Camajuaní­ no tiene al ciclón de eterno culpable

Análisis de labores agropecuarias  del pasado año demuestran que todaví­a hay reservas productivas y problemas subjetivos que lastran el desempeño del sector.

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Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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17 Febrero 2018

No todo fue culpa de los estragos acumulados por la sequí­a ni de las desastrosas secuelas dejadas por el huracán Irma en algunos municipios villaclareños, particularmente en Camajuaní­, uno de los territorios con mayores potencialidades agropecuarias en la provincia.

El reciente balance del sector allí­ demostró que todaví­a se carece de un seguimiento estable a los contratos en las diferentes formas productivas, amén de las evidentes inestabilidades en los mecanismos de acopio, rotación de los suelos, y de los adelantos de la ciencia y la técnica dispuestos en los campos.

Ilustración de Alfredo Martirena sobre agricultura y huracán Irma.
(Ilustración: Alfredo Martirena)

Si se toma en cuenta que el fenómeno atmosférico transitó por la región central en septiembre, las siembras de cultivos varios inicio de la campaña de primavera solo se cumplieron al 87 %, por lo que se dejaron de cosechar, según el programa, unas 14 160 toneladas de alimentos. Sin embargo, por fortuna, la sustitución de importaciones frijol y maí­z, de conjunto, rebasó los parámetros.

El aporte en leche también tuvo en el perí­odo una incidencia negativa, y entre otras causas, sobresalen dificultades en el acarreo y la mala utilización de los termos ubicados en formas productivas estatales, y del sector campesino y cooperativo.   La venta de carne vacuna también cayó por debajo de los parámetros previstos. ¿Las causas?: falta de ganado en desarrollo y poca exigencia en las contrataciones.

De acuerdo con el informe, durante el pasado año murieron 1393 reses, así­ como 296 equinos, 125 ovino-caprinos y 8 especies bufalinas, í­ndices altos en un municipio cuya masa vacuna asciende a 39 304 cabezas y 7440 caballos.

Tales pérdidas, al parecer, sin ví­nculos directos con los efectos dañinos del huracán, deben atribuirse a la desatención de los productores, tanto en lo concerniente a la desnutrición y las carencias estables de alimentos como al hurto y el sacrificio ilegal de los rebaños.

La insuficiente siembra de alimentos para el ganado, de seguimiento a la reproducción y de informes de nacimientos, resultan ejemplos negativos que se dan en el municipio. Hay productores que se preocupan más por el acopio lechero y de carne antes que por el cultivo de pastos. En realidad, del alimento en perí­odos secos depende que exista uno u otro resultado, pero al final no hay seguridad ni en la carne ni en la leche, y la reproducción y la tasa de nacimientos también disminuyen.

Estas razones, subjetivas, nada tienen que ver con las mermas o con la rápida recuperación de los daños materiales y los cultivos. Son problemas de dirección y de ví­nculo directo con los hombres, según resalta el informe.

La producción melí­fera, e incluso, la de cera y propóleos, registraron cifras significativas en cosecha, al quedar el rubro principal en 1.8 tonelada por debajo de la cifra planificada. Sin embargo, la huella que dejó «Irma » en 198 colmenas y hasta la poca floración de las plantas no incidieron de manera tan negativa como en otras ramas agropecuarias del municipio.

Otro tanto a favor marcó la campaña tabacalera, pues se recogieron unas 591.3 toneladas, con rendimientos por encima de 1.04 t/ha.   La siembra de la solanácea, después de octubre, cogió su ritmo y rebasó el compromiso, además de que se pudo restaurar más del 50 % de las casas de curación averiadas, muchas con derrumbes totales. Eso demuestra que un territorio con tradición en el cultivo y de arraigo familiar avanza cuando el productor coloca su empeño y hay un seguimiento directo en la observancia de los problemas colectivos.

El tabaco torcido, principalmente para la exportación, quedó a un 78 % de cumplimiento, y el huracán aparece entre las causas que dieron al traste con la satisfacción del programa de crecimiento de ese rubro, comprometido entonces con 6 000 316 unidades.

No caben dudas: «Irma » representó un valladar para alcanzar y rebasar planes agropecuarios, pero no puede achacársele la culpa de todo lo ocurrido. Incluso, existen todaví­a reservas inexploradas, hasta en el Movimiento de los 90 productores de cultivos varios, que desde hace tiempo funciona en el municipio en saludo a las nueve décadas del nacimiento de Fidel.

Muchas metas les quedan por delante a los camajuanenses, y en los surcos, productor a productor, habrá que bregar fuerte y salir adelante en tareas vitales para garantizar la alimentación al pueblo, sustituir importaciones, elevar los rubros exportables, y trabajar con ciencia y técnica en labores agropecuarias.

La mirada también podrí­a extenderse hacia otros territorios, por lo que se precisa revalorizar el huracán en su justa medida, y no como el eterno y único culpable de las desgracias productivas.

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