
El antiguo cacicazgo de Vasco Porcallo de Figueroa, otrora Octava Villa de Cuba, que al decir de historiadores estuvo escondida en el tiempo, celebrará el 24 de junio su aniversario 510 de fundación. Luego de coexistir entre los primeros asentamientos poblacionales aborígenes, a él llegaron los colonizadores españoles en una travesía organizada por el adelantado Diego de Velázquez.
El crecimiento como villa de San Juan de los Remedios, en sus inicios, estuvo determinado por la existencia de la Iglesia y una explanada que cumplieron siempre con el orden social establecido por un Cabildo como centro de lo que, con el tiempo, llegó a constituir una jurisdicción administrativa española.

El definitivo asentamiento ocurrió presumiblemente con posterioridad al feroz ataque pirata de 1578, así como de las acciones propias del comercio de contrabando, principalmente de reses de oriente a occidente, desplegado con la «complicidad» de sus habitantes y filibusteros que establecieron, entre ambas partes, nexos de disímiles índoles.

La villa fue reconstruida luego de varios sitios fundacionales de traslación, un poco más distante del mar, en lo que constituye su emplazamiento actual, y desde entonces se le llamaría San Juan de los Remedios.
Con aires coloniales que perviven en su arquitectura, plazas y callejuelas, balaustradas y rejas que semejan filigranas, junto a portafaroles y lámparas, de los más variados tamaños y formas, en Remedios se evoca la época de carruajes y largas faldas sobre el adoquín.
Su arquitectura está matizada por la influencia barroca y muestra la persistencia del arte mudéjar en la forma de construir y decorar los techos con maderas preciosas. También se reflejan los estilos neoclásicos y eclépticos.
¡Quinientos diez años! Se dice fácil, pero no es menos cierto que ha sido un difícil bregar en el tiempo de la llamada Octava Villa, donde han ocurrido fenómenos inimaginables en la historia.
Lo primero, lo polémico del lugar de fundación y la fecha, sobre lo que existen varias teorías, cada una sustentada por sus seguidores, que van desde 1513, 1524 o 1515. La última es tomada en consideración por muchos historiadores y que, según resolución de la Asamblea Municipal del Poder Popular, lleva ahora a festejar esa fecha, en este 24 de junio.
En 1980 su centro histórico urbano fue declarado Monumento Nacional, preservando así edificaciones y sitios de gran valor arquitectónico y social que evocan siglos pasados.
Una de las tradiciones más esperadas, y quizás la más conocida, es la Parranda, una celebración única en la cual parciales de los barrios de El Carmen y San Salvador se enfrentan en una competencia amistosa de fuegos artificiales, carrozas y trabajos de plazas.

Esta festividad está impregnada de leyendas locales, como la del Güije de de la Bajada y los siete Juanes que lo buscan en un carro de madera tirado por bueyes, solo para que el pequeño diablillo escape cada año, manteniendo viva la tradición.
De los mitos y leyendas de San Juan de los Remedios hay incontables historias. Los güijes son personajes muy conocidos en las leyendas cubanas, y representan una especie de duendes negros, de grandes cabezas, feos y lujuriosos, que viven en las aguas profundas de los ríos.
El güije que nos ocupa en cuestión era un ser de endiabladas costumbres que habitaba a unos kilómetros del pueblo en una poza denominada la Bajada. Viejos papeles encontrados en las ruinas de la iglesia del Santo Cristo decían que esa criatura, uno de los demonios que había salido del Boquerón, solo podría ser capturada por siete jóvenes de nombre Juan, quienes debían de ser primerizos (algunos dicen que primogénitos, otros que vírgenes) en la noche de San Juan.
A la cacería fueron Juan “Manises”, Juan “Buniato” García, Juan “Tayuyo” Pérez, Juanito “Calzones” o “Yabusero”, Juan “Patudo”, Juanito “Pericoso” Pérez y Juan “Chicharrones”. Velaron toda la noche y a las 4 de la mañana del día de San Juan salió el güije, quien luego de mucho trabajo fue capturado. Lo llevaron al pueblo y llegaron justo cuando se estaba terminando la misa: el güije al ver los crucifijos, dio un chillido atroz y escapó, logrando llegar a su poza, que todavía se le conoce como la “poza del güije” y donde se cree que aún se esconde.
San Juan de los Remedios, con sus 510 años de historia, es testimonio de la vitalidad y el orgullo de su gente, sigue siendo un lugar mágico, lleno de leyendas y tradiciones que mantienen viva su esencia.









Lunes, 23 Junio 2025 11:00
¡Felicidades a todos los remedianos!
Un detalle: la ciudad de Gibara (mucho más nueva que Remedios) también posee una estatua de la Libertad.