
Votaremos sí, sin duda ni especulaciones, sin campañitas retrógradas ni calumnias irrisorias. Somos Cuba, patria que se yergue unida, comprometida, previsora y constituyentista.
Más de 8 millones de cubanos asistimos a las citas de consulta popular y seguimos atentos el proceso de redactar a múltiples manos, tras adiciones, modificaciones y eliminaciones, una carta magna íntegramente cubana.
Este 24 de febrero en nuestro caimán la historia se ratifica y el futuro sonríe de antemano. Referendo, reafirmación, continuidad, democracia, oratoria de pueblo, inclusión y decoro son las palabras claves.
Sí. ¡Claro que sí! El voto afirmativo es la garantía al respeto de derechos y libertades en defensa de nuestra integridad física, moral e intelectual.
Para los tiempos que corren ya resulta caduca la Constitución de 1976. No hay desarrollo sin cambio ni estremecimiento de dogmas, no hay un futuro mejor si el presente no se deshace de prejuicios.
Nuestro Sí no constituye el final, sino el principio. Nuestro Sí dará oportunidades y nos permitirá ser partícipes de nuevos e importantísimos procesos legislativos inherentes al quehacer cívico y personal de los cubanos.
Mañana nuestro voto será secreto, mas nos concierne pensar en colectivo, sopesar pros y contras, ser en extremos lúcidos y racionales.
Este domingo votemos Sí. Porque avance, continuidad y revolución asumen similares significados, y está en nuestras manos la prosperidad de la nación.
Piensen: ¡qué, afortunados, favorecidos y dignos los cubanos que no callamos ni acatamos voluntades ajenas!
¿Quiénes como nosotros, que con el voto favorable mayoritario aprobaremos una constitución a nuestra imagen y semejanza?
¡Qué placer y satisfacción al sabernos incluidos, útiles y edificadores!