Cuba es un eterno verano. No caben dudas. Incluso, a las 3 de la tarde, cuando el sol raja las piedras, se puede decir que esta, además de ser la tierra más hermosa que ojos humanos han visto, también debe ser una de la más calientes ¡Un verdadero microwave!
A esa hora, muchas personas se sienten al borde del colapso, como palomitas de maíz que bailan al calor del microondas, y no saben cómo aguantaban las señoritas de la época colonial, con aquellos trajes y tantas cintas y lazos. La explicación la tienen los expertos que aseguran que se ha elevado la temperatura en la tierra y cada año se habla de nuevos récord.
¡Alabao!, diría el popular personaje animado de Chuncha si tuviera que resistir el calor de los últimos días. Hay quienes ven al abanico como una extensión natural de la mano, aunque devuelva un aire irrespirable.
En esta época el ventilador (y el aire acondicionado, en el mejor de los casos) se convierte en el gran amigo del hombre. Además, siempre se hace imprescindible, una, dos o tres duchas diarias. Si no tiene agua la cosa se complica y si a esta situación se le une un apagón, entonces podría decretarse persona muerta o en vía de estarlo.
Las guaguas llevan el asunto a otro nivel, casi insoportable, solo apto para un personaje con súper poderes. Para empezar está la falta de espacio. Se respira entonces un «calor humano » indescriptible. Los expertos en Dianas velan hasta las gotas de sudor del pasajero colindante e imploran que caigan en otro lugar que no sea su piel.
Para calentar la «olla », nunca falta un chofer reguetonero que regale letras al estilo de: «hacerte la dura, la dura, la dura de amar, pero yo te ablando, te ablando, te ablando, yo te voy a ablandar » (Ni que la gente fuera una lata de frijoles negros). Pero sí, ablandaditos, ablandaditos, nadando en sudor se bajan todos, como agua para chocolate.
A estas alturas hay quienes sueñan con un frente frío. Anhelan una masa polar ártica que desempolve los abrigos y nos baje la temperatura. Pero el verano recién acaba de llegar y como diría esa célebre máxima reguetonera: tendremos calor este año hasta que se seque el malecón