En materia de comunicación hay mucho de qué hablar. El canal establecido entre emisores y receptores se rompe cuando este último no muestra interés en responder a la población cuando acude a entidades, empresas u organismos para emprender alguna gestión, informarse o esclarecer dudas, y no reciben un trato adecuado.
Ante este inconveniente, a las personas no les queda otra alternativa que volver una y otra vez, o desistir de la idea de poner en regla el papeleo burocrático que todavía acompaña la legalización de viviendas u otras diligencias que se dilatan en el tiempo, debido a la insensibilidad que todavía persiste en quienes se encargan de este oficio.
Y aunque existen excepciones, urge ayudar a todos los usuarios por igual, en especial, a aquellos que ya rebasan la tercera edad y requieren de una explicación más detallada sobre los pasos a seguir para comprender lo que les resulta difícil entender.
Cuán complacido se va el interesado cuando el informante conduce el diálogo con palabras dulces, una palmadita en los hombros y la sonrisa afable, pero cuán decepcionado se siente si el interlocutor no sigue el hilo de la conversación y presta mayor atención a lo que le dice su compañero/a de trabajo sobre temas ajenos al que le urge al cliente.
Aplaudo la decisión de acompañar con el apadrinamiento de una empresa estatal o funcionario de la Vivienda a ancianos solos o personas con discapacidad a quienes se les otorgó un subsidio. Ellos no tienen en quién apoyarse para seguir la larga cadena de gestiones, a fin de terminar su casa en un plazo más corto y, de esta forma, contribuir al mejoramiento del fondo habitacional de la provincia.
Sería pertinente no llevar los problemas familiares al trabajo ni los cotidianos con los que nos tropezamos a diario, como el transporte, los bajos salarios y el maltrato en los servicios, y poner en práctica normas éticas que nos permitan comportarnos de manera adecuada ante un público con problemas. Sin malas caras ni actitudes que, lejos de ayudar, confunden y crean un ambiente desfavorable sobre la imagen de determinada entidad. Se impone la búsqueda de soluciones a problemas y planteamientos, como ha sugerido la máxima dirección del país, para construir juntos una sociedad justa y equitativa por la que todos abogamos.