Para desdicha de los villaclareños, en la provincia existen los focos y las condiciones para la proliferación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue y del zika. Aunque los reportes de casos infestados no llegan a ser alarmantes, sí resulta imperativo intensificar los esfuerzos para neutralizar los agentes transmisores.
Según estadísticas del Ministerio de Salud Pública en el territorio, se reportan a diario pacientes con síndromes febriles inespecíficos proclives a incubar estas enfermedades; y se han detectado 916 focos de zancudos, de ellos 26 en centros laborales de los sectores de Comercio y Gastronomía, Comunales, Mitrans, Cultura y Justicia. Además, a inicios de la cuarta semana del mes de julio, quedan en Villa Clara 87 microvertederos pendientes de solución.
Los municipios más afectados en la propagación de los virus resultan Cifuentes, Sagua la Grande, Santo Domingo y Santa Clara; este último con el 43,5 por ciento de focalidad de la provincia.
Estos números demuestran que la lucha antivectorial solo será efectiva si involucra a toda la sociedad, desde la población, los centros de trabajo, las organizaciones políticas y de masas, las entidades gubernamentales, las instituciones armadas y los órganos judiciales, llamados todos a reforzar las acciones de comunicación y promoción de salud.
Y es que, aunque las condiciones ambientales resultan favorables para erradicar los vectores, se demanda una participación popular consciente y activa para ponerles fin a los brotes en progreso.
Más del 70 por ciento de los focos se hallan en el interior de las viviendas, por lo general, dentro de los depósitos para almacenar agua. Por ello nos toca facilitar y exigir la inspección de los hogares, proceder a la destrucción de criaderos, la higienización de la zona y el tratamiento adulticida (fumigación) como acciones de contención.
La situación epidemiológica tiene un comportamiento favorable en el país, si se evalúa con respecto a períodos anteriores, pero en la provincia coexisten un grupo de vulnerabilidades: hay deficiencias en la calidad técnica del trabajo antivectorial, aún quedan vacíos en las plantillas de control de vectores y falla la estabilidad de las fuerzas movilizadas para la campaña. Flaquezas que debemos compensar con el trabajo mancomunado y la autocrítica constructiva que discipline e integre medidas rápidas y eficaces.
Así que, manos a la obra para detener estos enemigos voladores. Es menester tapar todos los recipientes como cubos, tanques, lavabos, vasos espirituales; desobstruir canaletas de desagí¼e para el agua pluvial; cambiar frecuentemente el agua de fuentes ornamentales y bebederos de aves y mascotas, así como evitar en el perímetro del hogar, centro de trabajo o estudio, la propagación de residuos como bolsas de plástico, neumáticos desechados, latas vacías, entre otros.
Ante epidemias como el dengue y el zika, todas las medidas resultan pocas. Nadie está exento de sufrir una picadura, por ello se recomienda a la población ante síntomas como fiebre alta, dolor de cabeza, vómitos, dolores musculares, articulares y erupción cutánea acudir inmediatamente al área de salud más cercana.
El control de estos virus es costoso y genera un impacto negativo en el desarrollo socioeconómico del país. Proteger la nación, a nosotros mismos, a nuestras familias y semejantes, nos concierne como deber cívico y moral. Cumplir cabalmente el Sistema de Vigilancia Epidemiológica es, y será siempre, tarea de todos.