
A las puertas del verano, la Empresa Cervecería Antonio Díaz Santana, del Consejo Popular Manacas, perteneciente al municipio villaclareño de Santo Domingo, se alista para garantizar la bebida refrescante embotellada, dispensada y a granel que acompañará las fiestas populares y centros recreativos durante la etapa vacacional.
En esa fábrica del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA), cuyas producciones se extienden también a las provincias de Matanzas y Cienfuegos, ese encargo se convierte en un reto ante los años de explotación de su maquinaria, aun cuando para alcanzar mayor eficiencia, la industria es sometida a un proceso inversionista.

El 2018 resultó un año exitoso, a pesar de confrontar dificultades con el sistema de pozos que proporciona el agua a la industria, y la cebada empleada como materia prima para la elaboración de la cerveza.
Alcides López García, director general de esa entidad, expresó a Vanguardia que, de no ser por los innovadores, sería imposible responder a las demandas de sus producciones.
Relata que hace poco la línea de embotellado se paralizó sin que aparecieran los dispositivos de rodamiento. Finalmente, tras numerosas gestiones, los encontraron en un almacén de piezas ociosas en Sancti Spíritus, y luego de ser adaptados, nuevamente echó a andar.
La historia de la Cervecería Manacas, fundada el 15 de noviembre de 1953, está estrechamente vinculada con la firma Bacardí S.A., al constituir esta la tercera de las tres fábricas de cerveza existentes en la isla con la marca Hatuey. La riqueza del manto freático, con abundante agua de exquisito gusto al paladar, fue motivo suficiente para ser erigida en las llanuras de Santo Domingo.
Después del Triunfo de la Revolución, la fábrica tuvo el honor de recibir al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 6 de enero de 1959, en su marcha triunfal hacia La Habana con la Caravana de la Libertad.
Luego de su nacionalización, ofreció oportunidades de trabajo a residentes en las localidades de Cascajal, Manacas y Santo Domingo, quienes encontraron aquí su segundo hogar.
Ahora el Título III de la Ley Helms-Burton pretende arrebatarles la empresa estatal socialista, al cuestionar la legitimidad de su nacionalización realizada con apego al Derecho Internacional y amparada en el artículo 24 de la Constitución de 1940 vigente en aquel momento. Pero su colectivo, integrado por más de 400 obreros, enfrentan los nuevos desafíos, sin que engendro legislativo puesto en vigor contra la Mayor de las Antillas se convierta en una limitante en las aspiraciones de hacer del lugar una fábrica digna de los villaclareños.
En la década de los 90 del siglo pasado la industria sumó a su cartera de negocios la cerveza Bruja, ante el naciente desarrollo del polo turístico de la Cayería Norte; además, incorporó en ese período la cerveza dispensada y a granel, y elaborar concentrados de caldos para sus homólogas de La Habana y Pinar del Río.

Actualmente, la transformación de su imagen corporativa, con la pintura y renovación del edificio administrativo, hacen de la «Antonio Díaz Santana » un lugar donde se respiran aires de optimismo.
También se encuentra en fase terminal una laguna de estabilización para reducir la carga contaminante, la que, además de proteger el ecosistema, propiciará cumplir con las exigencias del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Reanudar la producción de malta constituye otro de los compromisos pendientes hasta que las condiciones tecnológicas lo permitan.
La incorporación de compresores nuevos, calderas y otros equipos, en proceso de instalación, prometen estabilizar sus producciones cumplidas en el primer trimestre de este año, y retomar su hegemonía en la región central.