Obligado a atender bien al pueblo

La burocracia obstaculiza los trámites de la población y crea barreras infranqueables en ocasiones.

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Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
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05 Marzo 2019

¿Cuántas veces hemos tenido que repetir el mismo trámite por errores en su confección? Conozco casos que hasta cinco.

Incluso, nos obligan a ir, una y otra vez, al mismo lugar, pues, por una causa u otra, el asunto se dilata y, como en el argot beisbolero, la bola pica y se extiende.

Ilustración de Martirena
(Ilustración: Martirena)

¿Cuántos hemos sido «peloteados » de casita en casita… digo, de oficina en oficina, cual noria gigante de la burocracia para, finalmente, conseguir el documento añorado?

Con trámites más o trámites menos, todos hemos caí­do en la telaraña de la desatención a los problemas de la población. Y no por falta de oficinas, pues el Estado y el Gobierno se han encargado de crearlas para aliviarnos la vida o, al menos, intentarlo, y no para «machucárnosla ».

En aras de ser justos, no se trata de que en Villa Clara no se haya avanzado en el asunto, pues durante el 2018 fueron atendidos por diferentes ví­as 27 504 ciudadanos. De ellos, 11 215 por las distintas instancias del Poder Popular, mientras otros 16 289 dirigieron sus pasos hacia las administraciones.

Vivienda, Salud Pública, Acueducto y Alcantarillado, y Farmacias son las entidades de mayor incidencia, tal y como trascendió en una reciente evaluación realizada en el Consejo de la Administración Provincial.

No obstante, 988 villaclareños buscaron la solución de sus problemas acudiendo a las instancias nacionales: 639 de ellos, en el Consejo de Estado; 150, en la Asamblea Nacional del Poder Popular; 12, en el Comité Central del Partido, y 168 en los medios de prensa (115 en el periódico Granma).

Son fallas que obligan a mirar el tema bajo otra óptica. Si el jefe de la entidad es el principal responsable de la atención a los reclamos del pueblo referentes a su organismo, no puede delegar solamente en el funcionario designado para ello. Eso le corresponde a él por funciones inherentes a su cargo, como también le toca trabajar y hacer bien las cosas para evitar las consabidas insatisfacciones.

En el reciente balance de Salud Pública, el presidente cubano Miguel Dí­az-Canel Bermúdez dio la clave de la solución al asunto: «Los cuadros, quienes dirigen, tienen que tener sensibilidad ante los problemas de la población ».

Debemos dejar de contemplar el problema sin ir a su raí­z. Las causas que lo generan pueden ser múltiples y complejas, al extremo de no tener solución en ese momento, aunque en no pocas ocasiones basta con una simple sonrisa o una explicación respetuosa para, al menos, salir satisfechos por el trato recibido.

«No son tiempos de evasivas, sino de llevar las cosas hasta el final », afirmó la jefa del Departamento de Atención a la Población del Consejo de Estado, Marí­a del Carmen Cedeño Rodrí­guez, quien cumpliendo un acuerdo del Consejo de Ministros, por indicación expresa de su propio presidente, realizó un periplo por todo el paí­s que culminó en Villa Clara.

Al desnudo quedaron las insatisfacciones relacionadas con la carencia de medicamentos y las deficiencias organizativas en la red de farmacias; el descontento por los «cortes » masivos de leche; los problemas con el abasto de agua, así­ como la demora en los servicios del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) y las aprietos en los laboratorios clí­nicos para hacer los análisis.

También fue reconocida la inestabilidad de los funcionarios de las oficinas municipales de Atención a la Población en Santa Clara, Caibarién, Encrucijada y Sagua la Grande, y en las direcciones de Servicios Comunales, Vivienda, y Acueducto y Alcantarillado de la capital provincial.

No hay trabajo polí­tico-ideológico más efectivo que hacer bien las cosas, dí­a a dí­a. La mejor atención a la población será siempre el trabajo eficaz y de calidad para evitar quejas y reclamaciones. Ante cualquier insatisfacción, siempre funciona ponerse en la piel del otro. Si lo hacemos, habremos dado un importante paso en la institucionalización del paí­s.

Mucho más ahora, cuando la nueva Constitución de la República es bien clara en cuanto a derechos cí­vicos y a las obligaciones que los servidores públicos asumen ante el pueblo.

Según su artí­culo 10: «Los órganos del Estado, sus directivos, funcionarios y empleados están obligados a respetar, atender y dar respuesta al pueblo, mantener estrechos ví­nculos con este y someterse a su control, en las formas establecidas en la Constitución y las leyes ».

Ya es hora de cambiar, y cumplir.

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