Satisfacer las necesidades diarias de proteínas digestivas de origen animal constituye un reto para la población villaclareña, que ha sufrido un año de mercados diezmados de carne. El mamífero nacional ha cedido terreno a los animales emplumados, y ciertamente en la provincia «quien se agacha pone huevos».
Las esperanzas estaban en lograr estabilizar la producción y en que los volúmenes de carne se incrementaran a niveles similares que años precedentes. En el reportaje La carne que vendrá, publicado por Vanguardia el 23 de junio de 2018, Jorge Luis Leiva Carrazana, director de la Empresa Porcina Villa Clara, declaraba: «En el segundo semestre vamos a tener una mejoría, que no la cuantificamos, pero los niveles productivos se irán incrementando y a partir de septiembre debemos cumplir el plan y tener un cuatrimestre final de año mucho mejor ».
Pero, la realidad ha noqueado la expectativa, y de un plan de 25 645 toneladas de carne de cerdo en pie para el año en curso; y de16 502 toneladas a alcanzar al cierre del mes de agosto, el real es de solo 14 074 liquidadas, con un incumplimiento de 2447.
Las noticias distan de ser alentadoras, mas la Empresa Porcina en el territorio trabaja por recuperar el incumplimiento en la medida de lo posible y dirige sus esfuerzos a cumplir el plan de producción de alimentos alternativos o complementarios, para enfrentar la crisis de alimentación asociada al atraso en la importación y transportación de materias primas.
«El país tiene dificultades con el maíz y la soya importados; debemos apostar por el aflecho y los subproductos nacionales. Dependemos mucho de la miel que se genere en la zafra chica, por lo que se debe repartir el pienso con mesura y objetividad », expuso Norberto Espinosa, presidente del Grupo Empresarial Ganadero del Ministerio de la Agricultura.
Declaración que llega como un mazazo a los planes del pago de la deuda de alimentos a los productores. Por suerte, no todo es negativo, y el pago en efectivo transita por mejores cauces; según informe de la Empresa Porcina, las formas productivas ya tienen en su poder el dinero de las compras del mes de agosto y se encuentra conciliada y transferida a las UEB la cuantía correspondiente a la primera semana de septiembre.
De momento, queda estimular el convenio de ceba con animales propios y buscar acuciosamente cada cerdo de la provincia. Si bien tiene que crecer la preceba al destete, a partir de formas productivas estatales que garanticen la mayor parte de la composición del plan; para ello se requieren formidables inversiones no disponibles en el 2019.
La situación con la carne se pone cada vez más tensa, y grandes males demandan grandes soluciones. Por ello se incluirá en el Balance Nacional de Alimentos el aporte de las especies de ganado menor comprendidas en ovino, caprino y cunícola.
Rectorará la tarea la Empresa de Ganado Menor (Egame), que tiene ante sí una labor engorrosa. Les toca aunar esfuerzos en pos del trabajo genético y el logro de una infraestructura óptima e insumos de calidad en las unidades productivas.
En todas las formas colectivas y estatales de producción (CPA, UBPC, UEB, CCS) se debe crear la base productiva o hembras aptas para la reproducción con condiciones mínimas de manejo y alimentación.
Cada trabajador o cooperativista debe llegar a tener dos reproductoras ovinas y una caprina, además de una cunícola por cada diez miembros de la plantilla.
Lo principal y más difícil en otros sectores de reproducción animal no debe fallar: «la tierra, la hierba y las plantas forrajeras están ahí ». Para los próximos días en la provincia deben estar establecidos 12 puntos de acopio de ganado menor con sus correspondientes aseguramientos de transporte y alimentos para la estancia momentánea de los animales. Lo que debe venir acompañado de estrategias certeras de comercialización.
«Cinco kilogramos de carne ovina, caprina y cunícola mensualmente por poblador villaclareño en los mercados; además de un mayor volumen de carne de cerdo », es la promesa de las autoridades gubernamentales, de la agricultura, la ganadería y el porcino en la provincia para el 2019.
Para ello se diseña e implementa un programa de desarrollo concebido por etapas. Que llegue a buen término resulta imprescindible para los villaclareños, quienes demandan carne; pero también que las buenas intenciones traigan de la mano chequeos constantes, esfuerzos mancomunados, mentes abiertas y estocadas al burocratismo.