «¡Abajo!»)
¡Abajo las medidas coercitivas unilaterales contra Cuba! (Exclamaciones de: «¡Abajo!»)
¡Abajo la permanencia de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo! (Exclamaciones de: «¡Abajo!»)
¡Abajo el genocidio contra el pueblo cubano! (Exclamaciones de: «¡Abajo!»)
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (Exclamaciones de: «¡Venceremos!»)
(Ovación.)