Aunque Villa Clara resultó anfitriona de las celebraciones por la Semana Mundial de la Lactancia Materna en Cuba del 1.o al 7 de agosto, no está de más recordar que el acto de lactar acrecienta las relaciones filiales entre madres e hijos.
La ciencia ha demostrado que la lactancia constituye el mecanismo idóneo para aportar los nutrientes que garantizan un crecimiento y desarrollo saludables a los infantes.
Más de 170 países en el orbe acogieron esta jornada que recomienda la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de nacido, hasta incorporar otros alimentos apropiados de acuerdo con la edad, como purés de frutas y de verduras, sin renunciar al hábito de lactar, que pudiera extenderse en el tiempo con vistas a la prevención de las malnutriciones.
La leche materna posee, además, las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasas, y de asumirse de manera correcta hasta los dos años de nacido, salvaría la vida de unos 800 000 pequeños.
Es triste saber que, a nivel mundial, menos del 40 % de los niños de seis meses reciben el alimento de manera exclusiva como acción llamada a comenzar en la primera hora del nacimiento y a libre demanda.
En Cuba, a pesar de las estrategias promocionales y de los requisitos exigidos para que un hospital mantenga la condición Amigo del Niño y de la Madre, no siempre se cumple. En muchos casos las progenitoras olvidan el grado de inocuidad de la leche y que contiene anticuerpos capaces de impedir la aparición de afecciones frecuentes, como los episodios diarreicos y las neumonías, consideradas dos causas principales de decesos a escala mundial.
Según investigaciones, los adolescentes y adultos amamantados desde pequeños presentan menos tendencia al sobrepeso o la obesidad, a la vez que disminuyen las posibilidades de padecer diabetes tipo II, descrita como la no dependiente de insulina.
Para algunos pudiera parecer un alimento mágico. Nada de eso. Lo cierto es que hasta reduce el riesgo de sufrir alergias, procesos infecciosos del oído medio y dolencias estomacales.
Como ningún otro nutriente fortalece y desarrolla el sistema inmunitario inmaduro, en tanto responde mejor ante vacunas imprescindibles vinculadas a la poliomielitis, el tétano y la difteria, e incluso algunos aseveran que se ha asociado a un rendimiento mayor en los exámenes de desarrollo cognitivo.
¿Mitos? Sí, muchos de ellos sin fundamentos, como el de considerar que los factores hereditarios influyen en la baja producción de leche. Tampoco es cierto que dar el pecho a libre demanda genera criaturas dependientes, incide en los trastornos de pareja y provoca deformidades estéticas.
Erróneo considerar que el éxito de la lactancia depende del tipo de parto, de la forma de los pezones y del tamaño de los pechos.
En este sentido, los galenos confirman que las madres de senos pequeños amamantan tan bien como las de mamas más grandes, y aunque los muy abundantes pudieran provocar algunas dificultades al inicio, estas pueden eliminarse con la acertada orientación facultativa.
Lograr una adecuada lactancia guarda relación con el nivel de información recibido por la madre, con la confianza que posea y con la forma eficiente de colocación del bebé para degustar el alimento.
A mi modo de ver, si bien resulta oportuno dedicar la primera semana de agosto de cada año a este instinto maternal, el hecho debe rebasar lo puramente simbólico.
Imagino que la profesora Eva Josefina Quintero Fleites, una ferviente promotora de la lactancia materna en Villa Clara, esté de acuerdo y resulte partidaria de extender la jornada al resto del calendario, pues no ha de olvidarse que lactar es vida.