Control sobre la ira

En más de una ocasión he escuchado anécdotas de personas que debido a sus expresiones coléricas tienen desavenencias con compañeros de trabajo o estudio.

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Osmaira González Consuegra
Osmaira González Consuegra
@oglezc
6246
14 Diciembre 2018

Llevo dí­as pensando sobre qué comentar. La cuartilla en blanco me provoca cierto estado de desesperación. Quiero escribir, pero no aparece el tema.

Entonces oigo a mi vecina discutir. Se siente airada. La hija mayor no cumple con las tareas del hogar, la más pequeña se afana en jugar y jugar. Y ella, mujer trabajadora, sin esposo, tiene que asumir todos los quehaceres hogareños.

Ilustración de Martirena
(Ilustración: Martirena)

El pleito aumenta de volumen y se me ocurre hablarle de que su ira no la conducirá por buen camino. Mi vecina escucha el consejo. Entonces aparece el tema para el comentario, porque en la Cuba de hoy muchas mujeres viven como mi vecina.

En más de una ocasión he escuchado anécdotas de personas que debido a sus expresiones coléricas tienen desavenencias con compañeros de trabajo o estudio. Son protagonistas de actos de violencia, hablan en alta voz, con palabras obscenas, y olvidan las más elementales normas de disciplina social. El hecho lo achacan al estrés en que vivimos.

Según los especialistas, la ira es una emoción normal que todo el mundo siente de vez en cuando. Pero cuando resulta demasiado intensa o muy frecuente, puede convertirse en un problema. Este furor, en ocasiones, lacera relaciones o provocarle contratiempos en la escuela o el trabajo.

Su manejo puede ayudarle a aprender maneras saludables de expresarla y controlarla. Esa conducta irascible se exacerba por   sentimientos, personas, eventos, situaciones o recuerdos. Usted la manifiesta cuando se preocupa por conflictos en el hogar, como el caso de mi vecina. Un compañero de trabajo autoritario o un tráfico pesado en su viaje al trabajo pueden enojarlo.

Cuando usted muestra ira, su presión arterial y su ritmo cardí­aco aumentan. Ciertos niveles hormonales se incrementan y provocan un estallido de energí­a. Esto nos permite reaccionar de forma agresiva cuando nos creemos amenazados.

Siempre habrá situaciones en la vida que lo harán sentirse agriado. En la mayorí­a de los casos, responder agresivamente no es una buena forma de reaccionar, y aunque usted tenga poco o nada de control sobre los factores que le provocan ese sentimiento, debe aprender a controlar su reacción.

Algunas personas parecen ser más propensas a enfadarse. Otras pueden haber crecido en un hogar repleto de ira y amenazas. Cuando es en exceso, provoca problemas tanto para usted como para los que le rodean. Estar enfurecido todo el tiempo aleja a sus semejantes. También afecta su corazón y provoca problemas estomacales, dificultades para dormir y dolores de cabeza.

Los seres humanos necesitan ayuda para controlar sus conductas furiosas si a menudo se involucran en discusiones que se salen de control y se tornan violentas.

El   adecuado manejo de la ira le enseña cómo manifestar su enojo de forma saludable, pues cada individuo puede expresar sus sentimientos y necesidades a los demás con el debido respeto. No se trata de un cambio de la noche a la mañana, pero con un poco de esfuerzo es posible lograrlo. Ojalá mi vecina reflexione sobre lo aquí­ comentado y que otras muchas personas también aprendan a manejar iracundos sentimientos.

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