Mi vecina Rosario no necesita abrir el grifo de su vivienda para comprobar si llegó el agua al reparto Santa Catalina, en la capital villaclareña. Con tan solo mirar la calle y observar la corriente que fluye como manantial por las hendiduras del asfalto, se da cuenta de que comenzó el bombeo a esa parte de la ciudad, alimentada por el sistema Minerva-Ochoíta.
Similar escenario suele hallarse en cualquier parte de la urbe, donde pululan los sali deros a consecuencia de las presiones en las redes, el alto estado de deterioro de las tuberías o la acción de personas que rompen la vía para instalar acometidas y no le devuelven su estado original.
En este último caso, lejos de resolver un problema crean otro mayor, al favorecer la pérdida de cuantiosos litros del necesario componente que, sin remedio alguno, van a parar al alcantarillado.
El tema no deja de inquietar a la población cuando pasan días, e incluso meses, sin que se le dé una pronta solución. Por eso no extraña que sea uno de los planteamientos más reiterados en las asambleas de rendición de cuentas del delegado a sus electores.
Por citar un ejemplo, en el tercer proceso de rendición de cuentas del XVI período de mandatos, 270 demandas guardaron relación con el arreglo de salideros en exteriores.
A pesar de la ejecución de un conjunto de inversiones a cargo de Acueducto y Alcantarillado, con el fin de mejorar la distribución de agua en Santa Clara como el anillo de la Circunvalación, que permitió elevar la presión del agua y ofrecer un mejor servicio en distintos barrios, e intervenir en la zona de El Carmen, entre otras labores en la conductora Minerva-Ochoíta, los salideros siguen perjudicando a la urbe.
Atentan, además, contra la higiene de la ciudad, por la posible contaminación de las aguas de cruzarse con las albañales; mientras que en lugares donde suelen estancarse podrían ser caldo de cultivo para la proliferación de focos del mosquito Aedes aegypti.
Para acabar de una vez con los salideros se impone la reconstrucción del añejo acueducto santaclareño, urgido de un mantenimiento capital que se ha visto postergado por diversas razones.
También requiere un financiamiento destinado al aseguramiento de todo su andamiaje tuberías de polietileno de alta densidad, válvulas, llaves, equipos pesados, grúas y mano de obra especializada que garantice la calidad de los trabajos.
Las autoridades del Gobierno no han estado ajenas al asunto, analizado al cierre de 2016 por parte de la Comisión de Servicios de la Asamblea Provincial del Poder Popular, tema al que se le dará seguimiento.
Debido a su importancia, se sugirió a Acueducto y Alcantarillado incorporarlo a los planes de la economía del sector que representa, a fin de no dilatar en el tiempo lo que urge resolver cuanto antes.
El tópico precisa de más urgencia, sobre todo ahora, cuando apremia ahorrar agua ante la difícil situación que atraviesan los embalses actualmente por debajo del 50 % de su capacidad total de llenado, a causa de la sequía que nos afecta desde años anteriores y arrecia en estos tiempos no lluviosos.
El asunto es serio y habrá que actuar con más agilidad en la erradicación de los salideros, en función de economizar el imprescindible líquido, que se va sin remedio alguno.